Aquí hay leones: bella metáfora sobre la estabilidad y lo imprevisible
Buena / Intérpretes: Florencia Sartelli, Leonardo Volpedo / Dramaturgia y dirección: Javier Swedzky / Títeres: Hernán Lira / Iluminación: Nicolás Botte / Realización de títeres y objetos: Laura Cardoso, Román Lamas, Ivo Siffredi, Javier Swedzky / Asistencia de dirección: Laura Cardoso / Funciones: Domingos, a las 19. 30 / Sala: Vera Vera. Vera 108 / Duración: 50 minutos
Vera Vera es un teatro que siempre apostó a la experimentación; desde que se creó, en 2002, se preocupó por encontrar y programar puestas particulares. Fiel a su costumbre de abrir caminos lanzó un concurso post-40 con dos categorías: obra estrenada y primera obra. Aquí hay leones ganó en la categoría que proponía como eje temático "Quemar la casa" y cuyo criterio curatorial sostenía la "singularidad en el acercamiento a los temas propuestos".
Si uno tuviera que contar el argumento de la obra podría decir que se trata de una pareja con problemas económicos que intenta sobrevivir y que oscila entre la esperanza y la desilusión. ¿Cuántas obras tiene nuestra escena que aceptan esta descripción? El clásico teatro de living. Sin embargo, traducir en palabras lo que acontece no solo es inútil sino que lo convierte en un enunciado falso puesto que lo verbal es una parte mínima de la totalidad. La sala es pequeña. El vínculo con los espectadores que se meten en esa vida de a dos es casi íntimo. Así que todo lo que suceda será observado de cerca, de muy cerca.
Cuando uno se acomoda en la platea lo que se impone, visualmente, es una pila de colchones desnudos y en riesgoso equilibrio. Los protagonistas se treparán hasta aparecer a la vista de todos y se dedicarán a tomar el té. Todo vacila entre lo que se reconoce y lo que no. Los colchones son reconocibles, la pirámide de colchones funciona como un desvío. El acto de treparlos y asomarse, también. Tomar té es cotidiano. Que todos los utensilios estén encadenados para no deslizarse y caer, no es habitual.
Aquí hay leones está construida temáticamente en una época de escasa estabilidad. Es el contexto de la crisis de 2001, el signo que lo devela es la música de los vecinos que se cuela por la puerta de atrás. Pero casi nada se verbaliza. Lo inestable se construye con cuerpos, los que están en equilibrio oscilante. Los objetos se acomodan en altarcitos, hacen fila, bamboleándose, los colchones se deslizan para ser vueltos a acomodar.
Algo de lo que sucede en escena es imprevisible. Cuando se maneja un objeto que excede en volumen y en peso, el manipulador no tiene el mando. El espacio de la escena se configura y reconfigura. Existen sí, otros elementos que se manipulan: la familia y algún consuelo mecánico. La idea de salvarse con lo inventado, el entusiasmo, la caída (sí, también desde lo alto de los colchones). Aquí hay leones es definitivamente teatral. Lo que sucede con todos los lenguajes escénicos no acepta trasposición verbal. Javier Swedzky crea un universo muy singular, al que le ponen el cuerpo los actores y titiriteros, Florencia Sartelli y Leonardo Volpedo mientras articulan montones de preguntas, en una propuesta que hace de la metáfora su esencia.