Alfa: una locura futurística desopilante que es una delicia
Alfa / Libro y Dirección: Felicitas Kamien. elenco: Valeria Roldán, Diego Quiroz, Abian Vainstein, Mariana Cavilli, Marta Haller / Escenografía: Victoria Kamien / Luces: Matías Sendón / Sala: El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960 / Funciones: sábados, a las 20.30 / Duración: 60 minutos / Nuestra opinión: Muy Buena
Cualquier ojo entrenado advierte ciertos signos de extrañeza al entrar a la sala. Es que si al primer impacto de cuando se ve la precisa y contundente escenografía desplegada en el escenario se le suman algunos detalles que decididamente desencajan con lo que habitualmente se entiende por cocina se puede estar seguro de que acá algo raro pasa. Una cocina del futuro, una cocina convertida en laboratorio científico. En fin, las hipótesis se suceden hasta que se escucha, sin personajes en escena todavía, una radio que describe un panorama definitivamente devastador y entonces el caos se aproxima: debido al aumento de los agrotóxicos y a otras cuestiones ligadas a la manipulación genética y al control de plagas, la tasa de fertilidad ha caído por completo. Se ha desplomado hasta tasas ínfimas y la raza humana está en peligro de extinción. Se aclara de entrada, además, que se debe mayormente al semen malo, bajo en efectividad. Un futuro decididamente distópico, pero, problemón en puerta, un mañana que no parece tan distante con el presente, lo separan apenas unos 40 años, y entonces Alfa se vuelve actual.
Para completar el cuadro de situación, máscaras que son colocadas en los rostros de quienes se atrevan a salir de esa cocina. Para este horror solo una salida: encontrar esos machos alfa que aún conservan espermatozoides de buena calidad, capaces de asegurar raza humana para rato. Depresiones, locuras disparadas y ansiolíticos para pasar el rato son la base de todos los pocos habitantes que quedan en la Tierra. La forma que tiene Felicitas Kamien –autora y directora– de tocar estos temas que no son para nada graciosos es justamente a través de actuaciones paródicas, con ese sesgo de extrañamiento que sacude las estanterías del realismo e invita a la platea a esa ciencia ficción con aires de Álex de la Iglesia. Y entonces aparece el humor por este choque de temas serios con códigos enrarecidos.
Capítulo aparte para la actuación de Abian Vainstein. Si ya se había destacado en obras como La fiesta del viejo, aquí nuevamente vuelve a demostrar que es cosa seria. En este caso se trata del ambicioso padre de Sofía (interpretado muy bien por Mariana Cavilli), la técnica en cuestiones de fertilidad que es capaz de salvar a la humanidad si no es que lo poco de humanidad que queda en el mundo se la lleva puesta.
Por Jazmín Carbonell
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