
Brillante puesta de "Romeo y Julieta"
El ballet de Río de Janeiro interpretó la coreografía de Vassiliev; Rostropovich condujo la orquesta
RIO DE JANEIRO.- Esta es la cuarta temporada que el Ballet del Teatro Municipal de Río de Janeiro es dirigido por el argentino Gustavo Mollajoli. Más allá de la brillante carrera que lo encumbró como primer bailarín del Teatro Colón, su trayectoria abarca la dirección del Ballet Estable del Colón y del Ballet del Teatro Argentino de La Plata, donde creó varias de sus obras. Su personalidad polifacética le dio oportunidad para trabajar también con el Ballet Contemporáneo del San Martín y con planteles de Estados Unidos (Dallas, Tulsa), Europa (Lyon, Théatre de París, Wallonie), México, Uruguay, Brasil y Chile, entre otros. Cuando, en 1999, convocado por Dallal Achcar, directora general del teatro, se hizo cargo del Ballet de Río, supo que el desafío era muy grande, a la vez que tentador. Y esta vez la apuesta fue fuerte: subió a escena la atípica coreografía de "Romeo y Julieta" de Vladimir Vassiliev, que pensó en un espectáculo multimedia, con diseño de luces y proyecciones (realizado por Tito Egurza) que dan idea de escenografía. La innovación es el escenario dividido en tres sectores. Al fondo, sobre una plataforma de grandes proporciones, tienen lugar varios cuadros. En el medio, los músicos forman parte, con los sonidos y su presencia, de lo que sucede en el entorno. El foso, donde en realidad deberían estar, muy cercano a la platea, fue cubierto y se transformó en un tercer espacio, ideal para los momentos íntimos y románticos, y esencial en los trágicos.
Al renombre mundial de Vassiliev se unió el de Mstislav Rostropovich, que condujo la orquesta.
Ambos grandes admiradores de Prokofiev, quisieron concretar sus especiales ideas sobre la composición escrita especialmente para ballet. Sobre todo, porque nunca se había tocado la partitura completa y ellos querían hacerla tal como se escribió. Concordaron en todos los puntos y desde entonces Volodia, sobrenombre de Vassiliev, empezó a diseñar la coreografía. Pensaron como lugar perfecto para estrenarla la Arena de Verona, mas no pudo ser. El anhelo se confirmó ahora.
Con un elenco de noventa bailarines y la orquesta a pleno, la puesta provocó la ovación del público. El vestuario es de Renata Schussheim.
La renovación de Vassiliev se ve en pasos que tienen mucho de cotidiano, pero el coreógrafo no la toma en forma lineal. Es la música la que marca los caracteres y la que construye la historia. Generalmente, cuando los protagonistas mueren, quedan uno junto al otro. Aquí no ocurre, pero en un toque de gran impacto el director de orquesta baja del podio y une sus manos. Las funciones, a teatro lleno, terminaron siempre con los espectadores de pie y estruendosos bravos dedicados a la compañía, al coreógrafo, al conductor y al director del elenco.
Con traje de baño y bata de toalla, Vassiliev estuvo siempre preparado para nadar en los pocos minutos en que por esos días salió el sol.
-¿Cuántas versiones bailó usted de "Romeo y Julieta"?
-Sólo la de Lavrovsky, en el Bolshoi. Interpreté la de Béjart, que hice con mi esposa, Ekaterina Maximova, pero con música de Berlioz. "Romeo y Julieta" es la de Prokofiev. La original de Lavrovsky es riquísima en cuanto a danza, dramaturgia, pantomima, vestuario, escenografía. Pero siempre pensé que quería hacer una coreografía que se uniera a la música, sin nada que distrajera. De ahí el concepto audiovisual. Imaginaba un espectáculo multimedia, con la orquesta y los bailarines juntos en el escenario, en diferentes niveles espaciales. También me atraía que el director fuese el hilo del relato. En el comienzo se focaliza la luz sobre él y los músicos, y la obra cierra con la iluminación sobre él, mientras junta las manos de Romeo y Julieta. Estrené la obra en Lituania, en 1990. Luego la monté en el Ballet del Teatro Stanislavski, de Moscú (donde Maximiliano Guerra interpretó a Romeo); en Latvia, Londres y otras partes. Mi idea parte de la sencillez, de que nada se interponga entre el movimiento y la música. Los sonidos generan el clima y dan idea del argumento y diferentes situaciones. Esa música es genial.
-Si es así, ¿por qué no se hizo desde el principio completa?
-Lavrovsky cortó ciertas partes. En algunos casos, pensó que había repeticiones; Prokofiev lo permitió y así se estrenó; cada nota tiene su razón y en mi coreografía, así como lo deseaba Rostropovich, que nunca había tenido la posibilidad de ejecutarla completa, se hace tal como la creó el compositor.
-Si otro hubiera hecho esta coreografía, ¿habría estado interesado en bailarla?
-Seguramente, porque así concibo a Romeo. Los bailarines que la interpretaron estuvieron bien, pero ese personaje debe tener una enorme musicalidad; no es un soñador que está en el limbo, lo que no significa que interiormente no sea ardiente. Su visión de la vida es poética porque está buscando el amor, mas es un joven que ha tenido experiencias y sabe de sensualidad.
-¿Pudo desarrollar algo de esto cuando bailó la obra de Lavrovsky?
-La montó en el Bolshoi y le dije a Lavrovsky que el papel de Romeo no me satisfacía porque no tenía nada que hacer. Cuando Lavrovsky murió e interpreté nuevamente la obra, hice algunos cambios y bailé, en lugar de hacer mímica. Muchos me dijeron: "¡Aquí se ve a otro Romeo!". Vassiliev ha creado un amplio repertorio, que incluye "Icaro", "Macbeth", "Aniuta" y su versión del clásico "Don Quijote" para el American Ballet Theatre. Asimismo, tiene una larga lista de coreografías para óperas: inolvidable fue la del film "La Traviata", de Franco Zeffirelli.
En sus próximos planes está trabajar nuevamente con él en su inminente puesta de "Aída", en Roma. "El año que viene estrenaré "Carmen", de Bizet. Uniré la ópera y el ballet. Será muy diferente. Lo que primero me impulsa para hacer algo es la música, que me lleva a la plástica, a los movimientos que van de acuerdo con la pieza y mi visión de ella. Estoy muy entusiasmado y feliz, porque concretaré un sueño que tengo hace diez años. De esto hablaba cuando dije que hay que buscar otros caminos, un nuevo estilo para la época en que vivimos."