Buenos Aires friendly : se expande la estética queer en el espectáculo
La obra Los invertidos fue estrenada por José González Castillo en 1914. En ella, el autor de varios tangazos reproducía los prejuicios de la época en relación con la homosexualidad. Sin ir más lejos, apenas comienza la trama, la mucama Petrona, recordando a un gay, dice como si nada: "Casi todos los mariquitas que yo he conocido o he oído decir, han muerto como si juera un castigo de Dios". Simpática Petrona.
Cuando en 1990 el gran Alberto Ure llevó Los invertidos a la escena oficial, el tema de lo gay en el teatro se convirtió en fija. Dos años después, Rodolfo Ranni le estampaba un ruidoso beso a Gerardo Romano en Zona de riesgo y, en la escena comercial, llegaban textos de Terrence McNally, Harbey Fierstein y Tony Kushner. El tema, como sucede con el verano, estalló y se escribió mucho en diarios y revistas con columnas de opinión de todos los colores políticos posibles.
Claro que, desde hace unos años, más que hablar de lo gay o de lo lésbico se empezó a hablar de lo queer , una denominación que para muchos comenzó a ganarse un lugarcito a partir de la serie de HBO Queer as folk . Hoy, la utilización del término se expandió, aunque merezca su explicación. En inglés, la palabra queer significa "raro", "extraño". Los sectores políticamente correctos norteamericanos (que cada vez son menos) comenzaron a usarlo para denominar a lesbianas, gays, travestis, transexuales y bisexuales (Lgttb). De ese modo, se apeló a un término superador que englobaba a esos grupos.
Hoy, en Buenos Aires, puede ser que lo queer no esté en boca de todo el mundo, pero en el ancho y variado mundo del espectáculo está en franca expansión. Veamos: a fin del mes pasado se realizó Diversa, la cuarta edición del Festival Internacional de Cine Gay Lésbico Transexual de la Argentina; en el teatro El Cubo, hasta el martes pasado, tuvo lugar el primer Ciclo Musical Queer; los viernes, hasta el 14 de diciembre, en el Centro Cultural Rojas, se realiza el ciclo Queerdance, y desde mañana hasta el domingo próximo se hará el Primer Festival Internacional de Tango Queer.
Todo esto, mientras Buenos Aires se afirma como destino turístico gay con su nuevo hotel gay heterofriendly , una friendly card con descuentos y servicios para el turista gay, la consolidación de San Telmo como una especie de Chueca, la proliferación de revistas y portales de Internet (como Guapo y SentidoG ) y una larga enumeración que incluye ser la primera de las dos únicas ciudades latinoamericanas en las que existe la unión civil (la otra es Villa Carlos Paz).
Amor, valor, compasión
Lo queer se ha transformado en anclaje para la reflexión de lo diferente en las artes escénicas. Hace dos años, en El Cubo, se hizo el primer Festival de la Escena Queer, que tendrá su próxima edición el año próximo. Entonces, la movida se inició con un montaje de José María Muscari. Para el director de Shangay y de Fetiche , "lo queer no tiene que ver sólo con la referencia explícita a la sexualidad. Creo que la discusión acerca de lo gay o lo heterosexual es algo demodee e indefinible de por sí". En aquel festival, Cristian Morales estrenó El año del leberwurst , un particular espectáculo en el cual el director y dramaturgo reflexionaba sobre la dificultad que tienen los gay de armar una familia. "Mirá, tengo 30 pirulos, quiero formar una familia y no sé cómo hacerlo. Y a pesar de que ahora los gays somos aceptados y todo eso, yo quiero tener una familia como los Benvenuto, me prepararon para eso", confesó Morales
Este año, en la misma sala del Abasto, tuvo lugar el primer Ciclo Musical Queer. La movida estuvo formada por Angel (musical queer) y Juicio a la natural , ambos trabajos de Nicolás Pérez Costa. "Amor, independientemente del sexo. Ahí deberías buscar al amor", le dice el padre al protagonista de la obra en una de las escenas de la primera. Por otra parte, en el Rojas, se está desarrollando Queerdance.
Queda claro que el abanico de lo queer es amplísimo. Si la comedia musical de Nicolás Pérez Costa apela a una llamativa cantidad de clisés y a ciertos barroquismos escénicos en una trama, cuyo eje dramático se apoya en afirmar la identidad sexual del protagonista; el ciclo del Rojas pone en escena propuestas muy sólidas en lo formal en las que la reflexión sobre lo sexual permite a los respectivos creadores desplegar sus poéticas.
"La danza estuvo y está siempre habitada por elementos de lo diferente; por lo queer en el sentido de lo raro y lo extraño -dice Alejandro Cervera, curador del ciclo-. Si tomás la danza clásica sus personajes son raros, son seres alejados del naturalismo; siempre trató de hablar de otros mundos y tiene una artificialidad que tiene que ver con lo queer . Por otra parte, siempre se habla de la sensibilidad diferente de los bailarines y eso dejaba abierta una puerta. Es más, es un buen momento para ocuparse de las minorías, un buen momento para tomar la palabra, desde la danza para hablar de temas que nos importan a todos."
Cervera no cree que el ciclo apunte a un sector determinado. "La idea es que se muestre, que se exponga como una temática más y que tenga mayor visibilidad", afirma. Ese es el espíritu del Certamen Internacional de Teatro de Temática Gay-lésbica, que organizó la Fundación de Autor, de Madrid, y que ganó el argentino Mariano Moro -director de Quien lo probó lo sabe , en cartel- con De hombre a hombre .
Moro no está seguro de que exista una estética queer, aunque enumera algunos tópicos que hacen a la cosa. "El transformismo, el uso del play back y un tipo de humor que interactúa con el público son cosas que podrías indentificar con lo queer . Ese código estético se complementa con la comedia musical y su fosforescencia", apunta.
Monina Bonelli es una de las que maneja el teatro El Cubo, la sala más queer del circuito teatral porteño. En su oportunidad, ella fue una de las directoras del Festival de la Escena Queer de 2005 y está trabajando en su edición internacional, que tendrá lugar el año próximo. En términos teatrales, ¿qué es algo queer? "Es una pregunta complicada. Diría que es algo indefinible, que está afuera del molde, que no tiene mercadeo. Sí, creo que lo queer no se cristaliza en lo gay, va más allá de eso. Incluye a lo freak , al exceso, a lo que está en el borde, a lo que el mercado no capta."