Anticipo. Soy Rada será la Señorita Tronchatoro, en Matilda y se suma a Laurita Fernández
El elenco se va armando de a poco y LA NACION echó un vistazo a los ensayos y la formación académica de los niños artistas
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La versión local de Matilda, el musical, va tomando forma. A la elección de Laurita Fernández como la bondadosa maestra Señorita Miel se sumó ahora la de Agustín Soy Rada Aristarán para interpretar a Tronchatoro, la tiránica directora de escuela a la que desafía la niña protagonista de la historia creada por el escritor Roald Dahl, a cargo en todas las versiones del musical por un intérprete masculino.
Y ya están seleccionados –aunque no se dieron a conocer aún los nombres– los tres elencos de nueve niños cada uno que serán Matilda y sus compañeros, en la escuela en que transcurre gran parte de la trama. Los nombres de los actores que harán de la pareja de padres de Matilda –interpretados en el film de los años 90 por Danny De Vito y Rhea Perlman– serán dados a conocer a mediados de enero.
A fines de marzo comenzarán entonces los ensayos, para llegar al estreno que está previsto para junio de 2023 en el Gran Rex, después de un año de preparativos para la megaproducción de una envergadura como no se veía desde hacía tiempo en los escenarios porteños. “Entramos con un presupuesto original equivalente a 800.000 dólares”, dice Carlos Rottemberg, coproductor de la puesta en escena que dirige Ariel del Mastro. “Teatralmente hablando es la primera superproducción, no sé si decir pospandémica, pero sí posvacunación”, agrega.
Para enfrentar el desafío se unieron cuatro productoras: Go Broadway, de Valentina Berger –la argentina que traía los derechos desde Nueva York–; MP Producciones, de Mariano Pagani; Ozono Producciones, de Pablo Kohlhuber y Fernando Moya; así como el mismo Carlos Rottemberg junto a su hijo mayor, Tomás.
“Es un espectáculo que no puede bajar de 100.000 espectadores”, prevé Rottemberg para una primera temporada de dos meses con siete funciones semanales. Incluye en su estimación la perspectiva de que no se vea solo como una obra para chicos, sino que convoque también a adultos, por lo que están previstas también funciones en horario nocturno.
“Matilda es un espectáculo multigeneracional”, afirma Rottemberg y rememora cómo llegó a la obra: “En 2003, fuimos a ver el musical en Londres con Karina, mi mujer, solos. Al salir, ella me dice: ‘si alguna vez quedase embarazada de una nena, le pondría Matilda’”. En 2019 nació la hija de la pareja que tomó el nombre de la niña y que en estas semanas transitó pasillos y escenarios de Multiteatro presenciando las audiciones en que se armaba el elenco local.
Toda la trama de gestación de Matilda se cruza con la personal de Rottemberg. En mayo de 2019 había anunciado el nacimiento de “su” Matilda por Twitter, recordando que le habían puesto el nombre ya seis años antes a la puerta de un teatro londinense. Casi dos años después, en marzo de 2021, recibió un mensaje desde Nueva York de Valentina Berger, a quien no conocía, ofreciéndole producir el musical en Buenos Aires a partir de que había leído aquel tuit.
“Se nos mezcla lo personal con lo profesional”, reconoce riendo el productor, al revelar que su hija cree que la obra fue escrita para ella y que el hermanito mayor, Nicolás, de siete años, se muestra un tanto celoso. Tal vez tenga que recurrir a un nuevo tuit haciendo referencia a El pequeño Nicolás, a ver si alguien le ofrece producir alguna versión teatral del personaje del gran dibujante francés Sempé…
Ariel del Mastro coincide en que Matilda es una obra que permite lecturas desde diversas edades. “Él texto habla de los papás que no escuchan a los hijos, no registran sus necesidades, y en eso hago hincapié en mi puesta”, dice. El teatro, define, puede abrir nuevos canales de comunicación sobre la temática que trata, sin perder su carácter de entretenimiento, “reacondiciona los puntos de vista”.
Por ahora, a Laurita Fernández y Soy Rada se les suman Déborah Turza, Eluney Salazar, Sacha Bercovich, Lionel Arostegui, Christian Alladio, Pedro Vega, Rodrigo Villani, Fernanda Provenzano, Camila Rosenfeld, Juana Cardozo, Nahuel Adhami, Emiliano Pi Álvarez y Leandro Bassano.
“Me interesa lo que los chicos quieren decir”, destaca de su lectura del texto de Dahl pasado al escenario por Dennis Kelly con música de Tim Minchin. “Tenemos que mirar más a nuestros hijos. ¿Qué pasa que los mandamos todo el día a la escuela y luego a actividades extraescolares, y a la noche solo vemos el celular y los mandamos a dormir? ¿Por qué no lo percibimos?”, explicita el foco de su puesta el director de éxitos como Cabaret, Peter Pan y el último show de Tini. Del Mastro divide en estos meses su tiempo entre Matilda en Buenos Aires y los ensayos de una nueva versión de School of Rock en Madrid, también con un numeroso elenco infantil, en un año que define como “atravesado por los niños”.
Un equipo de trabajo nutrido le permite alternar entre ambos proyectos. Particular dedicación de ese equipo requirió el extenso proceso de audiciones para armar los elencos infantiles, que consistió en jornadas de cuatro horas de trabajo en actuación, danza y canto semanales durante siete sábados, de las que salieron finalmente elegidos los 27 chicos que subirán al escenario en junio próximo. La base inicial fueron 800 videos enviados por niñas y niños que se postulaban, de los que fueron convocados 200 a una primera selección y quedaron 60 para el ahora finalizado primer ciclo de sesiones semanales que dio en llamarse “la escuelita de Matilda”. En el verano se retomarán, ya con los tres elencos infantiles seleccionados. “No estamos acostumbrados a este formato de audiciones, pero resultó muy fructífero dar un espacio de mayor tiempo a los niños, creando un espacio de confianza, de grupalidad, que fue la base para que cada uno pudiera desarrollar su potencial”, explica Analía González, coreógrafa de la puesta y coach de danza en las audiciones infantiles.
“Generar el crecimiento individual desde el sentido colectivo, es algo pocos común en una audición. Cada encuentro se transformó en un momento escénico, más que una prueba, un momento de aprendizaje donde se puso en valor la alegría de estar aprendiendo y no de estar compitiendo”, señala la coreógrafa.
“Necesitamos chicos que bailen, claro, pero además de cómo bailen, se trata de cómo comparten con sus compañeros, se mantienen atentos, muestran el hambre, las ganas”, reseña González el perfil buscado para el elenco infantil. “Para mí el talento no es bailar bien, sino ese conjunto de actitudes, la atención, la humildad, el compañerismo, la posibilidad que nos brinda todo esto para aprender más fácil, para bailar con fuerza, con alegría, con un cuerpo libre y brillante. No es el deseo de figurar, es el deseo de bailar, actuar y cantar el que tratamos de fomentar”.
Los chicos, más allá de que quedaran finalmente en alguno de los tres elencos seleccionados para turnarse en las funciones, respondían a esa demanda con frases como: “Nunca imaginé poder aprender tantas cosas en tan poco tiempo”... “Y compartir con gente nueva”... “Con profesores que iban a ser tan buena onda y que nos enseñaran tanto”.
Y en una pausa de las audiciones reivindicaban al personaje de Matilda y sus compañeros: “Me encanta la obra por la rebelión de los niños, que pueden mostrarse como mayores que los adultos y ser mucho mejores que ellos”, señala Benjamín. “Me gusta cómo se puede defender, cómo elige lo que quiere ser”, agrega Tomás. “Pelea por lo que quiere, y le encanta leer”, dice Martina. “A Matilda la retan siempre y ella, de la nada, toma su libertad”, sintetiza Romeo. “Es libre de ser lo que quiere ser y cuando lo hace se divierte”, agrega Rafaela. Esto último es lo que el equipo de Matilda espera que hagan estos chicos sobre el escenario.
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