50 años de café concert: un espacio, un estilo, un juego
Para celebrar el aniversario del género, Lino Patalano produjo Pelonintensivo, donde se luce el gran Roberto Peloni; una prócer del género, Edda Díaz, se une al festejo
"El café concert es un invento", asegura Edda Díaz, y rompe el hielo como quien asevera una verdad revelada. Lino Patalano y Roberto Peloni asienten. ¿Cómo no creerle a la reina del café concert, a una de las mentes creadoras de Help, Valentino? A 50 años del estreno de la pieza que dio origen a este género -o "lugar", como prefiere llamarlo Patalano- en la Argentina, se continúa apostando por él. Ejemplo de eso es el estreno de Pelonintensivo, unipersonal protagonizado por el multifacético Peloni y propuesto por el mítico productor.
"No sabíamos que se cumplían 50 años del café concert", dicen casi al unísono Peloni y Patalano, en la oficina del último en el quinto piso del Maipo. En el medio, Díaz los mira: sabe que ése es, también, su aniversario. Espectáculos como Help, Valentino y Dejate de historias y cosaquiemos la cosaquia -ambos creados por unos todavía ignotos Antonio Gasalla, Carlos Perciavalle, Nora Blay y Díaz a finales de los años 60- marcaron un antes y un después, y significaron el nacimiento de un género. La revolución de esa década fue el canvas perfecto para que artistas como ellos desplegaran su audacia e irreverencia y encontraran un escenario donde expresarse, en tiempos en los que la censura era moneda corriente. En lugares como La Recova o La Fusa y en los espacios creados por Patalano, La Gallina Embarazada, El Gallo Cojo y El Pollito Erótico, se animaban a decir lo que otros no, rodeados de un número de espectadores impensado hoy, en épocas de habilitaciones municipales. Denuncia social y política entre escenas y canciones, maquilladas siempre con humor.
Hoy, Pelonintensivo promete ser políticamente incorrecto y celebrar los 50 años del género, aunque los creadores del proyecto no lo sabían. "Hubo algo místico que nos empujó", dice Peloni. Su primer acercamiento a lo teatral surgió tras ver a Gasalla en la televisión. "Hay algo que germinaron ellos en el nacimiento del género y, al mismo tiempo, algo que nació en mí: mi vocación." Es cierto: artistas fundamentales en el imaginario argentino como Enrique Pinti, Niní Marshall, Cipe Lincovsky y María Rosa Gallo pasaron por los escenarios del café concert. Mientras, Díaz sonríe al escuchar a Peloni hablar. Quizá ve en él algo de la chispa de su generación.
Díaz y Patalano se conocen, y se nota. Además de haber compartido espectáculos como Orgullosamente humilde, Bésame, bésame público y Chiquitita como soy, también compartieron mucho de sus vidas: él es padrino de uno de los hijos de ella. Ante la pregunta de si volverían a trabajar juntos como productor y actriz, la respuesta es la misma: si surge un proyecto, sí. No hay impedimentos.
Por el contrario, Díaz y Peloni no se conocían hasta este encuentro, pero eso sólo se hace evidente al final de la charla, cuando entre las frases de despedida se cuela "un placer haberte conocido". Se nota, también, que tienen la misma pasión, además de amigos en común de los que hablar y, claro, de Patalano: su punto en común.
La historia del productor y el actor se remonta a 2005, cuando La Parka -obra de culto del nuevo musical protagonizada por Peloni- se presentaba en el Maipo Kabaret. "Eran veinte mil, me rompieron el escenario", recuerda Patalano. Siguieron Sweeney Todd, El cabaret de los hombres perdidos, Shrek -donde personificó a Lord Farquaad, personaje que le valió el Premio Hugo de Oro en 2015- y The Rocky Horror Show. A pesar del reconocimiento de la crítica, para Patalano faltaba el del público. Algo de cierto hay: en las puertas del Maipo, la cara del actor se puede ver tres veces, en las gráficas de tres obras distintas: Obra de Dios, Rocky Horror Show y, ahora, Pelonintensivo. Todas las mañanas se lo ve en Morfi, el programa que conduce Gerardo Rozín por Telefé, y también actúa en Cyrano de más acá, en el Teatro Cervantes. Tantos personajes tan diversos hacen que no se conozca su verdadera identidad. "Nene, dejate de joder, nadie sabe quién sos. Hagamos un espectáculo en el que se te vea la cara", le dijo Patalano a Peloni, y ése fue el inicio de Pelonintensivo. Por eso, el actor lo ve como un reto.
"Creo que lo que tenemos en común son los desafíos, ¿no?", desliza Díaz. En su caso, el desafío fue crear un estilo de humor tan disruptivo que la llevó de El Gallo Cojo al Teatro Nacional sin escalas: Chiquitita como soy pasó de una sala con 170 localidades a El Nacional e hizo una temporada de más de seis meses vendiendo 998 entradas agotadas por función. "Crearon un humor inteligente. Antes sólo era escatológico o pavote", asegura Patalano. Hoy, los desafíos de Peloni son estar a la altura de la bohemia creativa que inventó el género y estar solo en el escenario. Sin embargo, está bien acompañado. Patalano asegura sin dudar que el café concert unipersonal fue un invento suyo. "¡¿Por qué decís esa barbaridad?!", se escandaliza Díaz. Sin embargo, al segundo, ella misma contesta esa pregunta. "Porque es verdad -dice-, yo quería poner bailarines para sentirme acompañada y vos no me dejabas", remata, entre risas.
Los tres comparten la autogestión como virtud, rasgo emblema del café concert. Peloni es actor y productor, es uno de los fundadores del primer teatro sustentable de la Argentina -el Border- y fue docente. En Patalano y Díaz, la anécdota de cómo se fundó La Gallina Embarazada es la mejor manera de ilustrar esta característica. "En ese momento trabajaba en el teatro Regina y me quería ir, pero no podía alquilar un teatro. Había enganchado con Help, Valentino, y justo apareció Edda por el Regina para no sé qué cosa... Le dije: ¿por qué no armamos un café concert?" Ella, lejos de asustarse, le preguntó dónde lo harían. Patalano miró y leyó "se alquila" en un edificio cercano, sobre la calle Libertad. "Fue muy lindo que cuando entramos estaba todo en adoquines y Lino se paseaba muy delirante. Por suerte, los dos teníamos la misma locura, la que se necesita para algo así."
De distintas maneras y en momentos diferentes escribieron y escriben la historia del género en el país. Para Díaz, el café concert es un invento. Para Patalano, fue su única alternativa. Para Peloni, su presente y un espacio de desestructura. Tres animales de teatro, dos generaciones, las mismas ganas de crear y la misma -y necesaria- locura.
Íconos del café concert porteño
El Gallo Cojo
Los inicios de Lino Patalano como productor y emprendedor fueron en este ámbito de la calle Libertad. Aquí, con Edda Díaz y Carlos Perciavalle.
La Gallina Embarazada
Lino Patalano, su actual mano derecha y actor Elio Marchi y la artista plástica Maggi Risdon, en su segundo epicentro: La Gallina Embarazada.
La gran capocómica
El 4 de enero de 1973 Niní Marshall estrenó Y se nos fue redepente en El Gallo Cojo Kabarett, de Mar del Plata. Luego en abril, en Buenos Aires, fue uno de sus grandes éxitos: más de 1500 representaciones.
Seis personas en el cuerpo de un gran actor
- "Siento que todo me enriquece, pero también siento que me voy disolviendo", dice Peloni. Tres obras en el Maipo, una en el Cervantes y una participación diaria en Morfi, de Telefé, enriquecen, sin dudas, pero también disuelven.
- Sin embargo, en Pelonintensivo vuelve a desdoblarse, en este caso en seis personajes creados por el actor. Entre ellos, un payamédico con muchas similitudes a Donald Trump, un adolescente a quien el exceso de consumo de pollo le causó un aumento de sus glándulas mamarias, una lesbiana murguera cuya esposa está a punto de parir y la gobernadora María Eugenia Vidal.
- Así, le rinde homenaje al género y busca hacer reír mediante temas de actualidad. Pelonintensivo llegó para dejar claro que Peloni es mucho más que "el enano de Shrek" o "el cocinero de Morfi". También puede ser seis personas en uno.
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