El músico y los cantantes, que se conocieron hace 30 años en el musical Drácula, ofrecerán un recital este sábado, en el Ópera
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Se conocieron hace 30 años en el Luna Park, cuando coincidieron en un mismo proyecto laboral, un gran proyecto: Drácula, el musical. Ángel Mahler era uno de sus creadores (junto a Pepe Cibrián Campoy), el compositor de la música y director de la orquesta; y Juan Rodó y Cecilia Milone, dos principiantes que, luego de intensas y masivas audiciones, se quedaron con los papeles principales del musical que haría historia: el conde de Transilvania y su objeto de amor, Mina Murray. A partir de ahí los tres hicieron carrera, en la música y en la actuación, y se convirtieron en referentes indiscutibles del teatro musical. Hoy son grandes amigos y se volverán a reunir el sábado 13 sobre un escenario, el del Teatro Opera, para ofrecer un recital dedicado, fundamentalmente, a lo mejor de Broadway, titulado Musicales en concierto. Pero esta vez Rodó y Milone serán más cantantes que intérpretes y Mahler, más músico que director de orquesta. “Si hay algo importante en este trío, además del cariño que nos tenemos, es el amor por la buena música y los musicales, a los que respetamos y queremos homenajear”, redondea Mahler, el generador del encuentro y artífice del espectáculo, en diálogo con LA NACION.
–¿Cuál será el repertorio y cuál fue el criterio de selección del mismo?
Cecilia Milone: –Ángel eligió la mayoría de los temas. Porque nos conoce mucho y sabe qué nos emociona a cada uno.
Juan Rodó: –En mi caso habrá temas de obras que yo he atravesado en todos estos años, como La Bella y la Bestia, Los Miserables y Jekyll & Hyde. Estarán presentes porque fueron importantes en mi carrera pero también porque lo son dentro de la historia de los musicales.
CM: –Esto lo quiero aclarar muy bien: él es muy cómodo y no quiere estudiar nuevos temas, así que seré yo la que le ofrezca al público las novedades. Por ejemplo, no haré canciones de Company ni de Sorpresas, porque son obras que hice y no me generarían ninguna exigencia. ¿Se entiende el mensaje, Rodó? (risas).
Ángel Mahler: –Es verdad, Cecilia ha tenido que estudiar mucho, porque los medley de La novicia rebelde y de Mary Poppins, que hará, son muy difíciles.
JR: –Ah, no, yo voy a blanquear todo: la verdad es que los arreglos estaban compuestos de antes y Ángel no quería arreglar más temas nuevos. Por eso me tocaron los que me tocaron. ¡La culpa es de él! (risas).
ÁM: –¡Eso es blasfemia! Yo no tengo problemas en trabajar, a mí me gusta componer y arreglar todo lo que haya que arreglar, más allá de que algún arreglo puede haber estado ya escrito para alguna otra ocasión… (risas).
CM: –Hablando en serio, si bien yo soy mezzosoprano, él me está haciendo cantar casi como una soprano, exigiendo como nadie mi costado lírico. Y le acepto todo porque Ángel tiene sobre mí una autoridad inaudita. Yo no soy tan modosita sino más bien rebelde, pero con él soy obediente. Hay confianza y respeto, y nos entendemos simplemente con una mirada. De todos modos, yo me atreví a sugerirle que sumáramos algo del musical típico norteamericano, emparentado con el jazz, y por eso cantaré “Maybe This Time”, de Cabaret.
–¿Será un único recital o existe la posibilidad de repetirlo en otros escenarios, a lo largo del país?
ÁM: –Después del Ópera haremos algunas funciones más: estaremos el 19 y 20, en Rosario (Teatro Broadway); el 25, en Canning (Teatro Canning); el 26, en Lomas de Zamora (Coliseo); y el 27, en La Plata (Coliseo Podestá). Y dejaremos ahí porque cada uno tiene distintos compromisos para la temporada de verano, pero seguramente retomaremos el show en algún otro momento. Este concierto da para más. Como somos un grupo pequeño, podríamos ir de un lado para otro sin problemas. Nació en tiempos de pandemia, íbamos a debutar en marzo. Por eso concebimos como acompañamiento a un cuarteto de cuerdas y un piano, la formación más aterciopelada y romántica posible para un momento así, cuando no podía haber mucha gente en el escenario. Después decidí respetar esta formación por una cuestión de gustos, no de presupuesto.
CM: –Es que el espectáculo se creó para eso, tiene ese peso, tiene ese protagonismo del piano y de las voces, sostenidas por el sonido de las cuerdas. Sin esta formación quizás no hubiéramos elegido este repertorio. Haremos temas solistas y a dúo.
JR: –Además de los comedias y películas musicales que ya nombramos, haremos temas de West Side Story, El fantasma de la ópera, El mago de Oz, A Chorus Line, Annie, Hello Dolly! y El hombre de La Mancha. En total serán 24 canciones a lo largo de cien minutos.
–Entre tantos musicales extranjeros, ¿no habrá un espacio para homenajear a los títulos nacionales?
ÁM: –Bueno, ya que voy a estar al mando de un piano importante, de cola, un Steinway, voy a hacer una suite de Las mil y una noches, y después, una vez que termine el espectáculo, en el momento de los bises, habrá una sorpresa nacional de 18 minutos.
–Estarán dedicados a Drácula...
ÁM: –Y…sí. Son varios temas completos y ahí invitaremos a la gente que nos acompañe cantando.
–¿De alguna manera este recital se propone festejar los 30 años de relación entre ustedes?
CM: –Sí, definitivamente. La pandemia nos dejó a todos mutilaciones, del alma, económicas o de cualquier otro tipo, unas más dolorosas que otras; y será por eso que necesitamos aferrarnos a nuestros afectos. Una de las primeras personas que llamé durante la pandemia para ver cómo lo estaba pasando fue Ángel, con el que no conversaba hacía mucho tiempo, al menos no así, tipo amigos. Y no creo que haya sido una casualidad. Después lo llamé a Juan para armar un espectáculo, y más tarde Ángel nos llamó a los dos. Hay algo que nos une a los tres y que se volvió a dar en esta situación tan penosa: mientras nos enfrentábamos a algo que traía muertes, miramos para atrás y volvimos a descubrir que en nuestras vidas somos muy importantes, como personas, digo, no sólo como artistas que se conocieron en un suceso tan importante como el de Drácula. Vimos nacer hijos y morir a nuestras madres, compartimos tanto la felicidad como el dolor. Nuestro vínculo es muy sólido y por eso está bueno festejarlo.
–Cecilia y Juan: ¿qué sintieron cuando se enteraron por LA NACION la semana pasada que Ángel y Pepe habían firmado la pipa de la paz y que Drácula finalmente celebraría sus 30 años de existencia con una serie de funciones en el Luna Park, en abril del año próximo?
JR: –Nos alegró muchísimo la noticia. Está buenísimo que así suceda, porque tanto nosotros como el público nos merecemos este festejo.
ÁM: –Mucho tuvieron que ver mis hijos, Damián y Emanuel. Ellos me decían que tenía que separar las cuestiones personales (con Pepe Cibrián Campoy) de la obra, que una cosa no tenía que ver con la otra, y que Drácula, por lo que significaba para los argentinos, tenía que volver a los escenarios. Y después de meditarlo mucho…
JR: –Y de lo que yo insistí, también…
ÁM: –…Y de mucha pelea interna, finalmente di el okey. También ayudó el vivo que hizo Cecilia por Instagram el 29 de agosto (justo el día en que se cumplían los 30 años del estreno de Drácula) porque allí coincidimos con Pepe. El reencuentro me tomó por sorpresa, pero no me disgustó. Hasta entonces él estaba peleado con todos nosotros.
–¿Habrá algún cambio en la reposición de la obra?
ÁM: –Vamos a hacer un trabajo muy importante en la escenografía, en el vestuario, en los telones. Vamos a respetar los lineamientos estéticos del original, pero esta versión de Drácula va a ser mejor que la de 1991. La esencia de la obra va a seguir siendo la misma, porque es lo que gustó en el público y lo que nos gusta a nosotros, pero el envase va a ser superior.
–¿Qué creen que les ocurrirá cuando, 30 años después, vuelvan a pisar el escenario del Luna Park, donde nació el espectáculo y de alguna manera sus carreras?
JR: –Emocionalmente, va a ser tremendo. Porque ahí nacimos como artistas. Eso es innegable y a Drácula le debemos nuestras carreras, nos cambió rotundamente. El primer año fue muy movilizante, hasta el punto de que me desconfiguró y tuve que empezar terapia. Fue un cambio muy drástico en mi vida, y no solo porque pasé de ser un maestro de música en colegios a un artista de musicales, sino porque pasé a representar algo muy importante para la gente. Algunos empezaron a tratarme como a un Dios, y a venerarme. Eso me sacó del eje, pero luego logré reubicarme, quedarme con lo maravilloso que significa la admiración del público y seguir creciendo como profesional.
CM: –Es que fue un nacimiento a todo trapo, tanto es así que cada 29 de agosto todos nos saludamos, nos mandamos mensajes, como si fuera un San Valentín. Para nosotros Drácula es una gesta que nos unió para siempre. Lo que va a ser fuerte es volver al Luna Park sin Tito (Lectoure, el productor del oneroso espectáculo y dueño del estadio).
ÁM: –Va a ser algo muy fuerte. Como crecimos como personas, hoy somos más conscientes del fenómeno Drácula y lo valoramos más que en aquel momento, cuando teníamos sólo 20 ó 30 años. Lo que pasó con Drácula fue algo muy quijotesco, la manera en que nos trató el medio, los críticos y todo lo que rodeó a la obra fue increíble. Aún me acuerdo la ceremonia de los premios ACE, donde arrasamos; fue como ganar un Oscar, algo mágico. Lo que vivimos en aquel entonces fue algo tan grande y tan lindo… fue como La conquista del desierto, un milagro, no sé si podríamos volver a repetirlo en un país con tantos vaivenes económicos. Teníamos la inconsciencia de la juventud y pensábamos que podíamos atravesar el mar sin ahogarnos. La verdad es que el Pepe Cibrián de aquel momento y yo éramos dos guerreros impresionantes, y lo seguimos siendo por años, hasta que llegó la separación. Por décadas nos unió seguir creando y mantener bien alto nuestra marca y nuestro aporte al teatro musical en la Argentina, más allá de los avatares económicos del país.
–Acabás de nombrar a Pepe, ¿volverán a trabajar juntos en otro proyecto después del reestreno de Drácula?
ÁM: –No, tengo un montón de proyectos para 2022 y 2023. Ahora estoy trabajando con otro socio, que se llama Luis Pascual y se encarga de toda la parte visual de los espectáculos, y con él tenemos un montón de proyectos en común. Disfrutar de este regreso de Drácula me parece que va a ser alucinante, pero no avizoro seguir haciendo musicales con Pepe. Creo que este es un reencuentro que nos debíamos y que será también un cierre de ciclo. Más que hablar de despedidas, o del final de la dupla, prefiero hablar del festejo de la historia de una sociedad muy exitosa que duró el tiempo que debió durar.
Agradecimiento: Novotel Buenos Aires
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