Alejandro Casavalle al frente de un proyecto que recupera historias mínimas y potentes
Dos obras cortas que proponen, además, sumar almuerzo o merienda en el teatro
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Dos experiencias, Reducción y Pornodrama, aportan algunas pistas sobre la relación del director Alejandro Casavalle con el mundo escénico. Dos proyectos de singulares particularidades que lo mostraron trabajando al borde de ciertos límites dramáticos. En el primero un grupo de actores representaba la pieza del norteamericano Christopher Welzenbach en el baño de hombres del Malba mientras la acción era seguida por un pequeño grupo de espectadores. En el segundo, que desarrolló en tres ediciones denominadas Punto genital: Pornodrama I, Pornodrama II: un esquimal y Pornodrama 3.0 El borde del deseo, los intérpretes jugaban escenas de sexo pero hasta un límite contenido por la teatralidad.
Antes de que comenzara la cuarentena en 2020, el gestor y director estuvo a punto de estrenar un proyecto que no llegó a concretar. Una aventura de teatro musical denominada Pospríncipe blue, un espectáculo en el que investigaba acerca de la deconstrucción del macho.
En tiempos de pandemia el creador, además de adaptarse a ciertas leyes que impuso la realidad, como la utilización de Zoom para dictar clases o desarrollar algunas investigaciones, también reconoció que no era momento de llevar a escena Pospríncipe blue. Fue así que comenzó a reparar en una experiencia en la que había trabajado en 2017 a partir de dos textos Moje Holka, Moje Holka, de la española Itziar Pascual, y Mi niña, niña mía, de la colombiana Amaranta Osorio.
Se trata de dos monólogos que Casavalle presentó en un encuentro del grupo Magdalena Proyect, en Pinamar, en 2017, al que asistieron, entre otros, la actriz Julia Varley, integrante de Odin Teatret de Dinamarca. Ella fue una de las más entusiastas a la hora de proponerle al director montar el espectáculo que, hoy se estrena en El Extranjero, con las interpretaciones de Alma Buffay y Marianela Zapelli.
“En aquel momento no encontraba la motivación para llevar a cabo este trabajo –comenta el creador– y en este contexto actual, extrañamente, eso apareció. Comprendí que los monólogos expresan algo muy fuerte que nos interpela respecto de lo que nos está sucediendo hoy como seres humanos, como sociedad. Tiene que ver con dos cuestiones: el encierro y el aislamiento. La obra habla de dos seres que están en la oscuridad. Una en el campo de concentración de Terezin y la otra es una entomóloga que estudia los insectos.”
La primera logra sobrevivir dándole clases de teatro a los niños. La segunda parecería aceptar la soledad que le propone su trabajo científico. “A partir del recorrido de una actriz/mujer histórica confinada en un campo de concentración propagandístico nazi y el de una mujer joven//actual que en su devenir por la ciencia se ve espejada en un camino vertiginoso, sus historias se encuentran en un espacio íntimo y de diversidad temporal, que nos permite explorar por medio del amor y la ternura, sobre identidades, resiliencias y las incertidumbres de nuestro tiempo presente”, expresa Casavalle.
Una realidad que según afirma el creador nos está modificando nuestros hábitos y naturalizando ciertas cuestiones que hasta entonces parecerían imposibles de naturalizar. “Hoy está pasando – dice– que los seres humanos vivimos encerrados, conectados a través de zoom. Pero esto es plano, no es tridimensional. No hay olores, sensaciones. No hay apreciaciones físicas. El tapabocas entra dentro de una normalidad inesperada.”
Pero aunque los personajes expongan interiormente una dolorosa soledad. Sus historias en la escena se irán complementando. El pasado se cruzará con el presente. Como bien expresa su director: “hay una historia de principio a fin donde se exponen que, a través de pequeños gestos, podemos liberarnos del aislamiento y poder encontrarnos.”
Esta idea de encuentro también fue tenida en cuenta a la hora de concretar las funciones del espectáculo. Se realizarán los domingos, a las 15.30, y los espectadores tendrán la posibilidad de almorzar en el bar del teatro antes de participar del trabajo o tomar una merienda una vez finalizado el montaje.
Para agendar
Moje Holka, Moje Holka. Mi niña, niña mía
El Extranjero, Valentín Gómez 3378
Domingos, a las 15.30
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