Baglietto, sus hijos y El principito: de dormir en “baúles de instrumentos” a jugar en los teatros
El músico rosarino protagonizará en teatro la nueva versión de El Principito, el musical familiar con el que debutó como actor hace 21 años; la gran novedad es que lo hará junto a sus hijos Julián y Joaquín, quienes participarán como compositor y director musical e intérprete y cantante, respectivamente
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Hace 21 años, Juan Carlos Baglietto se animó a salir de su zona de confort, la de la música, y se arriesgó a experimentar en otra área, la de la actuación. Fue así que a mediados de 2003 se subió al escenario del teatro Opera (donde tantas veces había realizado recitales) para interpretar el papel de El aviador, el álter ego de Antoine de Saint-Exupéry, en la versión teatral y musical (de factura nacional) de El principito. Por entonces contaba en su haber con dos hijos (frutos de su relación con la jefa de prensa de figuras del rock Jorgela Argañaras, hoy gran artista plástica): Julián y Joaquín, de 13 y 6 años, respectivamente, a quienes dedicaba diariamente las funciones.
Ahora, a los 67, el líder de La Trova Rosarina volverá al calzarse el traje de piloto para una nueva versión del espectáculo, que se estrenará el 15 de junio en el mismo teatro de la avenida Corrientes. ¿Y quiénes lo acompañarán? En principio los fans número uno de la puesta original: sus propios hijos, hoy convertidos en músicos con carreras propias. Julián Baglietto, de 34, es multiinstrumentista, fue cantante de la banda de rock Huevo, luego solista y participa asiduamente como baterista en el proyecto Baglietto/Vitale; mientras que Joaquín Baglietto, de 27, es cantante, tecladista, formó parte del grupo PUM y del dúo Joba & Chumbita y el año pasado debutó como actor en la serie El amor después del amor, interpretando a su padre en los años 80. En El Principito, una aventura musical –tal el nombre completo de la versión 2024 de la obra-, Julián estará a cargo de la composición y dirección musical y Joaquín se probará otra vez como actor y cantante, en el rol de El hombre de negocios. Esta será la primera vez que padre e hijos trabajarán juntos.
–Juan, ¿retornás a la obra por amor al texto de Saint-Exupéry o para trabajar con tus hijos?
Juan Carlos Baglietto: –Por ninguna de las dos cosas (risas). O por las dos a la vez. Yo tengo el mejor de los recuerdos de lo que sucedió –o me sucedió– hace 21 años. Yo estaba atravesando un momento de crisis absoluto, me estaba separando de la madre de mis hijos, y fue entonces que me propusieron hacer El principito; y si bien tuve muchas dudas, porque no soy actor, lo tomé como un salvavidas y así fue. Ayudó también que tengo muchas coincidencias con Saint-Exupéry, en cuanto a sus ideas y su personalidad. Por un lado soy muy veleta, por otro soy muy espiritual y también tengo mi costado terrenal. Además me sentía identificado con el libro original. Creo que El principito es una obra universal que atraviesa todas las edades. No es un libro para chicos y de hecho esta obra tampoco lo es, este es un espectáculo para la familia.
–¿Volvés a El principito por el buen recuerdo que aún te despierta la experiencia de hace 21 años, como quien intenta retomar un camino que lo hizo feliz?
Juan Carlos: –Exacto. Esto para mí es un acto de fe, un acto de amor, un acto de reconfortamiento. Me encontré con el productor original, José Luis Massa (ex fotógrafo de rock, también director de cine), y le dije: “Che, estaría bueno volver a hacer El principito, sobre todo en una época en la cual reina el descreimiento, la apatía y la falta de valores´. En ese sentido me parece que hoy El principito es más necesario que nunca, pone en primer plano una cantidad de cosas que son universales, que no debieran depender de los vaivenes de las políticas y los humores sociales. A partir de ese encuentro empezamos a trabajar en la actualización del musical que hicimos hace 21 años, para que el mensaje llegue más claro a las nuevas generaciones. Parte de esa actualización es el nuevo equipo de producción creativa y actoral. Fue entonces que se sumaron Julián y Joaquín, no por ser mis hijos sino por lo que cada uno podía sumarle a la revitalización del espectáculo.
–Llegado a este punto, ¿cuáles son las mayores diferencias y similitudes entre la nueva y la vieja versión del musical?
Juan Carlos: –Hay una seria diferencia con la versión de hace 21 años: ahora está mucho más de manifiesto que El principito es el Yo niño de El aviador. Y también que, por otro lado, El aviador es el autor. Y que la obra se va como escribiendo a medida que sucede. Por último, queda plasmado el hecho de que el viaje de El principito por los planetas es, en realidad, el viaje del Yo niño de El aviador por sus propias miserias.
Julián Baglietto: –En cuanto a la música hay muchas diferencias. La idea general es traer la obra hacia el hoy a través de los ritmos. Por ejemplo, el tema original del personaje El vanidoso era más bien jazzero, ahora es un reggaetón (a tono con su nuevo intérprete: el rapero Zaina). También hay una actualización en los textos y en los personajes. El vanidoso ahora se vuelve loco porque le bajan la cantidad de likes. ¿Otro cambio? En la versión original la música que acompañaba a El rey era de corte medieval, clásica, ahora es un rock duro, aprovechando que el personaje será encarnado por Walas (el líder de Massacre). En el vestuario también habrá novedades: El rey lucirá chupines. Y los textos también tendrán su actualización: El vanidoso se mete con el tema de las redes y el personaje que compone mi hermano, El hombre de negocios, habla de las criptomonedas.
No obstante estos cambios, en la versión 2024 de El principito reaparecerán repitiendo sus personajes originales Carlos March y Roberto Catarineu (dos actores emblemáticos de los géneros musical e infantil, de la escuela de Hugo Midón), como El bebedor y El zorro. También será de la partida Florencia Otero (quien fuera La rosa), pero esta vez como La serpiente. Y el director general será el mismo: Eduardo Gondell. Por lo cual, la reposición será “un mix entre lo que fue y lo que es el hoy”, a decir de Julián Baglietto.
Además de los citados Zaina y Walas, más Joaquín Baglietto, las otras incorporaciones al elenco original son Valentina Podio, como La flor, y Luis Rodríguez Echeverría, en el rol protagónico de El principito. “No es un niño, tiene 22 años, pero te aseguro que es El principito, canta y baila como los dioses; estoy seguro que a partir de aquí todos hablarán de él”, afirma Juan Carlos Baglietto, encargado de comandar el casting de las nuevas figuras. “La idea fue buscar alguien más grande para graficar mejor la relación paternal entre El aviador y El principito, como si se tratara de un padre con su hijo adolescente al que no entiende”, concluye.
De gira y en familia
–Juan, cuando tus hijos eran pequeños, ¿solías leerles El principito?
Juan Carlos: –No, la verdad que no. Yo estaba todo el tiempo de gira y nunca me detuve a hacerlo. Fue un error, ¿no?
Joaquín: –De todos modos terminó siendo un asunto familiar. Porque cuando él hizo la obra, hace 21 años, nosotros nos pasábamos todo el tiempo en el teatro.
Juan Carlos: –¡Es verdad! Joaco venía y lloraba en todas la funciones.
Joaquín: –Sí, era algo sistemático. El principito me interpelaba mucho, sólo me pasaba algo así con la obra, no recuerdo haber llorado en otro espectáculo o en el cine. Posiblemente también me emocionaba ver a mi viejo trabajando como actor, explorando otra faceta. Yo hasta ese momento sólo lo conocía como cantante. Lo empecé a ver como un todoterreno, como alguien superior.
Julián: –Supongo que también nos embargaba la emoción por todo el asunto de la separación de nuestros padres. Fue un momento muy angustiante.
–Juan, volviendo a ese momento, a la infancia de tus hijos, ¿cuán buen padre fuiste?
Juan Carlos: -Supongo que todos los padres hacemos lo que podemos. Como ya te habrá quedado claro, no he sido el tipo de padre que le lee cuentos (risas). Yo he sido el padre que los llevaba de gira. Para algunos será una salvajada, pero yo los hacía dormir adentro de los baúles de los instrumentos.
Joaquín: –Y así la pasábamos increíble. Además, de esa forma, nos mostraba en qué consistía su oficio. Pocos hijos pueden tomar un contacto tan directo con el trabajo de sus padres. Nos podríamos haber quedado en nuestra casa, más cómodos, es cierto, pero la experiencia valió la pena.
Julián: –A mí me llevaron de gira directamente a los 15 días de haber nacido. No sé si fue algo muy recomendable, pero yo no me quejo.
Juan Carlos: –El tema fue así: él nació y yo me tuve que ir al toque porque teníamos planeada una larga gira por todo el país que no se podía cancelar. A los días me di cuenta que ya me había perdido la mitad de su vida. Me quise matar. Entonces llamé a Jorgela y lo consultamos con el pediatra. ¿Y sabés qué nos dijo?: “¿Y dónde va a estar mejor sino es con ustedes dos juntos?”. Así que acto seguido se vinieron en un avión hasta Comodoro Rivadavia, donde me encontraba actuando en aquel momento, y nos subimos todos al micro viejo de gira, uno de esos que cuando el Ministerio de Transporte cancela para ser usado por seres humanos nos subimos los músicos (risas).
Julián: –Por eso desde chicos mamamos la verdad del oficio, que está tan pero tan distante del éxito y la fama. Y nuestros patios de juegos fueron los teatros y los estudios de grabaciones.
–¿Nunca hubo un reproche por ese estilo de vida informal?
Julián: –No, porque mi viejo siempre fue una persona muy afectuosa, muy cariñosa y eso siempre fue lo más importante para nosotros. Sí me molestaba algo de lo que pasaba en la calle. Yo no entendía por qué la gente quería agarrar del brazo a mi viejo y besarlo. Me daba celos y me ponía furioso, hasta que finalmente aprendí que lo idolatraban como cantante y nadie me lo quería robar.
“Un proyecto gigante”
“Esto es mucho más que un proyecto familiar. Por supuesto que no estoy renegando que trabajemos los tres juntos, pero la importancia del proyecto nos excede. Está muy por encima de nosotros, que sólo somos una parte del todo”, asegura Juan Carlos Baglietto a la hora de definir el nivel de producción de la nueva versión de El principito. “Este es un proyecto gigante en el que lo audiovisual es tremendo. Lo puedo adelantar, pero no quiero que se fagocite lo importante. Yo, como artista, en los 80 he cometido todos los excesos que se te puedan ocurrir sobre un escenario. Uno de ellos fue poner el foco en cosas que en realidad eran un complemento. No era esencial usar rayo láser ni pintarse los ojos o batirse el pelo. Lo esencial pasaba por la música. Acá habrá una puesta tecnológica súper importante, sí, pero sabemos que lo esencial es lo narrativo, las canciones y el trabajo de los actores”, añade el intérprete de “Mirta, de regreso”, “La vida es una moneda” y “Actuar para vivir”, entre tantísimos éxitos.
–Joaquín, ¿siempre quisiste ser actor o fue algo que se despertó después de participar en la serie sobre la vida de Fito Páez?
Joaquín: –En parte sí y en parte no. Siempre estudié teatro, pero lo pensaba como un complemento para mi faceta de cantante y músico, que es lo que realmente soy; como una herramienta que me aportara confianza a la hora de subirme a un escenario. Pero de golpe apareció la serie, que fue una oportunidad hermosa y única y me cambió la cabeza. Además ahí también pude cantar. La gente cree que los temas eran los originales, pero no, todos los temas los cantamos nosotros, los actores. ¡Y a mí me tocó cantar a la usanza de mi viejo! Por supuesto que conté con la ventaja de tener vivo y cerca al personaje que me tocaba representar.
–A propósito, Juan, ¿qué sentiste cuando viste a tu hijo interpretarte?
Juan Carlos: –Me morí de amor. Él se podrá parecer un poco a mí, pero no es igual. En la serie, sin embargo, caracterizado como yo, era idéntico al Juan Carlos de hace 40 años. Además, su trabajo merece el mayor de mis respetos, porque él naturalmente canta como la san p..., pero no idéntico a mí. Entonces tuvo que aprender a copiar mis modismos y yeites para lograr la mayor fidelidad posible. En fin, hizo un gran trabajo como actor y cantante. No laburó de hijo.
–Julián, si bien hace años que sos músico, aquí sos el responsable de la composición y dirección musical del espectáculo. ¿Cómo te preparaste para el desafío?
Julián: –Esta es la primera vez que me toca hacer algo tan groso. Me pasaba un poco lo de Joaco, que quería hacer algo en la actuación. Yo hace unos años que trabajo seriamente en el rubro de la producción musical, incluso para el mundo publicitario, y quería ir por más. Cuando me ofrecieron esto de volver a componer los temas de la obra y hacerme cargo de la dirección musical fue como tirarme a la pileta con todo. Al principio me asaltaron todas las inseguridades, pero como al espectáculo lo quiero mucho –porque, como te contamos, marcó nuestra infancia- le puse toda la garra para sumarle mi marca. Las pruebas de fuego fueron las reversiones de los temas de El vanidoso y El rey. Ahí el productor José Luis Massa vio que tenía con qué y ya nadie me pudo parar.
–Por último, ¿qué es lo mejor y lo peor de trabajar en familia?
Juan Carlos: –No sé, lo único que te puedo confirmar es que a mí me c…. a p... todo el tiempo. Yo aquí soy el último orejón del tarro (risas). Hay una confianza desmedida, por lo cual no cuidamos las formas y en vez de decirnos: “Y sin en vez de...” nos respondemos: “Dejá de romper las...”. En fin, hay muchos cortocircuitos como en cualquier familia y también mucho pero mucho amor.
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