Aforo al 100%: los teatros, cines y salas de concierto porteños podrán trabajar al máximo de su capacidad
Con la resolución firmada por los ministros de Cultura y de Desarrollo Económico y Producción de la Ciudad, se vuelve a una nueva normalidad por primera vez desde el 20 de marzo de 2020; los protocolos se mantendrán en vigor, incluido el uso de tapabocas por parte del público
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Los teatros, cines y salas de música de la ciudad de Buenos Aires pueden volver a trabajar al máximo de su capacidad, ocupando todas sus butacas disponibles. Así lo expresa la resolución conjunta del gobierno porteño con fecha del 1° de octubre que aprueba un nuevo “Protocolo para el desarrollo de actividades escénicas con público”. En uno de sus incisos, la normativa señala que, con un tope de 6000 personas, “el coeficiente de ocupación del aforo permitido será de un 100% en relación a la capacidad máxima habilitada”. La noticia era muy esperada por productores, dueños de sala y actores. Entrará en vigencia al publicarse en el Boletín Oficial porteño.
“Día importante para nuestra actividad: regresan las salas teatrales a sus capacidades originales en la ciudad de Buenos Aires -señala el productor teatral Carlos Rottemberg, en una nota de opinión que escribió apenas estuvo firmada la resolución-. Noticia esperada por muchos desde hace más de un año y medio, lo cual no significa desconocer que la situación epidemiológica no ha concluido y que continuará sujeta a cuidados sanitarios. Seguramente, a quienes no se dediquen a esta profesión, les resulte difícil comprender por qué en el mundo del espectáculo – y más allá de sus fronteras- tanto se ha dicho y escrito sobre ‘el aforo’ y la importancia de su alcance”.
Todo este proceso tuvo infinidad de derivas frente a una situación única por el impacto y el alcance global. Como sucedió en todo el mundo, la actividad escénica se cerró el 20 de marzo de 2020. En la ciudad de Buenos Aires, los teatros volvieron a abrir el 13 de noviembre con un aforo del 30 por ciento y diversas medidas sanitarias para espectadores, elencos, personal de sala. Para poder abrir, los teatros tuvieron que adecuar sus sistemas de ventilación. Habían pasado 237 días de esa larga noche en que el sector se enfrentó a una crisis todavía no resuelta. En todo este tiempo, el coronavirus siempre impuso sus normas. De hecho, los teatros volvieron a cerrar en abril y reabrieron en junio en medio de una especie de Juego de la Oca permanente.
Durante este período, con marchas y contramarchas, se pasó del 30 por ciento de aforo al 50 por ciento. A principios de agosto último, el gobierno nacional lo aumentó al 70 por ciento, siempre según estrictos protocolos sanitarios. Desde ese momento, cada jurisdicción fue instrumentando sus propias medidas. En lo que hace al gobierno porteño, el coeficiente de ocupación del aforo permitido se estableció en un máximo de 70 por ciento y con un tope de 4000 espectadores, que ahora pasará al 100 por ciento de la capacidad habilitada y un máximo de 6000 espectadores. Los espacios siempre deben contar con distintas medidas vinculadas con la renovación de aire y el uso obligatorio de tapabocas.
A lo largo de este tránsito, las determinaciones que toma el gobierno nacional se aplican de distintos modos en provincias como en municipios. A pedido de LA NACION, Gustavo Uano, director del Instituto Nacional del Teatro (INT), aporta datos que sirven para trazar una radiografía de la actividad escénica. En lo que hace a la región Patagónica, las salas de Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chubut, Río Negro, Neuquén y La Pampa están trabajando con el 70 por ciento de aforo. En la región de Cuyo, los parámetros difieren: en Mendoza los teatros funcionan al 70 por ciento de aforo, mientras que en San Luis y La Rioja lo hacen al 50 por ciento y en San Juan, las salas oficiales tienen habilitado el 50 por ciento de su capacidad para ser ocupada, y las independientes, el 70 por ciento.
En la región Centro, el 70 por ciento que regía para la ciudad de Buenos Aires junto a la distancia mínima que debe mantenerse entre butacas indicada el protocolo hacía que el aforo en algunas salas independientes terminara siendo inferior al porcentaje permitido. En el amplio mapa de la provincia de Buenos Aires, la capacidad difiere según las municipalidades. En la región Litoral, Entre Ríos y Santa Fe vienen trabajando con el aforo del 50%, y Córdoba lo hace al 70%. Y en lo que hace al NOA como al NEA, el abanico compuesto por Catamarca, Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Corrientes, Formosa, Chaco y Misiones, todos los teatros están trabajando con la capacidad máxima del 50%. Solamente en Jujuy algunos jurisdicciones lo hacen al 70 por ciento.
A Gustavo Uano, persona en constante contacto con referentes teatrales de todo el país, los datos le llevan a concluir que en regiones como la Patagonia, con menos densidad demográfica, la situación es más flexible; mientras que en NEA, por su situación fronteriza, las restricciones son más rigurosas frente al panorama de CABA y la provincia de Buenos Aires, en la que conviven realidades diversas.
El lento proceso del reencuentro
Cuando se implementó el aforo del 70 por ciento en la ciudad de Buenos Aires, el impacto de la medida tuvo relación directa en el circuito, tanto en el que hace a cantidad de funciones y de títulos como a las audiencias. Carlos Rottemberg resaltaba que se estaban agregando funciones y que, para ese momento de agosto, se volvió a implementar la costumbre de trabajar un feriado, cosa que no venía sucediendo. Claramente, la oferta estaba ligada a una demanda creciente.
Y en lo que hace a la amplia variedad de salas del circuito alternativo, a principios de agosto, según un relevamiento realizado por Artei, una de las dos entidades que agrupan al sector, se consignaba que casi el 74 por ciento de las 110 salas de esa asociación estaba realizando funciones. Detalle no menor, solamente el 41 por ciento estaba realizando dos funciones semanales cuando, antes de la pandemia, en este tipo de espacios se solían programar ocho funciones a lo largo de los siete días de la semana.
Recién a mediados de septiembre los grandes teatros de Broadway recuperaron sus actividad con sus grandes títulos que forman parte del engranaje económico de Nueva York. Habían estado cerrados durante 18 meses. Las grandes comedias musicales sólo podían volver a hacer funciones con aforo máximo porque no era posible económicamente regresar de otro modo. El 19 de julio habían vuelto los grandes títulos al West End de Londres. Pero, para entender a este mapa tan dinámico, no todas las salas europeas actualmente pueden trabajar con su máxima ocupación. En Italia, por ejemplo el tope es el 50 por ciento; mientras que en Madrid se puede trabajar con la ocupación de todas las butacas, aunque el mismo parámetro no rige de igual manera para el resto de España.
Mientras Broadway festejaba su reapertura, Rottemberg aportaba otros datos sobre la postal del mes pasado. “En estos momentos recién estamos superando el 30 por ciento de entradas vendidas del total de butacas disponibles en las salas comerciales porteñas. Recuperar la confianza del espectador nos va a llevar todo este año y el próximo. Nuestro objetivo es seguir sumando audiencias -comentaba en diálogo con LA NACION- Trabajar al cien por cien nos permitiría incorporar más fuentes de trabajo y que puedan volver los grandes musicales que, en las actuales condiciones, se hace imposible”.
A partir de ahora, seguramente se irán sumando nuevos títulos en los distintos circuitos de la cartelera porteña mientras los productores ya están armando la cartelera de Mar del Plata tratando de dejar atrás un período sumamente oscuro a la espera que el público responda.
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