Abrazar la fama con humildad
Viene del circo y con su trabajo en teatro y en televisión logró comprarle una casa a sus padres
MAR DEL PLATA.- Va con las reposeras y heladeras en mano. Se le acerca al oído a su marido. "Es, ¿no?", pregunta. Y la mujer se saca la duda: "Naza", le grita. Y el muchacho ágil, que en plena producción de la nota anda entre saltos y rebotes en una cama elástica de playa Bristol, devuelve un saludo y una sonrisa. "Foca, ¿una foto puede ser?", pide otro con la cámara en mano, seguro de tener frente a sí al protagonista oculto bajo un disfraz que aporta lo suyo para un Justo a tiempo que vivió el último año acariciando los 25 puntos de rating. Pero el mayor premio llega con otro matrimonio: "Te vimos en el teatro. Muy bueno lo tuyo, sos un gran actor", le reconoce el hombre y ratifica su esposa. Un fruto que Nazareno Móttola cosecha de su papel en Más respeto que soy tu madre , la obra que el año pasado lideró la taquilla porteña y este verano es, sin lugar a dudas, el gran éxito de la temporada marplatense.
Sobre el escenario representa a un adolescente de 16 años, al que le calza a la perfección el físico pequeño y la imagen de pibe de este joven de 27 años que un día se entusiasmó con los malabares y acrobacias del universo circense y, casi sin darse cuenta, dio el gran salto para ganarse un lugar en el prime time de la TV y lo mejor de la cartelera teatral.
Todavía recuerda cuando el propio Antonio Gasalla lo llamó por teléfono para proponerle que sea parte de su compañía. "¿Ah, Gasalla?, que tal, yo soy Spielberg", le contestó al actor porque pensó que era una broma.
"Lo que menos te imaginás es que un grande como él te va a convocar no para hacer sólo chistes o acrobacias, que era lo mío, sino para actuar", cuenta Móttola, que recuerda el miedo que le generó este desafío que aun así no se atrevió a dejar pasar.
Hasta ese momento, lo suyo era humor y piruetas. A los 16 años ingresó a la Escuela Municipal de Circo de Berazategui, su distrito de origen y actual residencia. Pronto se integró a un elenco rodeado de magos y equilibristas a la sombra de esas carpas que van de aquí para allá. Aun cuando gracias a la TV acarició la fama, y el teatro le ha dado un nuevo impulso y proyección a su carrera, Móttola es un enamorado del universo circense y reconoce el aprendizaje que encontró en ese ambiente. "En el circo no hay estrellas, porque cuando llueve o hay viento hay que salir a clavar estacas o sacar agua, y eso me sirvió para vivir de otra manera esto de que hoy muchos te saluden y conozcan y mañana puedas no ser nadie".
Y es un eterno agradecido a Gasalla, no sólo por tenerlo en cuenta sino por la ayuda que le dio en esta experiencia teatral. Móttola cree que lo eligieron por su gestualidad y también por su presencia física, ya que daba bastante bien con el papel de ese menor de 16 años que genera tantos problemas en esa rara familia que se muestra en Más respeto que soy tu madre.
"Mi personaje es algo menos querido dentro de la familia, que puede tener algunos parecidos y semejanzas con mi personalidad, pero en otras es bien diferente", aclara todavía sorprendido por la repercusión que tuvo el espectáculo.
Cuando recibió el texto de la obra no pensó que podía tener semejante respuesta del público, con éxito increíble en Buenos Aires y posibilidades de llegar a los 100.000 espectadores en Mar del Plata como fruto de una sucesión de salas a capacidad completa desde el debut. "Confiaba mucho en lo que significa Antonio Gasalla al frente de un espectáculo –admite– pero debe ser también que pueda tener yo un problema grave de autoestima baja."
Dice que al principio, previo a los ensayos, tenía miedo de defraudar a quien lo había convocado. "No dudaba de él, pero sí de mí, tenía miedo de perjudicar la obra", cuenta. Aunque hoy disfruta de los elogios por su papel y el del espectáculo.
Aquel adolescente surgido de una humilde familia, que desde los 12 años se hizo cargo de varios gastos propios con lo que ganaba como repartidor de pizzas, se dejó tentar por el circo, que pronto le dio la posibilidad de un ingreso económico. Así pasó por las compañías Rodas, Cirqué XXI y Servián. Probó suerte en México y aportó su gracia a espectáculos de Panam, Carozo y Narizota, El Mariachi Loco y Manicómic. Así, de a poco, se abrió la puerta de la televisión. Vio luz y entró de la mano de Pablo Rutcuc, al que considera su padre en el medio, que lo llevó a ShowMatch para protagonizar cámaras ocultas que lo tuvieron como un alumno de secundaria que tenía a maltraer al docente elegido como víctima. Llegarían luego El Muro, con Marley; su paso por De 9 a 12, Bien de Verano en el cable, AM y Justo a tiempo.
"En El Muro gané muchísimo más a los chicos; con VideoMatch me reconocían mucho los adolescentes y ahora, con Justo a tiempo, son los más grandes los que me reconocen mucho, lo mismo con el público que va a ver a Antonio", rescata el muchacho al que la vida le regaló este giro profesional que le permitió, entre otros gustos, darles una nueva casa a sus padres, siempre en su Berazategui.
Insiste en que ha tratado de hacer lo mejor y disfrutar en cada lugar que le tocó estar. "En un circo con diez espectadores la función se hacía igual y la disfrutaba mucho", recuerda. Y advierte que no siempre hay que disfrutar del éxito. "Porque cuando es un fracaso hay que aprender, algo que rescaté del circo y es base de mi personalidad", explica con seriedad.
Para este año, mientras acompaña una nueva propuesta de Marley, prepara un flamante personaje para otro ciclo de Justo a tiempo. "Será a cara descubierta y muy divertido", anticipa sin dar más detalles.
También habrá Más respeto que soy tu madre, en El Nacional de Buenos Aires. Algo que disfruta y mucho por esa posibilidad de compartir y aprender con Antonio Gasalla y resto del elenco. Y hasta se ilusiona con que la obra le cumpla el sueño personal de hacer cine. Dice que la historia nacida de un texto de Hernán Casciari es ideal para la pantalla grande: "Para mí –afirma– sería la nueva Esperando la carroza", augura.
PARA AGENDAR
- Más respeto que soy tu madre, dirigida por Antonio Gasalla.
- Neptuno, Santa Fe 1751 (0223-494-3302). De martes a domingos, a las 21.
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