El eterno retorno de Filomena Marturano
Llega al Teatro 25 de Mayo una nueva versión del clásico de Eduardo de Filippo, con Claudia Lapacó y Antonio Grimau en los roles principales
Creada por el dramaturgo italiano Eduardo de Filippo en 1946, Filomena Marturano es un potente material dramático que no sólo tuvo múltiples versiones escénicas, sino que, además, fue llevada al cine y a la televisión. En 1950, Luis Motura dirigió una película que interpretaron, en los roles protagónicos, Tita Merello y Guillermo Bataglia. Aún hoy es recordada como una de las grandes creaciones de esa década. En 1964 el director cinematográfico italiano Vittorio de Sica la recreó con el nombre Matrimonio a la italiana. El elenco estuvo encabezado por Sofia Loren y Marcello Mastroianni.
La pieza, que en 2006 tuvo su última versión en Buenos Aires (estuvo protagonizada por Virginia Lago y Hugo Arana, y luego por Betiana Blum, e hizo funciones en el Multiteatro), regresa a la cartelera porteña. A partir del próximo jueves se podrá ver en el Teatro 25 de Mayo. La versión pertenece a Dany Mañas, también productor de la obra. Con la dirección de Helena Tritek, el elenco está integrado por Claudia Lapacó, Antonio Grimau, Victorio D'Alessandro, Matías Mayer, Ignacio Pérez Cortés, Natalia Cocciufo, Abian Vainstein y Milagros Almeida.
En la obra original, Filomena es una mujer que ha tenido que dedicarse a la prostitución para así poder mantener a sus tres hijos. Tiene un amante mayor que ella, Domenico. A través de un juego casi perverso ella le pide casamiento al hombre. Cuando él accede, su realidad se verá notablemente modificada.
Una bella escenografía de Eugenio Zanetti cubre el escenario del magnífico teatro de Villa Urquiza. Un grupo de actores jóvenes entrena una escena de violencia. Helena Tritek sigue el juego desde abajo con atención y hasta acompañando con su cuerpo los movimientos de los intérpretes.
Claudia Lapacó dice estar sumamente feliz por participar de este proyecto. Dany Mañas la llamó de Estados Unidos para ofrecerle la obra y, aunque tenía un recuerdo vago de la historia, aceptó de inmediato. "Es que siempre está en el imaginario de las actrices hacer Filomena Marturano -cuenta-. Es uno de los grandes roles de la dramaturgia universal. En este momento pienso que es uno de los papeles importantes que no he tenido nunca, habiendo hecho personajes fantásticos. La estoy componiendo y el pensamiento de Filomena me parece muy valioso. Esa mujer que es prostituta, que ha vivido en la miseria, defiende a sus hijos, a su familia, de una manera muy conmovedora."
El actor Antonio Grimau llegó al proyecto por recomendación del director Santiago Doria. A Lapacó le pareció el intérprete ideal y él aceptó porque, según explica: "Hace mucho tiempo que quería trabajar con Claudia. Es una actriz enorme, completísima, en el terreno propio del trabajo. Una profesional increíble, de una aplicación, una energía y un amor que son notables".
Respecto de su personaje -Domenico-, el intérprete considera que no tiene la misma potencia que Filomena, aunque lo rescata con mucho interés. "Como dice Claudia, esta es una obra que tiene que ver con la mujer y el presente de la mujer. El lugar desde donde habla Filomena o el autor resulta un aporte muy importante. En definitiva es una historia de amor muy bella. Mi personaje tiene aristas muy interesantes para trabajar, matices muy distintos. Empieza siendo un poco cascarrabias y hasta podría decir, un mal tipo. Pero llegado el momento se sensibiliza y ahí aparece otro tono en su conducta y esa modificación resulta un gran desafío."
Ambos actores ya han trabajado con Helena Tritek. A Claudia Lapacó la dirigió en Corpiñeras, de Mirian Russo, y en Para qué las canciones, unipersonal de Gonzalo Demaría; en tanto que a Grimau lo dirigió en El precio, de Arthur Miller. "Yo estaba deseando que volviera a dirigirme porque me gusta su actitud, es muy amable, nunca se enoja, es paciente. Y además, los jóvenes con los que nos toca compartir el trabajo son muy talentosos", explica la actriz.
Intérpretes experimentados y muy versátiles, tanto a Lapacó como a Grimau les gusta jugar al teatro en los más diversos ámbitos "Cuando aparece algo que me gusta me zambullo en eso -explica ella-. Paso de salas de la calle Corrientes a sótanos o teatros pequeños. Nunca me fijo dónde estoy, sino qué estoy haciendo y si eso me hace feliz. Es muy importante moverse porque, en definitiva, todo termina siendo aprendizaje y crecimiento."
Grimau, en el último año, ha transitado "el fenómeno Susana Giménez (Piel de judas)", como él lo define; Mares de piedra, de Roxana Aramburú, en el ciclo Nuestro Teatro, en el Picadero, y de pronto se encuentra en Filomena Marturano. "Es otro extremo dentro del campo de la creación y es muy excitante. De un tiempo a esta parte algunos roles me tocan en la plenitud de mi carrera. La sensación que tengo es que vengo con un piso bastante sólido y con menos inseguridades. Siempre con preguntas, con dudas, pero con más aplomo."
Consultados acerca de la vigencia de esta obra, los dos actores reafirman la actualidad que, sobre todo, aparece en las pasiones de los personajes. "Es muy actual a la hora de hablar de los sentimientos. Como historia de amor y de vida es maravillosa", explica ella. En tanto él sostiene: "Es una notable reivindicación sobre la mujer. Creo que se entronca con lo actual. Es importante analizar la mirada del autor sobre la humanidad que le imprime a Filomena, el respeto que siente por ella. A mí me interesa muchos hablar de eso."
Una nueva versión de este magnífico clásico universal comienza a instalarse en Buenos Aires. Un poderoso alegato en favor de la mujer.
Filomena Marturano
Dirección de Helena Tritek
Teatro 25 de Mayo, Triunvirato 4444
Funciones, jueves y domingos,a las 20.30; viernes y sábados, a las 22
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