Atractivos relatos sobre la muerte, a cargo de una espléndida narradora
De muerte andamos / Dramaturgia y narración: Silvia Copello / Dirección y puesta en escena: Fernanda Gómez / Música y arreglos: Érika Brandauer / Asistente de escena: Paula de la Cruz / Voces y percusión: Pablo Angulo / Luces: Mariano Pozzi / Funciones: viernes, a las 21 / Sala: Teatro del Pasillo, Colombres 35 / Duración: 50 minutos / Nuestra opinión: muy buena
Desde que Silvia Copello se atrevió a la narración en aquel bellísimo espectáculo que llamó Un cuento de lágrimas en Portugal, siguió profundizando en esta técnica, en la que se siente muy cómoda.
Esta vez, la temática que eligió la actriz, directora y ahora segura narradora es la muerte. Al momento de entrar a la acogedora sala mayor del Teatro del Pasillo uno se topará con un escenario muy bien ambientado con velas en toda su superficie, un pequeño altar pagano y otro en la platea. Pero no se respira nada tétrico, por el contrario. La propuesta es amable y se avecina bella. Hay poética en la acertada selección de historias, cuentos y leyendas que hizo Copello. Algunas de ellas no sólo provenientes de la Argentina, sino de países como Samoa, Nepal, Hungría, Egipto, Rumania o México, entre otros.
Y nada será tétrico, sino que descubriremos que la muerte puede enamorarse o ser muy humana, que tiene sus trampas y sabe muy bien de engaños y sorpresas. Con humor y una bella manera de narrar, Copello responderá enigmas y descubrirá aspectos desconocidos de esta palabra tan temida. ¿Si la muerte tuviera cuerpo entraría por la ventana? ¿Cómo es la espera de la muerte cuando ésta obsesiona? ¿Qué pasaría si se tomara unas vacaciones?
Hay mucha picardía y sensibilidad en casi todos estos cuentos, que, a su vez, están hilvanados por acertados puentes musicales que son responsabilidad de Érika Brandauer. Copello mezcla sus relatos con la interpretación de algunas estrofas de canciones, y así la música se consolida como coprotagonista de esta propuesta muy bien dirigida por Fernanda Gómez, quien hizo un muy buen aprovechamiento del espacio. Aunque el espacio de acción es principalmente el proscenio, para lograr una mayor intimidad con el espectador Copello se traslada de un lugar a otro, platea incluida.
De muerte andamos es una propuesta muy amena que sella este nuevo camino encarado por Copello. Ella disfruta de la narración, lo pasa bien y está enamorada del género. Le queda bien narrar.