Con Díganlo con mímica, el humor blanco se impone en la calle Corrientes
Andrea Politti, Carlos Belloso, Iliana Calabró y Diego Gentile estrenan n el Multiteatro la comedia de Nelson Valente Díganlo con mímica, que se vale del conocido juego para hablar de los vínculos
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Platón ya lo dijo hace 2500 años: “En una hora de juego se puede conocer más acerca de una persona que en un año de conversación”. Partiendo de esa premisa, el dramaturgo y director Nelson Valente escribió la comedia Díganlo con mímica sobre los encuentros lúdicos de tres parejas de amigos, que con producción de Gustavo Yankelevich debuta esta noche en el Multiteatro y se suma a un circuito teatral cada vez más vigoroso, pese a la vigencia de la pandemia. Los jugadores son Andrea Politti y Carlos Belloso (el matrimonio anfitrión), Iliana Calabró y David Masajnik, y Diego Gentile y Gabriel Beck.
La acción transcurre un sábado a la noche, en una de las habituales reuniones del grupo. “Y si bien el juego (Dígalo con mímica) es solo una excusa para encontrarse, a veces pasa a ser el objetivo principal de la noche y hasta posible motivo de conflictos”, empieza explicando Carlos Belloso. “Es que no todos suelen venir con las mismas intenciones –agrega a su turno Diego Gentile-: por ejemplo, están los que simplemente quieren divertirse, los que arriban dispuestos a comerse todo y los muy competitivos, los que vienen a ganar o morir”. Pese a tratarse de una competencia amistosa, en esta velada especial “afloran las verdaderas personalidades de cada uno –suma Iliana Calabró- y a raíz de una mentira que luego se revela quedan expuestos como nunca los vínculos amorosos, de amistad y de familia, lo que seguramente generará empatía con el público”. En ese contexto “también entran en juego las diferencias entre la pareja homosexual y las dos heterosexuales”, señala Belloso.
Cada personaje tiene lo suyo. Sebastián (Belloso) es uno de los dueños de casa. “Soy el que intento que todos estén bien, que todos estén cómodos. Soy el moderador, el que trata de pacificar el ambiente, el que trata de mantener a toda costa la calma en el grupo, aunque después la pierda…”, adelanta sin spoilear demasiado. Paula (Politti), su señora, “es muy verborrágica, una persona que habla mucho y no escucha nada; es muy criticona, tanto de los amigos como de su propio marido, se cree perfecta y quiere tener todo bajo su control pero se le escapa bastante...”. Mónica (Calabró) “es muy pendenciera, muy confrontativa, va siempre a la contienda, a la pelea, a la lucha, lo suyo es el enfrentamiento, a todo lo que no le gusta le hace frente. Para bien o para mal, es frontal”. David (Masajnik) “es un depresivo, un tipo que siempre tiene problemas, que vive victimizándose, pero que a la hora del juego se transforma, es otra persona”. Rodrigo (Gentile) vive a la sombra de su pareja, “es el mandoneado, el que busca permanentemente la aprobación de su novio hasta que el tema se le complica...”. Por contraposición, Luciano (Beck), “es el que lleva adelante la pareja, el que indica los códigos y lo que cada uno debe hacer o no, hasta, crease o no, qué comer”.
¿Díganlo con mímica es una comedia solo para adultos o familiar? “Yo creo que todos van a disfrutarla –opina Calabró, la reina de las comedias blancas- , es muy sana porque habla de los amigos, las parejas y de la familias sin la utilización de un lenguaje fuerte; por ahí los chicos no harán la misma lectura de la obra que los adultos, claro”. A propósito, Gentile recuerda: “Vino a un ensayo mi sobrina de nueve años, Alma. Le dije que por las dudas se trajera el iPad, por si se embolaba, y sin embargo nunca lo abrió, estuvo prendida a fuego todo el tiempo y en los momentos del juego propiamente dicho se paraba y quería participar. Con ese antecedente yo creo que los chicos la van a pasar genial”. “Es que además es un comedia muy física –entiende Belloso- , estamos todo el tiempo poniendo el cuerpo y eso a los chicos les encanta”.
Politti acerca una teoría: “Hay algo que pasa acá, entre nosotros, que es para rescatar: tenemos mucha química, algo que no suele darse en un elenco numeroso. Los seis estamos en el escenario todo el tiempo conectados y divirtiéndonos, lo cual no es fácil. Yo creo que esa energía es la que va a llegar a la gente. Porque de verdad se ven seis amigos jugando. Es todo tan real que seguramente los chicos, que son los que más distinguen la verdad de la mentira, lo van a saber apreciar”. Para finalizar, Calabró añade: “Yo diría aún más, no creo que van a ser seis amigos jugando, va a ser toda la sala. Yo creo que naturalmente la gente, tanto adultos como niños, se van a involucrar con estos amigos y se va a sentir parte de esta reunión y de este juego. Y hasta me animaría a decir que dígalo con mímica se pondrá otra vez de moda entre las familias argentinas”.
Pero para los cuatro protagonistas de la pieza de Nelson Valente, Díganlo con mímica ofrecerá bastante más que diversión y juegos en escena. “Hay comedias en las que el público la pasa bien, se ríe y luego se olvida de todo y hay otras en las que también la pasa bien, pero luego se va a comer y se queda reflexionando sobre los distintos tipos de parejas y amores. Esto segundo es lo que pasa con esta comedia”, sostiene Gentile. “Es un poco lo de me río, me río, pero de qué me estoy riendo, ¿no?”, dice Politti. “Esta es una comedia que no te suelta –insiste Gentile- te la llevás a tu casa y queda en tu cabeza durante toda la semana”.
–En el elenco confluyen intérpretes con distintos backgrounds, algunos provienen de la TV, otros del teatro comercial y los hay del teatro independiente y del off. ¿Fue difícil amalgamar los distintos estilos?
Politti: –Para nada, eso es lo que nos llamó la atención. Creo que entre otras cosas se debe a que los seis tenemos muchas ganas de actuar en este contexto de pandemia.
Calabró: –Es que todos mantenemos la misma energía de trabajo. Sintonizamos solos. A veces te pasa que estás en elencos donde cada uno maneja una dinámica distintas de trabajo, acá por suerte eso no sucede y eso lo hace todo más fácil.
Politti: –O de repente te encontrás con personalidades que son más complicadas de comprender...
Gentile: –Los seis, proviniendo de caminos que se cruzan pero que son diferentes, tenemos el mismo nivel de juego; somos de golpe seis nenes jugando. Hay algo muy divertido en eso, cuando tenés el mismo código y no tenés a ninguno que diga: “yo necesito que me den dos horas para concentrarme”, como a todos nos ha pasado alguna vez y ahí te querés matar.
–Más allá de lo que ocurre entre ustedes, ¿consideran que siguen existiendo los prejuicios o diferencias entre los actores de método, los intuitivos y los mediáticos?
Politti: –Sí, el prejuicio es algo que es muy difícil de erradicar en el ser humano en general, y es terrible. En nuestro caso no se dio, pero existe. Pero hay mucha gente que tiene prejuicios, sobre Iliana y sobre mí porque hicimos demasiadas cosas en conducción. Y estará el que diga sobre Carlos que solo puede hacer teatro. Uno no tiene que quedarse en el prejuicio ni aceptarlo como una limitación, uno tiene que atreverse a extender el límite personal y decir: “a ver cómo es, a ver si hago esto y me gusta”. Así uno crece como persona y profesional.
Belloso: –Yo trato de hacer de todo y no acepto los prejuicios de los demás. Hago teatro, filmé con Lucrecia Martel y también estuve en 2016 en lo de Tinelli bailando con Osvaldo Laport la salsa de a tres. Yo saludo a los actores que se animan a probar todo. Pero reconozco que conducir un programa, como lo hacen ellas, no podría.
–Según la gacetilla de prensa, la pregunta que plantea la obra es: ¿el amor es aguantar al otro sin resentirse o es obrar con libertad? ¿Qué opina cada uno de ustedes al respecto?
Belloso: –Es un poco y un poco porque hay que tolerar ciertas cosas pero uno lo hace con amor. La tolerancia en la pareja siempre tiene que ser con amor. Y después la libertad de cada uno es fundamental, pero es como el planteo social: vos no podés cruzar con un semáforo en rojo porque tenés ganas de hacerlo; hay ciertas reglas que hay que respetar. Bueno, en el marco de una pareja debe suceder lo mismo.
Gentile: –A mí me rebela en una pareja la idea del amor asociado a la idea de aguantar como si no fueran compatibles. Sí creo que hay un lenguaje, un pacto que hay que armar con quien tengas enfrente armando un vínculo, en el que no tiene que haber mentiras, tiene que haber verdad y manejarte con lealtad a vos y al otro. Pero no creo que aguantar tenga que ver con el amor, tiene que ver con la mentira. Si hay amor no tenés nada que aguantar.
Calabró: –Y el respecto por sobre todas las cosas, ¿no? Pasa que en los vínculos hay cosas que se dan por sentadas y luego, cuando no se cumplen o se violan... Está claro que hay una falta de respeto, y cuando se quiebra la confianza, la relación después no puede retomarse. Mientras que haya respeto, lo otro, la tolerancia, es natural. Y sí, el amor es fundamental el, por sobre todas las cosas. Pero esa libertad tiene que ser natural y espontánea, no buscada o haciendo hincapié en eso, sino algo falla.
–En un contexto de pandemia, ¿es más difícil hacer reír a la gente o se corre con el beneficio de la necesidad imperiosa de diversión y distensión?
Politti: –Yo eso te lo voy a contestar después de que estrenemos, porque tengo una intriga... (risas).
Gentile: –Yo estuve yendo mucho como espectador al teatro en estos últimos tiempos y me di cuenta que el volumen de disfrute de la gente está muy alto. La gente está saliendo a pasarla bien. Creo que en tiempos prepandémicos algo así, tan notorio, no sucedía. Aún en los espectáculos que no me causaron mucha gracia, encontré que la gente estaba prendida fuego. Es obvio que hoy, más que nunca, la gente necesita divertirse.
–¿Cuánto ha variado el humor de los argentinos en todo este tiempo? ¿Hoy el humor es más blanco, más negro, más violento?
Calabró: –Yo creo que se volvió a las fuentes, al humor más blanco. Las circunstancias hicieron que cobrara vigencia el humor que hacía mi papá. Además, creo que muchas cosas de las que nos estuvimos riendo durante muchos años hoy no están bien vistas.
Gentile: –Sí, ponés una película cómica de los 80 y todo te suena desafinado. En ese entonces Porcel y Olmedo eran graciosísimos, hoy los ves y sus chistes resultan inadmisibles.
–Por último, ¿se puede hacer humor sobre la pandemia? ¿De qué manera?
Gentile: –Sí, se puede, solo que hay que encontrarle el tono justo. Tampoco creo que cualquiera lo pueda hacer, hay humoristas y humoristas. Yo no sé si lo podría hacer, de todos modos no me interesa hacer humor sobre la pandemia.
Politti: –En las redes te encontrás con muchos chistes al respecto. He visto striptease con barbijos. Ahora desnudarse no implica las partes del cuerpo que considerábamos eróticas sino, por ejemplo, las bocas. Hoy, en vez de ligas que se deslizan por las piernas, hay barbijos que suben y bajan por las comisuras de los labios. Me parece algo ingenioso y simpático.
Belloso: –Es casi ancestral la discusión sobre qué temas pueden ser tratados con humor y cuáles no. Yo creo que sí se puede hacer humor sobre la pandemia, pero con un mecanismo que permita la reflexión y no se burle de ella ni del gran dolor que acarrea. Con respeto se puede hacer humor de lo que sea.
Agradecimiento: Novotel Buenos Aires.
Díganlo con mímica. Funciones de miércoles a domingo, en el Multiteatro, Corrientes 1283.
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