Alicia (Alice by Heart): gran versión de un musical del off-Broadway en plena Avenida Corrientes
Con un elenco sólido y fidelidad a la versión original, la puesta logra hacer olvidar por un rato las oscuridades que, al igual que ayer, hoy ensombrecen al mundo
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Libro: Steven Sater y Jessie Nelson. Música: Duncan Sheik. Letras: Steven Sater. Adaptación: Julio Panno y Ro Noziglia. Dirección general: Julio Panno. Dirección musical: Gaspar Scabuzzo. Intérpretes: Agostina Becco, Valentín Zaninelli, Micaela Romano, Ángel Hernández, Walter Canella, Agustín Iannone, Sofía Val, Julián Rubino y otros. Vestuario: Mariana Seropian. Escenografía: Isabel Gual. Iluminación: Leo Muñoz y Julio Panno. Coreografía: Verónica Pecollo. Sala: Pablo Neruda (Paseo La Plaza), Av. Corrientes 1660. Funciones: viernes y sábados a las 19:30, domingos a las 19. Duración: 90 minutos. Nuestra opinión: muy buena.
Cuando la locura del mundo resulta insoportable, solemos refugiarnos en las historias que amamos. Esta bien podría ser la sintesís de Alicia, la versión local de Alice by Heart, el musical del off Broadway basado en el libro homónimo de Steven Sater, inspirado a su vez en Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, la novela de Lewis Carroll.
La acción comienza en un improvisado hospital de campaña dentro de un teatro, donde una joven teme por la salud de un amigo al igual que por lo que ocurre puertas afuera (graficado por sirenas de ambulancias, estallidos de bombas y gritos). Cuando la angustia la toma por completo recurre a su libro de cabecera como bálsamo, el de la famosa niña rubia (como ella) que tras caer por un agujero ingresa a un mundo de fantasía poblado de seres tan peculiares como inofensivos. Su manera de escapar de la realidad se tornará de a ratos efectiva y en otras inviable. Hacia el final deberá decidir si crecer o quedar atrapada para siempre en esa realidad paralela, en la que no se sufre pero tampoco predomina el amor.
En ese contexto irán apareciendo diversos actores ¿o refugiados? que le serán útiles a la hora de poner en acción esa pantalla de ensueño. A su turno cada uno cumplirá un rol diferente: el de conejo, el de reina, el de gato, el de rey, el de oruga, el de duquesa, etc.; es decir que darán vida a los famosos personajes de la novela de Carroll. Y también irán apareciendo las canciones, que son hermosísimas. En ese sentido Alice by Heart, de los mismos creadores de Despertar de primavera, también es inusual: es un musical con muchos highlights, con muchos temas que el espectador puede salir tarareando después del final; entre ellos “Cayendo en la madriguera”, “Aún”, “La llave está en vos” y “¿No es una condena?”.
La versión local de Alice by Heart está bastante ceñida al original (dura lo mismo e incluye todas las escenas y canciones, algo poco común en las traslaciones nacionales), salvo por el cambio de época y de locación. Mientras que la versión preliminar presentada en 2012 en el Royal National Theatre de Londres transcurría durante la Segunda Guerra Mundial y en Inglaterra, la que acaba de estrenarse en Buenos Aires sucede aquí y en un momento histórico impreciso, pero que bien podría ser la última dictadura militar, por la referencia a la quema de libros y otros detalles. Tampoco acontece en las tuberías de un subterráneo. Ya sea por falta de recursos para reproducir la fisonomía de un metro (como sucedió en el estreno mundial del espectáculo en 2019, en el MCC Theater de Nueva York, que hoy se puede apreciar por YouTube), o para invitar a agudizar más la imaginación, Alicia –nuestra Alice by Heart– acontece, como ya fue dicho, en una sala teatral; más precisamente, sobre un escenario despojado, tal vez demasiado despojado (excepto por unos pocos elementos escenográficos).
Pero lo que le sobra a esta versión, y mucho, es talento. Por empezar el elenco todo es de una paridad inusual. Todos se destacan por su nivel de actuación y de canto, tanto los protagonistas como los que componen pequeños roles. Conforman, sin dudas, uno de los grupos de intérpretes más talentosos e idóneos de los musicales que hoy pueden verse en la ciudad. Agostina Becco es una entrañable y exacta Alicia y Valentín Zaninelli, candidísimo, se luce como Francisco (el amigovio de Alicia) al igual que como El conejo. Ángel Hernández y Micaela Romano se cantan todo y Walter Canella y Julián Rubino aportan mucho humor. También se distinguen las coreografías de Verónica Pecollo (y la destreza de los actores para llevarlas a cabo, claro) y las luces de Leo Muñoz y Julio Panno. Este último, a cargo de la dirección general, vuelve a demostrar que es uno de los mejores directores de la actualidad, ya sea en musicales (Casi normales, Una película sin Julie, Once, una vez en la vida, Tango corrupto), dramas (Personas, lugares & cosas), unipersonales (El testamento de María, El emperador Gynt) o espectáculos experimentales (Black Friday). Entre todos, con su arte, logran hacer olvidar por un rato las oscuridades que, al igual que ayer, hoy ensombrecen al mundo.
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