Tato Bores cumpliría 95 años: los cinco monólogos históricos que aún siguen vigentes
La corrupción, los impuestos, la devaluación, el poder, fueron algunos de los tópicos más recurrentes en el repertorio del humorista cuyo talento logró cautivar a los argentinos
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El histórico actor y humorista Tato Bores cumpliría este miércoles 27 de abril 95 años. Y aunque no esté presente físicamente desde aquel verano de 1996, su voz, su mirada y su siempre lúcida descripción de la realidad argentina forman parte del ADN nacional.
Hijo de una familia judía de bajos recursos que vivía en pleno centro de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Borensztein fue el hermano del medio que dejó la escuela antes de terminar la secundaria y que de inmediato conectó con el mundo del espectáculo.
Comenzó a través de los oficios más rasos. Fue acomodador en el Teatro Nacional Cervantes y plomo -como se le llama al técnico que carga los instrumentos- en la orquesta de Luis Rolero y René Cóspito. Su habilidad para contar chistes fue advertida a tiempo por dos personas que serían fundamentales para su vida: el guionista Julio Porter (el creador del mote “Tato”) y el cómico Pepe Iglesias, también conocido como “El Zorro”, que en 1945 lo contrató como su partenaire en Radio Splendid.
A finales de los 50, Tato Bores comenzó a convertirse en ese icónico personaje de frac, habano y lentes gruesos que analizaba la coyuntura con humor, pero sin contemplaciones. Empezó a ganar premios por sus programas y trasladó todo ese éxito a varios espectáculos de revista en el Teatro Maipo. Rompió récords de audiencia en momentos clave de la historia argentina y registró a través de sus recordados monólogos la mayoría de los procesos políticos de las últimas décadas.
Si algo se destaca en la mirada de Tato Bores sobre la vida social, política y económica de la Argentina es la vigencia. La sorprendente sensación de actualidad que tienen, en la voz del humorista, los problemas de siempre en cada una de las décadas. También los nombres y apellidos de algunos políticos, dirigentes, empresarios, jueces: nadie está a salvo en sus monólogos.
El histórico monólogo N° 2000 de Tato Bores
En su monólogo 2000, escrito por el guionista Santiago Varela, Tato hace una recorrida por 30 años de la Argentina, desde 1960 hasta 1990. Como dijo el propio Bores antes de comenzar a correr sobre el texto: “30 años metiendo libretos debajo de esta peluca”.
Es el menos coyuntural de sus monólogos semanales, pero es uno de los más recordados por su brillante explicación de la devaluación.
Tato Bores y el dólar
Ya en 1962 Tato Bores alertaba por televisión sobre la fascinación argentina por el dólar. “Pienso que todos, de golpe, nos hemos vuelto financistas”, decía.
“Fíjese que antes, cuando un tipo tenía unos ahorritos ponía un tallercito, abría una fabriquita, compraba un campito para criar gallinas o plantar tomates, esas cosas que hace la gente en los países pobres. En cambio acá es distinto. Usted va por la calle San Martín, adonde están las casas de cambio, y está todo el país parado frente a la pizarra”, describe Tato en referencia a las casas de cambio que ya lucían llenas por aquel entonces.
Tato Bores y el impuesto al impuesto
Mientras recorría las páginas del diario, a Tato Bores le llamó la atención la noticia de un nuevo impuesto y se despachó con una lección sobre el régimen tributario.
“O sea que es un impuesto al impuesto. Vendría ser como el tipo que está por robar y después cuando sale lo vuelven a meter preso por haber estado preso. Es como el cuento de la buena pipa”, aseguró.
Tato Bores habla sobre los políticos, la corrupción, la Justicia y los amigos del poder
En 1993, Tato Bores se ocupó de un tema que ya se estaba instalando en la agenda, la presunta candidatura de Carlos Menem a la reelección.
“Hace 30 años que vengo diciendo las mismas cosas, cambian los pecadores, pero los pecados no”, dice al comienzo del monólogo. “Los intendentes y concejales son distintos, pero las cañotas son las mismas. Los ministros entran y salen, pero la corrupción firme”, sentencia.
Tato Bores le dedica un monólogo a Duhalde y a De la Rúa
A comienzos de los 90, Tato Bores analizó la situación política en la provincia de Buenos Aires y habló sobre el entonces vicepresidente Eduardo Duhalde y el diputado Fernando de la Rúa, que era además presidente del bloque de la Unión Cívica Radical en la cámara baja.
“Y llego al despacho de mi gran amigo, el vicepresidente Eduardo Duhalde, que estaba sentado en un sillón rodeado de cinco peluqueros. Y uno con un tractor. Me dice: ‘Tato, no se preocupe, me están haciendo simplemente un recorte’. Le digo: ‘Si, claro, con semejante melón, cinco peluqueros y un tractor apenas le alcanza para sacar las pelusas’”, arranca el monólogo, con una referencia clara al tamaño de la cabeza del político de Banfield.
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