Las obras abordan temáticas contemporáneas, como el consumo de estupefacientes y el abuso, desde poéticas diferentes y puestas en escena a cargo de Julio Panno y Andrea Garrote
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Por estas horas, dos títulos del teatro inglés contemporáneo emergen entre los cuatro centenares de propuestas que pueblan las carteleras de las salas porteñas y que conforman sus formidables circuitos oficial, independiente y empresarial, cada cual con sus reglas y sus motivaciones.
El 29 de mayo, el Complejo Teatral de Buenos Aires estrenó en la sala del Sarmiento Personas, lugares y cosas (People, Places and Things), texto de Duncan Macmillan, dramaturgo nacido en Londres en 1980, muy reconocido por piezas como Lungs o por su adaptación y dirección de 1984, la novela de George Orwell.
En tanto que, desde el próximo martes 25 se podrá ver en el Multiteatro la versión local de Prima facie, uno de los materiales más perturbadores rubricados por Suzie Miller, dramaturga australiano-británica, quien, además, ejerce la abogacía, conocimientos académicos que volcó en este material que forma parte de su corpus literario más reciente. En Londres, esta obra es protagonizada por Jodie Comer, ganadora del Tony por este papel.
Personas, lugares y cosas fue traducida por Nicolás Piccardo y cuenta con dirección de Julio Panno, mientras que Prima facie cuenta con adaptación y dirección de Andrea Garrote. Ambos materiales, que están precedidos por una notable repercusión en Londres -y en otras capitales europeas- conforman una suerte de avanzada del West End londinense en Buenos Aires, fenómeno que se ha registrado en otras temporadas con títulos importados de una de las cunas más representativas del teatro mundial.
Tanto Personas, lugares y cosas como Prima facie se centran en conflictos que tensionan cuestiones muy vigentes, como las adicciones o los abusos, y cómo repercuten tanto en la vida social de las víctimas como en el cosmos “macro” que interpela diversos estratos, poniendo en discusión el rol de la Justicia y sus procedimientos, y ciertas zonas de hipocresías y prejuicios imperantes.
“Me entusiasma la forma de hacer y ver teatro en Londres. Creo que, salvo por los presupuestos, tiene muchos puntos en común con nuestro off”, entiende Julio Panno, director que cuenta con una sobrada trayectoria en el género del musical con títulos como Una película sin Julie y Tango corrupto y obras de texto como El testamento de María, realizada recientemente con el protagónico de Eleonora Wexler en el Teatro San Martín y que también ha formado parte del West End de Londres.
En igual sintonía con su colega, la directora Andrea Garrote -quien también es actriz y actualmente ofrece el exquisito monólogo Pundonor en el teatro Picadero- afirma que “la obra resonará en el público porteño como en cualquier otro tipo de público; hay una universalidad, es un tema que está en todas las capas y geografías de la sociedad. El material plantea estas cuestiones desde lo legal, pero sin bajar línea”, sostiene en torno a Prima facie.
Las obras
En Personas, lugares y cosas, Duncan Macmillan centra su narrativa en Emma, una actriz que viene precedida por una sólida trayectoria y que atraviesa un momento exitoso que peligra a partir de su vínculo con determinadas adicciones. Un hallazgo del relato es que su foco no está puesto concretamente en esa vicisitud, sino en los modos con los que la sociedad, con mayor o menor eufemismo, se refieren a ellas. El dramaturgo escribió la pieza al enterarse que, en Inglaterra, las muertes por adicciones superaban a las provocadas por los accidentes de tránsito.
“Es muy interesante lo que pasa con el teatro cuando se tocan temas existenciales, humanos. Trasciende fronteras e idiosincrasias. Acá somos más pasionales, nostálgicos, creo que nuestro público lo va a vivir de una forma más cruda, pero la obra es la misma y uno empatiza siempre que quiera conectar con el material”, reconoce Florencia Otero, protagonista de Personas, lugares y cosas y quien le da vida a Emma.
En Prima facie, la mirada está puesta en la labor de una exitosa abogada que construye su carrera defendiendo a acusados de delitos sexuales. El abordaje del material se ancla en la posibilidad de un cambio de punto de vista, desafiando creencias y los modos en los que son escuchadas las víctimas de violencia de género.
“No juzgo al personaje que debo interpretar, me pongo a la par. Creo que la obra va a generar un debate más que interesante; es dura, porque la violencia sexual hacia las mujeres, aquí y en todo el mundo, es desoladoramente moneda corriente”, entiende la actriz Julieta Zylberberg, protagonista de este monólogo turbulento.
En ambas piezas, algo del orden de la supervivencia en el mundo actual se pone en juego. Incluso, en Personas, lugares y cosas, el dispositivo escénico permite que un sector del público se ubique de manera tal que pueda observar a los demás espectadores en un juego de espejos e interpelaciones.
Para Sebastián Blutrach -quien produce Prima facie junto a Tomás Rottemberg y Valentina Berger- la obra reúne “teatralidad, acción, potencia y un mensaje que no podemos dejar de escuchar, algo tiene que cambiar. Es universal y muy vigente, el feminismo, como nuestra última gran revolución, nos sigue interpelando, con mucho trabajo por corregir como sociedad y mucho por ecualizar para que triunfe con potencia y sea para todos y todas. La obra nos va a interpelar, como sucedió en todas las sociedades donde se estrenó; la dramaturgia es perfecta, mezcla de relato y acción, pura potencia”. El productor es también el responsable de la versión que se da con notable éxito en diversas ciudades de España y con la actuación de Victoria Luengo.
De visita
Tiempo atrás, la actriz Florencia Otero tuvo la posibilidad de ver una función de Personas, lugares y cosas en Londres y conversar con el dramaturgo Duncan Macmillan y con la actriz protagonista Denise Gough. “Para mí era muy importante hablar con ella para entender transiciones y abordajes como actriz. Saber si de alguna forma estaba en el camino correcto. También le pregunté cosas personales que me atraviesan desde que hago este rol y me dio mucha tranquilidad saber que a ella también le pasó. Con el autor hablamos menos, pero yo necesitaba tener claro que quería contar él con esta obra, qué cosas no se nos podían escapar. Termine de ver la primera función y necesite verla de nuevo”, sostiene la actriz, quien, en el escenario del teatro Sarmiento está acompañada por Beatriz Spelzini, Carlos Kaspar, Nelson Rueda, Coni Marino, Gabriel Rovito, Santiago Racca, María Latzina, Estefanía D’Anna, Roco Sáenz, Fiore Provenzano y Marina Artigas.
A la criolla
No es la primera vez que aquello que levantó su primer telón en el West End londinense se arrima a las costas rioplatenses, basta pensar en títulos como los musicales Shrek o Mamma Mia! o materiales de texto como La ratonera (The Mousetrap), el clásico de Agatha Christie estrenado el 6 de octubre de 1952 en el St. Martin’s Theatre. Esta obra de suspenso también se vio en Buenos Aires y, en ciudades como Mar del Plata, logró una singular permanencia en cartel de varios años de manera ininterrumpida.
Salas como Royal Opera House o el histórico Theatre Royal Drury Lane trascendieron las fronteras del West End de Londres para convertirse en sitios referenciales de la escena mundial cuyos estrenos luego recorren las principales capitales.
Las 39 salas de primera línea que conforman el circuito teatral a orillas del Támesis -sin contar los escenarios off- han sido cuna de títulos como El fantasma de la ópera, una pieza ineludible de Andrew Lloyd Webber que también pudo disfrutarse sobre nuestra calle Corrientes.
En 2018, en el teatro Sarmiento, donde hoy puede verse Personas, lugares y cosas, se llevó a cabo una experiencia de singular abordaje narrativo con la puesta en escena de An Oak Tree, escrita y dirigida por el actor y dramaturgo británico Tim Crouch que contó con Fernando Rubio como curador residente. Lo curioso de la propuesta es que es llevada debía llevarse a cabo por dos intérpretes, de los cuales uno solo conocía el material de antemano.
Continuando con esta tradición, el West End siempre es una usina que proveyó a Buenos Aires de muy buen material escénico y son nuestros realizadores los que bucean en esas zonas de exploración para hacer emerger cercanías.
“En la adaptación a nuestro entorno busqué que los personajes de nuestra historia se parecieran a nuestros parientes: el vecino, el cajero del súper. Para ello debimos dejar de lado toda artificiosidad y hacer una construcción muy sincera. Traté de hacer una puesta dinámica y poderosa, la cual se nutre del teatro físico y de la música electrónica, con un DJ que toca en vivo”, concluye Panno, en torno a su trabajo sobre Personas, lugares y cosas.
Andrea Garrote, en tanto, al frente de Prima facie, se ha anclado en la labor de hipótesis y conflicto: “Me gusta trabajar con tesis y refutación, y el humor como fluido. No hacer que la pieza sea solemne, a pesar de lo duro que cuenta y la exposición a la que es puesto el personaje. Hay algo de lo ridículo y de la red, de lo frágil, que le da organicidad. Se trata de plantear una reflexión y no una respuesta, eso hace que el texto tenga más brillo”.
Si la retórica shakesperiana siempre ha convocado a realizadores, intérpretes y públicos locales desde la más histórica tradición teatral, lo cierto es que hoy el West End londinense se respira con dos de sus mejores títulos, con temáticas absolutamente vigentes y modos de realización que van en busca de poéticas de ruptura.
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