Carlos Mathus: el dandy de la escena independiente
Él abría las puertas de su teatro como si fueran las de su casa, con una sonrisa de papá bueno. Es que pasar un rato en el Empire fuera del horario de función era como ser invitado a tomar un té por la familia más amorosa. Ahí estaban Carlos Mathus, con Antonio Leiva (su compañero de vida durante 48 años), César Mathus (perfecto administrador de la sala), algunos perros y un equipo de gente que trabaja ahí desde hace años, signo de que todo ese hálito de familia es real, nada es falso.
Fue algo así como el dandy del teatro independiente. Hace unos 40 días le diagnosticaron un cáncer de vejiga fulminante que terminó con su vida ayer por la tarde, en su casa, rodeado de amor. Un erudito en todas las ramas del arte, se caracterizó por su gran generosidad, su libertad de pensamiento, honestidad intelectual y disposición para romper con todos los dogmas y tabúes.
Se dedicó al teatro desde su adolescencia, tanto como autor y director. Fue el creador del famoso grupo TIM Teatro (Teatro Independiente del Magisterio), de Rosario, en 1956, donde montó sus propias obras a partir de 1963. Allí fue uno de los que sentaron las bases de un teatro independiente modificador.
En 1966 migró a Buenos Aires, donde continuó trabajando, y luego de presentarse como invitado en el VIII Festival Internacional de Teatro de Nancy, Francia, produjo uno de los éxitos mayores del teatro argentino, tanto a nivel nacional como internacional: La lección de anatomía, obra que estuvo en cartel 36 temporadas. Se estrenó en 1972 y por ella pasaron cientos de actores argentinos que, luego, se hicieron famosos. Con temporadas simultáneas y giras en la Argentina, España, Brasil, Chile, Venezuela, Paraguay, Uruguay y Austria, fue un éxito inédito en la historia del teatro argentino, que recibió el Premio Estrella de Mar (1976) y el ACE a la permanencia, en 1993.
La producción de Mathus incluyó más de 140 títulos de teatro, ópera, danza, pantomima, shows musicales, radio y TV. Su teatro fue siempre innovador, audaz y provocativo, y fue dueño de un poderoso lenguaje propio. Entre las quince piezas de su autoría, además de La lección de anatomía, se destacan Cuarto de espejos y El primero que llega -ambas estrenadas en el Instituto Torcuato Di Tella de Buenos Aires-, El jardín de las delicias -seleccionada para representar a la Argentina en el VIII Festival Mundial de Teatro de Nancy, Francia, en 1971-, además de Huija, la muerte -presentada en el Festival de Palermo en 1974 y luego estrenada en Brasil como Briga de foice en 1985 y, posteriormente, en Buenos Aires como Doce rounds, en 1990-. Dirigió obras de Eugene Ionesco, Arthur Adamov, Michel de Ghelderode, Gregorio de Laferrere, Truman Capote, Timochenko Whebi y otros autores, y su puesta de He visto a Dios, de Francisco Defilippis Novoa, recibió el premio a la mejor dirección en el Primer Certamen Zonal de Teatros Independientes del Noreste Argentino en Posadas, Misiones, patrocinado por la Dirección General de Cultura de la Nación y el Fondo Nacional de las Artes, en 1964.
Como régisseur de ópera, Mathus llevó a cabo las puestas en escena de Manon Lescaut e Il giovedi grasso, en el Teatro Colón. En el marco del teatro musical dirigió La historia del soldado, de Igor Stravinsky, en la que participó el grupo I Musicisti (hoy Les Luthiers). Fue creador de espectáculos de mimo, danza, luz y sonido, y responsable de shows de artistas tales como Elis Regina, Valeria Riz, Lalo Schiffrin, Toquinho, Vinicius de Moraes y Facundo Cabral, entre otros. En 1996 reabrió el teatro Empire (donde será velado) y logró recuperar su esplendor edilicio y artístico. Mathus fue un maestro y un inspirador para todos los que trabajaron al lado de él.
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