Banda negativa: el fenómeno disruptivo de los lunes y martes en los teatros porteños
Cada vez son más las obras que apuestan por tener funciones en esos días, desde espectáculos con figuras como Julieta Zylberberg o Carola Reyna hasta obras experimentales, stand up y un site specific en un bar de Chacarita con vista al cementerio
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A contraposición de los viernes y sábados, que es cuando la cartelera teatral se juega todas sus fichas, las noches de los lunes y martes son las de menor cantidad de propuestas en el mapa porteño. Sea en el circuito que usted prefiera -el comercial, el alternativo o el público-, esos son los días en las que hay menor cantidad de propuestas culturales o de entretenimiento. Pero, a contramano de supuestos manuales de usos y costumbres, justamente en esas noches menos pensadas para ir al teatro cada vez son más las obras que apuestan por el lado B de lo establecido. Y en tren de rarezas, los lunes, más allá de su mala prensa, hay mayor cantidad de títulos en cartel que los martes.
Sumando ambos días, la oferta ronda unos 35 espectáculos. Salvo en el circuito de los teatros públicos que poseen estructuras menos dinámicas de funcionamiento, en los otros dos, el comercial y el alternativo, actualmente el público puede toparse en esos días menos pensados a figuras como Julieta Zylberberg, Juan Palomino, Carola Reyna, Candela Vetrano, Jean Pierre Noher, Roberto Peloni, Sebastián Presta, Paula Marull o Malena Guinzburg sea en salas del eje de la Avenida Corrientes y teatros alternativos. En este amplio abanico conviven las comedias con los textos dramáticos pasando por una evocación a la música de ABBA, obras formas experimentales, alguna de ellas lindante con el stand up o una propuesta site specific que tiene lugar en un bar icónico justo frente al Cementerio de la Chacarita.
Como en todo, hay mojones en lo que hace a la ocupación de lunes y martes por parte del teatro. En el recorte del actual período democrático, Daniel Veronese estrenó el 27 de octubre de 2001 la obra Open House, montaje que funcionó tan bien que fue invitado a un festival muy cool de Bélgica. Estando ahí es que Veronese le propuso a los 10 actores tan jóvenes como adorables que recién habían egresado del Conservatorio Nacional hacer Open House “para siempre” (así de ostentoso, así de poético). El rito de los 10 actores, el director y un conejo en escena se apoderó de los lunes en Espacio Callejón, sala emblema del circuito alternativo. La elección del día fue estratégica: si les salía trabajo para hacer de jueves a domingo, ellos podían continuar con el ritual. Establecieron su propio protocolo. Decidieron, por ejemplo, que ningún actor iba a ser reemplazado. La obra se debía hacer cargo de la ausencia. A los cuatro años de estar en cartel, murió Andy, el conejo. Después se fue el chico del bigote, la chica de la peluca, la otra del casting, la del piano... El rito se repitió durante ocho años. Siempre los lunes. Una noche terminó, pero aquello dejó su huella. Con el tiempo, El Método Kairós, de Palermo, programó para esos días insospechados obras como Te quiero hasta la luna o La parka. O en el mismo Espacio Callejón, los lunes se presentaron obras como Personitas, Luz testigo y Valeria radioactiva, de Javier Daulte.
Mucho más cerca en el tiempo, temporada de hace dos años, y en un sala histórica del circuito comercial, el Multiteatro Comafi; Peter Lanzani protagonizó la primera versión de Las cosas maravillosas, la misma obra que actualmente lleva adelante Candela Vetrano y que estuvo a cargo de diferentes actores. La idea de habilitar los lunes y martes en esa sala fue del productor y gestor Tomás Rottemberg, integrante de una familia emblema del teatro, que entiende el hecho de programar en esos días como una forma de apostar a contrapelo de la norma. “Abrir los teatros los lunes y los martes no fue lo habitual en la historia de esta empresa -comenta el hijo de Carlos Rottemberg en charla con LA NACIÓN-. En lo personal, hace unos años me venía picando el bichito de hacer algo. Tenía la percepción de que algo estaba pasando esos días. Las obras que se programan esos días en el Multiteatro son como el lado B de la risa tan frecuente en las obras de los fines de semana”.
Cuando programó la primera versión de Las cosas maravillosas tuvo en claro que debía convocar a un actor de peso, convocante. El elegido fue Peter Lanzani, que hizo un trabajo verdaderamente superlativo en tiempos de la postpandemia. En aquel momento, el público se ubicaba en el escenario junto al intérprete. Varias semanas, fue la sala del circuito comercial con el mejor porcentaje de ocupación de sala, según datos de Aadet. Actualmente, a ese título en el Multiteatro Comafi se le sumó Prima facie, protagonizada por Julieta Zylberberg y dirigida por Andrea Garrote. De risa no tiene nada: es un alegato contra los juicios de abuso sexual. De todas maneras, ambas propuestas son un éxito. Las cosas maravillosas tuvo que agregar funciones los sábados a la tarde. Prima facie agota sus 365 butacas. Ambas figuras en el top ten de las obras con mejor porcentaje de ocupación de salas de la semana pasada.
Que una sala del circuito comercial programe obras para esas noches no es algo nuevo. De hecho, Sebastián Blutrach, dueño de El Picadero y en donde Carola Reyna está presentando los lunes Okāsan/Diario de viaje de una madre; recuerda que la primera vez que apostó por esos días fue cuando, en 2011, programó Estado de ira, maravillosa propuesta de Ciro Zorzoli. Aquello fue en el Metropolitan, cuando Blutrach estaba a cargo de la sala. Desde 2012, es el dueño y programador del Picadero, sala puente entre el circuito comercial y alternativo. Sobre la edad de los espectadores en esas noches, considera que depende del espectáculo. “Forever Young [que estuvo en cartel hasta hace poco) o la de Carola Reyna no necesariamente atraen a un público más joven; depende de la propuesta”, apunta quien los martes tiene en cartel en su sala Ahoradespués, con Federico Ottone.
Corrientes, al fondo
Otra perspectiva de esta rareza de lunes y martes en otra zona de la ciudad. La Avenida Corrientes, pero ahora en el límite entre Chacarita y Paternal, territorialmente oficia de otro centro de la actividad escénica esas noches. Mientras en El Galpón de Guevara sube a escena Paquito (La cabeza contra el suelo), obra con elementos de un radioteatro matizada por canciones y material de archivo sobre la vida del diseñador Paco Jamandreu; a unas cuadras, en el Rodney Bar, se presenta De la mejor manera, un trabajo site specific que cuenta con dramaturgia y dirección de Jorge Eiro, Federico Liss y David Rubinstein. Ya se presentó en diversos festivales locales e internacionales y circuló por diversos bares de la ciudad. Lleva más de 200 funciones en cuatro temporadas. Sentados dentro del bar, los espectadores se ubican mirando hacia la calle observando lo que sucede en esa esquina que da a los paredones de Cementerio de Chacarita. Al cierre de esta nota, para la función del martes dentro de dos semanas quedaban apenas siete lugares.
Entre El Galpón de Guevara y el Rodney Bar está la sala Dumont 4080. Hoy es lunes, a las 21. Hace frío en la ciudad en el primer día de la típica semana laboral. Sin embargo, unas 90 personas esperan el momento para subir al primer piso de esta sala de un definido perfil curatorial. Se presenta Los bienes invisibles, propuesta tan inclasificable como perturbadora del director y dramaturgo Juan Pablo Gómez, que tuvo su versión inicial en Fundación Cazadores, otro espacio cultura de esta zona. “El polo Chacarita, con estas salas con un programación muy pensada, se instaló como opción -apunta a LA NACIÓN este talentoso director de las obras Un hueco, Prueba y error y Un domingo en familia-. Cuando surgió la idea de presentarla los lunes me gustó; preferí instalarme un día con menos demanda y tener mi tiempo para afirmar la obra”. El público de esta noche de este potente trabajo performático y sonoro que reflexiona sobre la vejez (y que protagonizan Anabella Bacigalupo, Patricio Aramburu y Enrique Amido) es nutrido y también está conformado por actores. Varios intérpretes de la escena trabajan a la vez en tanques del centro, en donde hacen funciones de jueves a domingos. Así es como los lunes tienen su propio bonus track: es el día en que los actores se pueden dar el lujo de ser espectadores.
La oferta de obras los días menos pensados se extiende a otros teatros de otros barrios. Un listado incompleto incluye a las salas Espacio Callejón, La Carpintería, Del Pueblo, Ítaca, El Tinglado, El Camarín de las Musas, El Portón de Sánchez, Hasta Trilce, Casa Estudio Teatro o El Método Kairos. En estos espacios del eje Almagro/Villa Crespo los lunes y los martes están haciendo funciones intérpretes como Natalia Cociuffo, Jean Pierre Noher, Juan Palomino o un texto de Tito Cossa como obras dirigidas por Javier Daulte o Guillermo Hermida.
De volver al eje Corrientes en la zona de la Obelisco, la quinta esencia del circuito comercial, la oferta en estos días incluye a dos creadores nacidos y criados en la escena alternativa que están haciendo funciones en salas claves en la historia de la revista porteña. El director y dramaturgo Emiliano Dionisi presenta El brote, esa obra de culto estrenada en el teatro Del Pueblo y por la que el actor Roberto Peloni viene arrasando con todos los premios disponibles en la estantería. Va los martes, en el Maipo, la sala en la que actuaron Nélida Lobato y Nélida Roca. Los lunes, las hermanas Marull, las creadoras de Lo que el río hace, están presentando Yo no duermo la siesta, obra escrita y dirigida por Paula Marull y en la que actúa María Marull. Va los lunes, en el Astros, la sala en la que Susana Giménez debutó como vedette. Este lunes 5 de agosto, esta obra que se presentó durante cinco años en Espacio Callejón juntará juguetes que serán donados a una escuela de Esquina, Corrientes, la ciudad íntimamente ligada a la vida de las hermanas Marull.
Del otro lado del Obelisco, en La Plaza y Metropolitan, la oferta para esas noches incluye tanto a propuestas de stand up (Somos las chicas de la culpa, con Malena Guinzburg, figura siempre con una de las obras con mejor promedio de ocupación de sala), la comedia Mi madre, mi novia y yo, con Graciela Tenembaum, Sebastián Presta y Victoria Almeida; o el próximo martes Claudio Tolcachir hará una única función de Rabia.
Lo que queda claro es que la oferta de los días menos pensados es sumamente variada. Algo pasa las noches de los lunes y martes; sea en la Avenida Corrientes en la zona de las grandes marquesinas teatrales, como más cerca de los barrios porteños. Ni el frío, ni el bolsillo ni el arranque de la semana laboral parecen ganarle al actual boom del teatro.
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