1982, obertura solemne
Autor: Lisandro Fiks. Dirección: Lisandro Fiks y Diego Quiroz. Interpretes: Christian Alvarez, Roxana Artal, Dario Dukah y Lisandro Fiks. Asistente de dirección: Emanuel Gaggino. Producción: Ana Bellone. Sala: Espacio Polonia, Fitz Roy 1477. Funciones: domingos, a las 20. Duración: 50 minutos. Nuestra opinión: buena
Un living desordenado. Una chica estudia y se muestra nerviosa, mañana tiene examen y el día previo es terrible, piensa en no rendir. Su novio toca el contrabajo, está atento a su tarea y parece no importarle el estado de ella, que le pide a gritos ayuda, comprensión. Un panorama frecuente, tal vez de domingo a la media tarde, en donde se juntan todas las pasiones, todos los desencuentros encontrados. Victoria parece haberse convencido de ser militante de izquierda hace poco y si bien antes no le importaba demasiado, ahora su lucha es agresiva y sin peros. El, Martín, parece un poco cansado de su estado permanente de tensión. Y en ese clima hostil, un par de personajes se suman. Afuera llueve a cántaros y entonces llega empapado y apurado Federico, el hermano de Victoria, que pide plata para pagarle al taxista que tiene esperando bajo la lluvia. Es en este preciso momento donde a la situación un poco tensa que ya estaba planteada se le suma el cuarto y último personaje para terminar de derribar la comunicación. Resulta que el taxista, Leonardo, sabe mucho de la Guerra por las Malvinas y a Martín le viene perfecto para su ensayo final de graduación.
Espacio Polonia, una de las nuevas pequeñas salas teatrales, se define a partir de sus espacios. La cocina, el living, el patio son protagonistas siempre de las obras que se llevan a cabo allí y este caso no es una excepción. Así, mientras que la cena se prepara en la cocina de la casa y la cebolla se expande a todos los rincones, en el living comienza una charla que no tiene nada de amable sino puntos de vista de cada uno y que parecen imposibles de repensarse. Victoria lleva todo al plano ideológico y Martín que necesita, sí, sólo necesita de este hombre, le pide una y mil veces que se calme para poder escucharlo. Pero la tensión va en aumento porque las posturas políticas se encuentran, se chocan, se pelean, se enfrentan, se arañan, se lastiman, pero no se escuchan. Y así se va llegando al final, con un clima cada vez más enfurecido.
Hasta aquí la trama. En cuanto al juego teatral que propone esta obra, hay varias cosas por reflexionar. Las actuaciones de Leonardo (Christian Alvarez) y de Federico (Darío Dukah) sobresalen de las otras dos. Son precisas y en su punto justo.
Ahora bien, si entendemos que el teatro es pura ficción, que lo que sucede en escena puede llegar a representar un extracto de realidad, pero jamás serlo, que es un juego escénico, es difícil entender por qué, entonces, en 1982, obertura solemne se busca a toda costa pegarse a la realidad de un modo casi fanático y no permitirse el juego de la imaginación. Un estilo teatral, sin duda, que merece tal vez una reflexión. Lo demás, correcto, con un ritmo que va llevando la obra a su clímax, empezando con una tibia discusión, obvia por cierto, entre izquierdas y derechas recalcitrantes, para llegar a un final realmente tenso que logra que salgamos de ahí al menos perturbados y con varios interrogantes.
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