Atracción fatal: cómo hervir un conejo en tiempos de replanteos entre géneros
La película de los ochenta, que cuenta la historia de una relación sentimental extrema y conflictiva, llega ahora en su versión teatral local, en una época muy distinta a la original
El amor en los tiempos del poliamor -tres décadas más tarde- cobra una saludable vigencia de la mano de otras reivindicaciones, que tienen que ver fundamentalmente con la soberanía y autodeterminación de los cuerpos (o cuerpxs o cuerpas, cada colectivo encontrará su propia reinterpretación) y su derecho irrestricto al goce.
El movimiento del #MeToo, la visibilización y condena social de la violencia de género y el tratamiento en el Congreso de la legalización del aborto son algunos de sus rasgos salientes. El estudio del poliamor-neologismo que propone el fin de la monogamia- tiene algunos seguidores extremos. Como un espécimen muy particular, un español llamado Lucas Matheu, de cabalísticos 69 años, presidente de la Academia Internacional de Sexología Médica, que asegura que estudió los patrones sexuales de 66 sociedades diferentes -desde su barrio hasta la Micronesia-, para concluir que la monogamia no existe. Y que todos somos potencialmente permeables al poliamor (tal vez el término adecuado sea "poliamoroso").
En esa marea de cuerpos desatados aparece nuevamente, resignificada, la versión teatral de Atracción fatal. Pablo Rago , Laura Novoa y Sofía Gala Castiglione le ponen el cuerpo al trío protagónico, dirigidos por José María Muscari y con producción de Javier Faroni. El resto del elenco está conformado por Esther Goris, Nicolás Pauls y la actuación especial de Ana María Picchio. Se presentan de miércoles a domingo en el recientemente inaugurado Multitabarís Comafi. Pero ¿en qué consistirá esa resignificación?
-¿De qué manera recupera la vigencia el mensaje de la obra?
Sofía Gala: -Me interesó la posibilidad de contarla de una manera nueva. Es una obra antigua: por más que haya sido un éxito, las estructuras estaban mucho más marcadas. Condenan a un hombre por acostarse con una mina una vez. Y una mina por ser mujer sola, independiente, sin hijos y tener más de 30 es una loca. Había que crear algo más moderno desde mi personaje. En la película no se ven tanto los porqués. Por qué esta mina llega a este nivel de locura con un tipo con quien se encamó dos veces. Tuve que encontrarle razones, empatizar con ella. Conectarme desde un lugar desde donde podía defenderla.
Laura Novoa: -Hay algo que vio (José María) Muscari que la mantiene actual: que el amor enloquece, le puede ocurrir a cualquiera y podés llegar a hacer cualquier cosa. Más allá de si sos hombre o mujer, pito o gallareta. La soledad y el no entendimiento la llevan a hacer lo que hace. El proyecto de "familia feliz" -que yo también tuve-, cuando de los 30 a los 40 pensás en la casa, el perro, la casa del country, el estatus, el hijo, el hijo con colegio privado, la chimenea..., si no está sostenido por el vínculo entre marido y mujer, es un camino errado. Desde mi personaje, no voy a contar a una loca, sino a una mujer sola.
Pablo Rago: -Había visto la película infinidad de veces. Cuando me llamó Faroni, hace un año, primero pensé que el cuento es viejo. Pero cuando leí la adaptación de José... ¡nada que ver! Me entusiasmé. Me gusta el teatro clásico, no tan audiovisual. De todas maneras, Muscari no tiene nada de clásico. Por otra parte, sé que Faroni, al proponerme esta obra, me está dando la oportunidad de volver a la calle Corrientes.
El teatro suele hacerles un guiño a las diversas formas de vínculos amorosos en tiempos de poliamor. El estreno más reciente fue el de Dos + dos, de Juan Vera y Daniel Cuparo, protagonizado por Eleonora Wexler, Fernán Mirás, Luciano Cáceres y Julieta Zylberberg, dirigidos por Marcos Carnevale, en tono de comedia, en que los conflictos se suscitan en torno a dos parejas swingers. En 2017, Betty Gambartes incursionó en el tópico a través de un musical: Lo prohibido, con Juan Darthés, Alejandra Radano y Victorio D'Alessandro. Un clásico como Traición, de Harold Pinter, fue revisitado en la versión de Rafael Spregelburd y la dirección de Ciro Zorzoli en 2013, interpretado por Daniel Hendler, como el mejor amigo del matrimonio conformado por Paola Krum y Diego Velázquez. Leonardo Sbaraglia compuso una pareja gay con Diego Velázquez para Cock, dirigida por Daniel Veronese y estrenada en 2012, en la que Eleonora Wexler fue la tercera en discordia. Ese mismo año subió a escena Isósceles, de Mariana Chaud, una alegoría sobre el paso del tiempo con Dolores Fonzi, Ezequiel Díaz y Violeta Urtizberea.
-El triángulo vuelve hoy a escena, con sus características y sinuosidades. ¿Qué valoración les asignan a los personajes? ¿Son víctimas o victimarios?
L. N.: -El varón perdió a la amante y la mujer amada: en la película marcaba una relación monogámica que falló. Es bueno que se sigan preguntando por qué. Por eso los pibes hoy tienen otra cabeza: lo que en algún momento era moralista hoy es retro. La obra ayuda a pensar también cómo esa relación monogámica puede terminar en un desastre. Por eso ahora hablamos de la soberanía de los cuerpos y de la ley del aborto. Lo que pienso lo hago yo, pero ya no puedo decidir sobre el cuerpo del otro. Ya no se puede meter la basura bajo la alfombra, porque todo explota. Esa lectura es interesante. Es momento de no repetir más lo que falló.
S. G. C.: -La obra habla de los vínculos, ese proceso en el cual una se siente sola, defraudada por un tipo que le pide que aborte, prometerle que no va a volver a llamarla después de que se corta las venas y no lo hace. Hay un montón de situaciones en las que no se la puede juzgar con el parámetro de la amante. En cuanto a él, la condena por el hecho de cometer un desliz en tu vida lo lleva a ese quiebre total. Es como el castigo al metecuernos. Una idea muy cristiana.
P. R.: -El protagonista masculino no conoce su propio límite. Se deja llevar, piensa que las cosas van a pasar de largo. José nos pidió una frase final de la obra y yo elegí esta: "Yo tuve una vida feliz, tuve una vida perfecta. ¿En qué carajo estaba pensando cuando me encamé?".
El amor en los tiempos del poliamor. Y en sus múltiples variantes: desde el acoso y la violencia (con ejemplos tan contundentes como los de Harvey Weinstein, Bill Cosby o Kevin Spacey) hasta el desamor.
-¿Cómo observan los cambios en las conductas sociales, cómo los afecta?
L. N.: -Nunca he tenido ni abusos ni tratos violentos ni un problema con respecto a mi género. La obra no cuenta una historia de acoso: a lo sumo refiere que la amante se volvió "obse" con un tipo. Desde ya, no estoy de acuerdo con ninguno de los acosos. Por los años de los años las mujeres han sufrido más. Hay uno femenino por cada cien masculinos, que ahora están saliendo a la luz. Integro un grupo de mujeres en el que ocho de cada diez sufrieron un aborto, ocho padecieron abusos de alguna manera y las diez tuvieron situaciones incómodas. Ojalá este sea el momento para empezar a cambiar.
S. G. C.: -A mí el amor me ha hecho convertirme en algo que no soy. La necesidad de amar, más que el amor en sí. La necesidad de no estar más sola, de agarrarte de cualquier situación para sentirte acompañada. Lo viví. Tuve dos relaciones muy largas -con los dos padres de mis hijos-, pero me ha pasado un montón de veces -por inseguridad- buscar y obsesionarme con determinadas situaciones que en realidad tenían mucho más que ver conmigo que con el otro, con una conversación que no estaba teniendo conmigo misma. También hay algo de los cambios emocionales tan abruptos. Tengo una ciclotimia bastante fuerte. Ahora estoy mejor, pero tuve varios problemas de ira. Este personaje me ayuda a atravesarlo: me veo un poco desde afuera y veo el nivel y el grado de violencia a los que una puede llegar y me sana.
P. R.: -El año pasado viví dos situaciones en las que me sentí acosado por una mujer con la violencia de los varones. Sentí lo incómodo que puede ser eso de no aceptar un no. Los varones tenemos que adaptarnos. Y también tenemos que aprender que cambió el tipo de vínculos. Mi vieja tiene 73 años. Hace unos días estaba viendo Cien días para enamorarse, en la que Maite Lanata hace de mi hija, en el papel de un chico trans, y me comentó: "Y la nena que hace de tu hija ¿es normal?". Y mi hijo, que tiene 16, estalló: "Abuela, ¿qué es normal? Le gustan las chicas, le gustan los chicos, ¿qué es normal?". "Ay, bueno, bueno, que soy una mujer grande", respondió mi mamá. Ahí también entendí cómo los chicos están cambiando nuestra forma de entender las relaciones humanas.
Un fenómeno antes de la viralidad
Antes de las redes sociales y los fenómenos virales, Atracción fatal se adueñó de la cultura popular global como pocas a veces había sucedido antes. Fue la película más vista del año en todo el mundo, la nominaron a seis Premios Oscar y fue mencionada en series como Friends y hasta en Sintonía de amor, en la que el personaje de Tom Hanks confesaba haber quedado aterrorizado al verla.
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