Camarera: chicas poderosas que toman la escena musical
Camarera / Libro: Jessie Nelson / Canciones: Sara Bareilles / Dirección: Natalia del Castillo / Dirección musical: Mariana Zayas / Elenco: Josefina Scaglione, Natalia Cociuffo, Maida Andrenacci, Felipe Colombo, Mario Pasik y elenco / Teatro: Metropolitan / Duración: 120 minutos / Nuestra opinión: muy buena
En el prolífico mapa de musicales que se configuró este año, con regresos de adorados clásicos (Hair, A Chorus Line, Cabaret), el desembarco de una propuesta moderna importada de Broadway que, aunque impactó en Nueva York, no había llegado a oídos del público argentino, implicaba un gran riesgo para sus productores. Que se agradece y se celebra: Camarera, la adaptación local de Waitress, es una propuesta necesaria por varias razones.
En un género muchas veces copado por los cuentos de mujeres detrás de príncipes azules, Camarera propone lo opuesto. La protagonista –interpretada con sutileza y matices por la talentosa Josefina Scaglione– es una mujer atrapada en un matrimonio en el que es víctima de violencia de género, que queda embarazada, que toma una decisión sobre su cuerpo y su maternidad. Lo hace apoyada por otras dos mujeres que también cuentan sus propias historias de empoderamiento: Dany –desopilante actuación de Maida Andrenacci–, una chica que abraza sus particularidades y se decide a amar, y Bety –sólido trabajo de Natalia Cociuffo–, esa amiga admirada porque sabe lo que quiere y es faro para el resto.
En segundo lugar, Camarera demuestra que para modernizar el musical no hace falta perder un ápice del código que es esencial en el género. Diálogos cantados, cuadros inesperados, absurdos y mucho color, configuran un despliegue escénico lleno de ritmo. Se hace evidente la mano de una directora avezada en musicales nuevos e irreverentes como Natalia del Castillo (Avenida Q).
Un párrafo aparte merecen los trabajos del elenco masculino: Mario Pasik impone experiencia y seguridad; Roberto Peloni vuelve a demostrar que el personaje se completa en el actor que le pone cuerpo. Más allá de lo escrito en el texto, Oski, un nerd devenido semental que conquista a Dany (Andrenacci), es un ser fascinante por la extraordinaria pericia de un gigante de la comedia como es Peloni. Para desternillarse de risa.
Por último, es clave destacar la adaptación al español de las canciones de Sara Bareilles, que supo poner el pop más contemporáneo en un musical con absoluta organicidad. Aunque sucede en los Estados Unidos, los temas instalan al espectador en un lugar cercano, en sensaciones posibles; conmueven. La obra cocina a fuego lento al espectador, lo atrapa, y lo devuelve a la calle porteña con una sonrisa.
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