Cita a ciegas con la música
La primera ópera rock para Teatro Ciego y un espectáculo apoyado en la grabación holofónica atraen a un público ávido de nuevas experiencias
Mientras el científico e inventor argentino Hugo Zuccarelli continúa atrayendo al público joven con la excusa de escuchar The Dark Side of The Moon , de Pink Floyd, en sistema holofónico y en un teatro totalmente a oscuras ubicado en el barrio del Abasto, en el otro extremo de la ciudad, en San Telmo, el grupo Las Pastillas del Abuelo se despacha con un ciclo bimestral presentando lo que bien podría ser la primera ópera rock en formato Teatro Ciego, basada en la vida de Ringo Bonavena.
Dos experiencias que se suman a una tendencia que, vaya paradoja, a primera vista iría a contramano de estos tiempos en los que la imagen parece devorarse el alma de toda expresión artística, sea en pequeños teatros underground, en salas de cine en 3D o en multitudinarios estadios al aire libre.
¿De qué se trata el Teatro Ciego aplicado a espectáculos musicales? ¿Qué es la holofonía? ¿Qué hace que una popular banda de rock se la juegue con una producción hasta aquí inédita en el país y la reproduzca dos veces a la semana, durante dos meses? Habrá que no ver para creer.
La música comienza. Cerca, muy cerca suena una guitarra de la que se distingue cada rasguido; a la derecha, una batería desprende en cada golpe un sonido exquisito donde se diferencian de tal manera los redoblantes y los platillos, que no aparenta estar a más de dos metros de distancia. Se escucha al vocalista de la banda, con precisión y claridad. Cuatro minutos después, David Gilmour, Roger Waters, Richard Wright y Nick Mason, integrantes del grupo de rock británico Pink Floyd, desaparecen totalmente y uno vuelve a su ubicación exacta: el Teatro Ciego del barrio del Abasto.
"¿Les gustó The Flesh?", pregunta Hugo Zuccarelli, responsable del espectáculo de música en total oscuridad con parlantes holofónicos –de su creación– a las personas que concurrieron a su espectáculo. "¿Qué sintieron?", indaga sonriendo.
La claridad musical dscripta, no podría haber sido posible de no existir la holofonía, creación de Hugo Zuccarelli, en 1980. "Descubrí cómo funciona el oído humano y pude entender que éste hace algo más que escuchar el sonido: lo interpreta y le da un lugar en el espacio", explica. "Cuando entendemos los mecanismos por los cuales funciona el oído y los replicamos, estamos no sólo poniendo sonidos en el espacio, sino que también le estamos diciendo al cerebro que puede escuchar y comprender con naturalidad cada tono grave, medio y agudo que siente sin saber que el sonido no está sucediendo cerca de uno, sino que procede de una grabación".
Cuenta que los parlantes convencionales reproducen los tonos graves y agudos de acuerdo a un patrón que no es muy fiel, ya que logra siempre el mismo tono grave y el mismo tono agudo. Por ejemplo: en una película explota una bomba, y se escucha una bocina de barco; y el sonido grave que uno escucha es el mismo en ambos casos. Por lo tanto el oído no distingue el sonido como si ocurriera en la vida real.
Desde 2012, Zuccarelli utiliza una sala del teatro para hacer que personas fanáticas de la música puedan disfrutarla con una calidad tal que no se distinga si es un disco o cantantes interpretando su música en vivo.
"Empecé en el Teatro Ciego porque me llamaron para pasar una grabación holofónica en la oscuridad, y no tenían para pagarme. Entonces, me ofrecieron una sala para que hiciera un show. Me pregunté qué podía hacer y me dije: pasemos Pink Floyd en la oscuridad; de esta forma la gente iba a poder disfrutar de la música de manera distinta".
La primera vez, la concurrencia fue por invitación y mantuvieron la sala sin luz mientras los invitados ingresaban. Ellos no sabían dónde se estaban sentando, ni qué había a su alrededor. Pasaron The Wall, de Pink Floyd y cuando terminó la función la gente analizaba la sala esperando encontrar varios parlantes y personas que hubieran actuado. Sucede que los parlantes holofónicos, envían información cognitiva al cerebro, para que quienes escuchan, sientan que la banda o el intérprete que están oyendo toca sólo para ellos. "Es estar en el momento culminante de la carrera de estos artistas; en la toma mejor. Porque cuando escuchas una canción en un CD, capaz que el cantante la grabó 25 veces y 24 no le gustaron, pero esa que estás escuchando justo es la que le gustó."
Zuccarelli dice que le falta ser conocido, así la "magia" de estos parlantes se expande, y bromea con una máxima que dice que es de su invención: "el progreso funciona sólo cuando es inevitable". Para eso ejemplifica: "¿Tenés una idea de la cantidad de fábricas de fax que existen en este momento?, no hay ninguna. Pudieron hacerlas antes porque no advirtieron que había empezado una revolución. Cuando les llegó que la gente se mandaba mails, sin necesidad de papel, no pudieron hacer nada. Ahí ves que el progreso funciona sólo cuando es inevitable". Está convencido de que los fabricantes de parlantes se van a dar cuenta de que los convencionales van a desaparecer. "Es una teoría de sustitución –dice–; y la otra razón es porque todavía no son tan conocidos".
No quiero poner una fábrica de parlantes holofónicos, porque enseguida te los copian. Y lo peor es que esa copia no es igual al original, entonces a la larga el sonido no es el mismo y tendrías una copia pirata, sin calidad. Yo quiero vendérselos a los chinos, pero no puedo ir solo. Necesito un sponsor, un respaldo de algún gobierno. Mi tarea es lograr que llegue a todo el mundo, y dudo que se pueda hacer bien si no llega a China. Yo les quiero enseñar cómo hacerlos. Quiero abaratar los costos y que la difusión sea máxima, y que sea más accesible; que tengan el precio de una patineta. El único stock de parlantes holofónicos, lo tengo yo. Nadie más tiene un parlante así."
Zuccarelli planea mes a mes la programación, y anuncia vía Facebook y por la web del teatro cuáles serán las proyecciones holofónicas que habrá. Para hacerlo, analiza lo que la gente quiere y pide en su Facebook. "Hace poco tuvimos un evento que organizó un fanático de una banda que se llama Tool –comenta–. Vinieron más de 250 personas. Como la sala no tiene capacidad para tantas, dejamos que los que quisieran se sentaran en el suelo y, además, le dimos el ticket para venir otro día. Hay bandas que traen su propia gente. Vos podes traer tu banda, con tu CD y si lográs juntar un mínimo de 20 amigos… lo pasamos sin problemas. Lo que yo quiero es romper el puente entre el artista y la persona".
- Parlantes holofónicos
De martes a sábados.
Teatro Ciego, Zelaya 3006.
Hoy, a las 20, The Dark Side of The Moon, y a las 21, Meddle.
Mañana, a las 20, Lo mejor de Queen.
Entrada, $ 80.
Hugo Zuccarelli
Un invento que fue de Pink Floyd a Michael Jackson
- Crédito
En los créditos del álbum The Final Cut (1982), de Pink Floyd, figura: Holofonía, Hugo Zuccarelli. - Juicio
Zuccarelli mantuvo un juicio con la empresa Sony, por no haberle pagado las regalías por su trabajo en el álbum Bad (1987), de Michael Jackson. Las copias registradas con holofonía, fueron retiradas del mercado. - Intento de robo
Además de trabajar con Roger Waters, Stevie Wonder y Lionel Richie, entre otros, Zuccarelli estuvo a punto de colaborar con Paul McCartney, pero sugiere que el beatle le quiso robar su invento.