Gershwin, el amor está aquí para quedarse: cálida celebración de la melancolía del amor
Autor: Carlos Vittorello / Intérpretes: Flavia Vitale (actuación y canto) y Carlos Bendayan (piano) / Escenografía y vestuario: Sabrina López Hovhannessian / Iluminación: Caio Senicato / Dirección: Jorge Diez / Sala: El Ópalo, Junín 380 / Duración: 50 minutos / Nuestra opinión: muy buena
El escenario de El Ópalo permite hacer un viaje a través del tiempo y escuchar cantadas e instrumentales, algunas de las mejores composiciones de George Gershwin. Esta obra musical breve, escrita con acierto por Carlos Vittorello, permite en su cierre, interpretado con una intensa emoción por Flavia Vitale, el último tema compuesto por Gershwin, "Love is Here to Stay", al que su hermano Ira le puso letra después de su muerte y fuera incluida en Un americano en París (1951).
El espacio ideado por Sabrina López Hovhannessian nos traslada, con algo de imaginación, a un amplio departamento de Manhattan, con paredes de ladrillo a la vista y techos altos, en el que una ambientación art déco en detalles de escenografía y exquisita iluminación de Caio Senicato, le permiten a Flavia Vitale asumir el papel de la compositora Kay Swift /Katharine Faulkner Warburg, amiga y se dice amante de Gershwin, acompañada por Carlos Bendayan, en piano, que muy sobriamente asume el personaje del millonario marido banquero de la que fue la investigadora y asesora musical del autor.
En la obra, cada rincón se tiñe de un clima ideal para las canciones. Incluso hay espacio para una sensual escena, luego de un inicio instrumental con fragmentos de "Rhapsody in Blue", tan reconocida como su ópera Porgy and Bess, de la que acá se incluyen "I Loves You Porgy" o "Summertime". A continuación la actriz-cantante deslizará su cálida voz por la balada "Someone to Watch Over Me", del musical Oh, Kay!, como Gershwin había apodado a su amiga.
El espectáculo es como una brisa muy cálida que permite revivir instantes de algunas de las melodías de ese artista de formación clásica, que supo homenajear la música negra de New Orleáns, a la que le adicionó un intenso romanticismo. Con estos elementos, el director Jorge Diez guió con afecto e inteligencia a la muy valiosa Flavia Vitale, formada en la escuela de Alejandra Boero.
El show incluye trece composiciones, las que a través de sus intérpretes y la puesta en escena adquieren el vigor de una dulce y anhelada melancolía, que invita a escuchar a Gershwin, como una manera de revisitar esa música que cautivó desde Sarah Vaughn, hasta Ella Fitzgerald o Frank Sinatra.
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