“Te amo y te deseo”: las cartas íntimas que Rímolo le escribía a Soldán desde la cárcel
Cuando fue detenida por primera vez, en 2001, la “falsa médica” le demostraba toda su pasión; al salir, a los seis meses, cambió su estrategia, comenzó a atacarlo y él fue preso
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Ella lo llamaba Papito, mi hombre, mi niño, mi todo, mi ídolo, el más grande locutor del mundo, el mejor hombre del planeta. Así transcurría la intensa relación de amor entre Gisselle Rímolo y Silvio Soldán hasta que estalló en pedazos para siempre.
Corría el final de 2001 y las peripecias en el noviazgo y en la justicia comenzaban a acorralarlos. Ambos disfrutaban de una vida de ensueño hasta que un programa de TV y una andanada de denuncias pusieron al descubierto que Rímolo no era lo que decía que era. A partir de allí comenzó a ser reconocida como “la falsa médica” o la “doctorcita trucha”, la detuvieron y fue a parar por primera vez a la cárcel de mujeres de Ezeiza.
Su prometido, Silvio Soldán, hacía lo que podía. Juraba que la amaba, la apoyaba, la visitaba en prisión y aportaba dinero para solucionar la andanada de problemas que se les venían encima a ambos. Él la llamaba todos los días que estuvo presa y no faltó a una sola visita a la cárcel cargado de bolsas con alimentos; la defendió en los medios y la ayudó con dinero para su defensa. Su abogado, el doctor Miguel Ángel Pierri, sostiene que Silvio perdió un millón y medio de dólares a causa de todo esto.
Rímolo, por aquel entonces, estaba desesperada. Soldán era el único que podía sostenerla en esa situación y ella lo sabía perfectamente. A Silvio sus amigos empezaban a decirle fuerte al oído que estaba saliendo con otro. ¿Con quién? Con su abogado anterior, el doctor Juan Gaineddu, pero el conductor hacía oídos sordos, prefería no escuchar.
El 6 de noviembre de 2001 Rímolo ingresó a la Unidad 3 de Ezeiza acusada de “Asociación ilícita, estafas reiteradas, ejercicio ilegal de la medicina, tráfico de medicamentos y presunto homicidio” (el de Lilian Díaz, una de sus pacientes). Y comenzaba a escribirle a Soldán cartas apasionadas de puño y letra detrás de los barrotes que decían:
Ezeiza 23.11.01. Mi amor:
“Estoy sentada esperando que te dejen pasar y, mientras miro la lluvia por la ventana, sólo tengo ganas de abrazarte y de llorar mucho: jamás pensé que podía pasarnos una cosa así. Realmente, cada día que pasa me siento peor. Las cosas aquí empeoran y hay un montón de vacíos en mí que ya no sé cómo llenar: mi mami, vos, mi hermano. Aquí tenés que aprender a endurecerte porque con llorar no lográs absolutamente nada. Al contrario, tenés que defenderte y pelear. Lo único que me da fuerzas para seguir esta lucha increíble y descabellada son mi mami y vos. Cada vez que estoy mal y tengo ganas de morirme pienso en cuanto me amás, que te seguís jugando por mí porque sabés cuál es la verdad –nuestra verdad- y te seguís jugando por nuestro amor auténtico, que espero poder disfrutarlo pronto nuevamente, pero de otra manera, y es siendo todo lo felices que nos merecemos ser. Por favor, ayudémonos, apoyémonos, hasta salir de toda esta pesadilla urgente. Te amo, te quiero y te necesito para toda la vida. Tuya. Gisselle. Yissy”.
El 27 de noviembre volvía a redactar una pequeña misiva:
“Te amo para toda la vida. Tuya. Gisselle. Mónica.
Por favor, ayudame a salir el martes sin falta. Hablá con Matías (N de la R: Cúneo Libarona, su abogado de entonces) por lo que te dije. No te olvides. Te amo, gracias”.
Las fiestas de fin de año transcurrían con Silvio visitándola a sol y a sombra. Y ella en el verano vaticinaba su salida:
23.2.02. Mi amor:
“Espero el domingo que viene poder estar comiendo el asado con vos. Quiero que sepas que te amo, te necesito y te adoro como nunca he amado a nadie en la vida. Espero que todo esto se resuelva bien y que me ayudes a que sea así. Te re extraño y no veo la hora de salir para estar juntos como quizá nunca lo estuvimos. Gracias por ser como sos. Gracias por ayudarme. Gracias por estar. Gracias por ser mi amor. Gracias por todo. TE RESUPERHIPERRECONTRAAMO. Tu mujer para toda la vida. Gisselle.
Nunca te voy a defraudar. Por toda la vida juntos. ¡Papito! Tuya. Gisselle”.
Llegaba el cumpleaños del conductor y Gisselle lo recordaba así:
26.3.02. Mi Amor:
“En el peor momento de mi vida, y esperando que se termine muy pronto, te deseo un muy feliz cumpleaños (Silvio festejaba 67), tu mujer, hoy más que nunca con total seguridad te digo tu mujer para toda la vida. Tan sólo dos palabras contienen todo lo que tengo para decirte en este momento, una y mil veces. Gracias Amor. Te amo. Te adoro. Te necesito. Te deseo. Te extraño. Te idolatro. Yissy.
Le agradezco a Dios y a mi papi todos los días el haberte conocido. Les agradezco el poder sentir el orgullo de tener un hombre con todas las letras como vos a mi lado”.
Gisselle se aferraba a Soldán sabiendo que era el único que podía apoyarla de verdad en el peor momento de su vida:
31.3.02 Silvio, mi amor:
“Quería decirte que te adoro, te amo, te necesito, te extraño, te idolatro un montón. Por favor te pido que siempre seas como sos. Sos el amor de mi vida, quiero que seas para siempre todo para mí, y yo poder ser para vos todo, absolutamente todo, todo, tu mujer, tu amante, tu amiga, tu compañera, tu todo, por hoy, mañana y siempre. Gracias por ser, gracias por estar, gracias por acompañarme y apoyarme en este momento tan difícil de mi vida. Gracias por ser como sos. Tuya. Yissy. Moni.
PD: Por favor, llamame mañana a la mañana como todos los días. ¡No te olvides! ¡Te necesito!”.
Abril se convirtió en el mes clave, el de su libertad, y Rímolo no paraba de escribir tras las rejas:
6.4.02 Mi Amor:
“Quiero decirte que cada día que pasa te amo más. Deseo fervientemente salir para poder estar con vos amándonos y disfrutando de cada minuto de esta vida. Quiero que sepas que deseo ser tu mujer para toda la vida, y que seas mi hombre para siempre. Quiero agradecerte todo lo que hiciste y hacés por mí. Le agradezco a Dios todos los días el tener a mi lado un hombre como vos. Por y para toda la vida juntos. Te ama tu mujer. Por siempre tuya. Yissy. Moni”.
13.4.02 “Para el mejor hombre del mundo, de su mujer para toda la vida. Te amo. Te adoro. Te necesito. Te extraño. Te idolatro. Por siempre, yo. Yissy. Moni”.
El 26 de abril de 2002, Rímolo salió en libertad con una fianza de 300 mil pesos que costeó Silvio. El 3 de julio de 2002 lo felicitaba por el Día del Locutor: “Felicidades al mejor y más grande locutor del mundo. Que momentos gratos como éste te acompañen a lo largo de tu vida. Porque a pesar de todo estamos vivos para seguir luchando y peleando por demostrar nuestra verdad, o sea, la real verdad. Esto fue simplemente la introducción para, a pesar de todo, desearte feliz Día del Locutor. Mi amor, te amo, yo. Gisselle. Mónica”.
A partir de su salida de prisión, Rímolo cambió su estrategia: pasó de amarlo a detestarlo, vociferando en cuanta nota podía que Soldán era su socio y que cobraba el 70 por ciento de las ganancias de la clínica CIDENE de Belgrano que ella supo capitanear. El ataque repentino, según se sospecha, habría sido craneado junto a su nueva pareja, el doctor Juan Gaineddu, exdefensor de Soldán.
Gisselle logró su objetivo de involucrarlo a medias. Silvio y ella fueron detenidos en 2004. Pero el animador salió sobreseído en libertad a los 60 días. Rímolo terminó siendo condenada a nueve años de prisión en 2012, fallo que ratificó la Corte Suprema en 2017.
Hoy ella sigue pasando sus días en prisión aguardando ansiosamente que le otorguen las salidas transitorias, representada por su abogado Roberto Schlagel. La justicia determinó que previo a darle dichas salidas deben ser notificadas las 74 víctimas de su proceder.
No es todo, Rímolo debería regresar a la casa de Don Torcuato donde residía junto a su pareja, el doctor Juan Gaineddu, con quien se casó en 2010, pero sospecha o le confiaron tras las rejas que él podría haber iniciado otra relación. Sí, las desventuras prometen continuar…
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