Cabaret tiene nueva Sally
Allá en la época del Parakultural, en los años 80, una actriz pizpireta asomaba con el nombre de Karina K. Luego, se afianzó en el canto y el baile, y pasó a integrar la nueva generación del musical, por los años 80. Incluso cuando los "susanos" eran auténticos artistas del género, por 1987, a la hora de cantar, la diva de los teléfonos hacía pasar al frente a Karina (Moccio, por ese entonces). Luego, viajó a Europa y volvió a su nombre de sótano e hizo tanto musicales como unipersonales de humor en el under español y argentino.
Mañana se le cumplirá un sueño que guarda de chica: personificar a Sally Bowles, la copera del musical Cabaret , de Kander y Ebb. Alejandra Radano -que lo hizo hasta el domingo- debe volver a Europa; entonces, Karina tomará la posta para darle una nueva vuelta de tuerca al papel que hicieron desde Liza Minnelli hasta Ute Lemper o Andrea Tenuta.
"Mi historia con el personaje data de hace muchos años. En mi corazón siempre quise hacerlo. Cuando era chica, mis viejos habían comprado el disco de la película y lo escuchaba todo el tiempo; bailaba y jugaba a que era Liza. Casi no tuve que estudiar la partitura porque la tengo muy presente desde aquel entonces", explica emocionada. "Años atrás, cuando vivía en España, me presenté para el rol en una versión que se iba a hacer en Barcelona. Me fue bastante bien, pero no me tomaron porque no hablaba catalán. Después, en 1988, me fascinaba ver a Andrea Tenuta hacer ese papel. Yo estaba trabajando en Sugar y cada vez que terminaba la función me escapaba al Metropolitan para ver el final de Cabaret, una y mil veces".
En 2001, cuando la obra estuvo a punto de subir a escena una vez más en Buenos Aires, según la versión de Sam Mendes, Karina se presentó para las audiciones. "Me había alejado ya del teatro musical; estaba dedicada al varieté y a las improvisaciones, y no me conocían; entonces, no me dejaron audicionar para el protagónico. Pero quedé para el elenco y el reemplazo de Kost. Pero no se hizo", recuerda.
Hubo una revancha más, aunque frustrada. El año pasado audicionó para este papel y llegó hasta el final, pero fue elegida Romina Gaetani. Luego, cuando decidieron llamarla a ella, estaba en Japón haciendo un curso y comprometida para una segunda temporada de Víctor Victoria , donde se destacó en el papel coprotagónico. Pero la partida de Radano le dio la chance final. Y el sueño se cumplió.
"El día que me gané el premio Florencio Sánchez me dieron la noticia. Fue muy loco por este vínculo profundo que tengo con la obra. Es casi místico. En España hice mucho café concert e integré un grupo de neocabaret, con el que viajamos a Berlín, luego de la caída del Muro. Me pasó algo fuerte al reconocer el lugar. Eso mismo me pasa con Cabaret . Es algo que va a lo profundo".
Vio muchas veces esta versión, pero afirma que le sirvió para saber en qué lugares no caer. "Los responsables de la puesta me dijeron que querían que hiciera otra Sally. Si bien la Radano y yo tenemos vivencias parecidas o un color similar, esencialmente somos distintas. Entonces, ya hay cosas diferentes en lo que es la composición. Desde el comportamiento físico o el acentuar más el erotismo y la sensualidad de Sally, así como el humor. Eso no quita que hay momentos que tengo que transitar que me hacen sufrir. Me duele Sally Bowles. Sobre todo en los acontecimientos que suceden en el segundo acto", explica.
No se cansa de repetir el aporte que le hizo Rubén Viani, el director de actores de la obra. "Está todo como muy sereno, comprobado, y el espectáculo es un éxito. Tiene el ritmo que no tenía en el comienzo y me tengo que poner a engrasar el engranaje. Lo que más me preocupa es el timing . Le debo mucho a Viani porque éste es un personaje que requiere mucho más que dos meses de ensayo. Pero adelgacé muchísimo, cambié mi máscara y estoy mucho más flaca que la pomposa Norma Cassidy que hacía en Víctor Victoria . Pensá que Sally se alimenta muy mal, es alcohólica, fuma y vive la noche del cabaret con resaca."
Antes de meterse en la piel de su criatura, Karina trabajó sus características e hizo un estudio de documentación sobre la época del prenazismo. "Me interesó estudiar el mundo de este personaje, su relación con la política, el arte y el amor, antes de ponerle el cuerpo. Me sentí muy contenida desde que empecé, a pesar de que uno necesita el correr de las funciones para poder fortalecerse."
La mayor parte de las escenas debe interpretarlas con Marcelo Trepat, quien fue su compañero en su segundo protagónico en un musical: Te quiero, sos perfecto, cambiá , y por el cual se ganó un sólido lugar en el género (el primero fue Drácula) . "Miro a Marcelo en el tema «Tal vez ahora» y está tan encarnado... Transmite tanto amor en su mirada... ¡Y me sirve tanto para ese momento! La vida nos junta", dice.
También se incorporó al elenco Laura Silva, en lugar de Patricia Echegoyen, como Fraulein Kost.
-¿Estás tocando el cielo con las manos, Karina?
-Siento que hay muchos cielos. Y éste es uno. Tenía que pasar por este personaje; no me lo quería perder y tenía miedo de que se me pasaran la edad y el tiempo. Por eso, me lamenté mucho por no haberla hecho al principio. Pero todo llega, ¿viste?