Beatriz Matar: autora y directora
Entre el último fin de semana y este que comienza, estrenó dos nuevos espectáculos
Ya casi no parecen quedar rastros de lo que debe haber sido el año más difícil en la vida de Beatriz Matar. Apenas, quizá, cierta rigidez al caminar, pero no mucho más. Poco, poquísimo, si se sabe que justo hace un año se la llevó por delante un borracho de enorme y pesado cuerpo que la tiró a la calle de espaldas, aplastándola contra el asfalto. Varias lesiones en la espalda que la dejaron en cama durante un tiempo, y decenas y decenas de sesiones de recuperación con un fisioterapeuta. Luego, unos meses después de ese incidente (no le gusta de ninguna manera llamarlo accidente), fue víctima del secuestro virtual (un engaño telefónico) de su hijo Juan Cristóbal, situación que la dejó en estado de shock.
No fue fácil para ella salir de semejantes situaciones, pero con ayuda profesional y el apoyo de su familia y de sus amigos, lo logró. Y vaya si lo hizo. El último sábado estrenó Más ridículas que preciosas , una versión suya de Las preciosas ridículas , de Molière, que escribió para un grupo de ex alumnos de sus talleres de teatro y que, con dirección de Alejandro Velazco, se está representando en el teatro Boedo XXI. Y esta noche, a las 21, subirá a escena en el Teatro del Pueblo Las mujeres siempre son , una pieza de Elisa Fernández Navarro, que Matar dirigió.
"Con Las mujeres siempre son me sumé a un grupo totalmente integrado por mujeres, a instancias de la autora del texto Elisa Fernández Navarro, que quiso que yo las dirigiera", explica Matar. Con un elenco integrado por Susana Di Jerónimo, Titina Makantassis, Mabel Pessen, Juana Karsh y Cristina Allende, la obra hace eje en las historias entre cinco amigas, ya maduras, que enfrentan con humor, solidaridad y dolor el paso del tiempo. Matar no sólo se sintió identificada con la historia sino que se conmovió por la "sensibilidad y el fino humor con que se acerca a un tema muy pocas veces tratado".
Matar, en su rol de directora, trató de acercarse a una estética kitsch para poner el acento en el costado humorístico de la obra. "Eso de apoyarme en el humor es lo que hice en casi todas las piezas que escribí."
Y volvió a hacerlo en Más ridículas que preciosas , un texto que surgió durante sus clases de actuación. "Son brillantes como actores, todos profesionales -dice Beatriz Matar en relación con el elenco integrado por Silvia Camarero, Elsa Espinosa, Marisa Ini, Marisa Napitello, León Tawil y Alejandro Velazco-, lo que facilitó mucho la tarea de versionar esta pieza de Molière."
-¿No te costó dejar un material escrito por vos en manos de otro director?
-Para nada, conozco al grupo y al director, y estoy totalmente tranquila con el resultado. Tuvieron toda la libertad para trabajar y estoy feliz con el resultado.
Artista inquieta
Ponerse al día con el currículum de Beatriz Matar puede llevar bastante tiempo y un gran esfuerzo de concentración, ya que no sólo se destacó como actriz en cine y teatro, sino también como directora y autora teatral, rol que cumplió también para televisión, por ejemplo, para el ciclo Alta Comedia, que dirigió María Herminia Avellaneda. Pero no se puede dejar de lado su papel como docente, que viene practicando con deleite desde hace décadas, tarea que cumple por estos días en el IUNA, donde dicta actuación para los alumnos de tercer año. "Debo decir que esta profesión tiene grandes lugares de placer y, sin duda, para mí uno de los más grandes es el de formar actores", destaca la teatrista.
Y ahí no para su búsqueda. Ahora, luego de estos estrenos que la tenían ocupada, espera poder ponerse manos a la obra con su nuevo proyecto: formar una compañía propia y estable como fue, en la década del 60, Gente de Teatro Asociada, que dirigía Orestes Caviglia. "Ese es un gran sueño que tengo y espero poder concretarlo. Me encantaría poder formar un grupo con el que trabajar obras propias y también ajenas."
Mientras sigue adelante con sus anhelos, Beatriz no se queda quieta. Su espíritu aventurero la llevó a dedicarse al arte digital, práctica que la volvió experta en el manejo de computadoras. Tanto fue así, que en una de sus búsquedas por Internet hasta consiguió marido.
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