Susana Giménez: "El público sabe que nunca le mentí ni lo engañé"
La diva argentina recorre sus treinta años de carrera en la televisión, horas antes de que comience una nueva temporada de su programa


Susana Giménez se prepara para inaugurar, esta noche, una nueva temporada de su programa dominical. Pero no se trata de un año más: es la edición número 30 de un formato que lleva el estilo de su anfitriona como marca indeleble en el orillo. Faltan pocas horas para el gran estreno. La diva recibe a la nacion en su mansión de Barrio Parque.
Susana comenzó los festejos hace una semana. El domingo pasado ganó el Martín Fierro en el rubro Mejor Programa de Entretenimientos y Antonio Gasalla se llevó el suyo por su labor humorística en el show de la diva. Además, Aptra la homenajeó con una distinción especial por las tres décadas del programa.
Luce ropa deportiva, zapatillas para correr y la cara sin maquillaje. Se la ve joven, muy joven, súper delgada y con energía arrolladora.
-Susana, ¿qué te enseñó la televisión?
-¡Tantas cosas! Sobre todo la disciplina. Siempre fui muy disciplinada. Cuando era modelo, al comienzo de mi carrera, jamás me quejaba. Hací- amos producciones de trajes de baño en invierno en el río. Y en verano nos poníamos lanas para las fotos de la temporada de frío. Algunas chicas preguntaban si faltaba mucho, se querían ir ¡Yo, jamás! Llegaba a horario, disfrutaba. Nunca protestaba. Ni antes, ni ahora. El teatro también me dio rigor. La disciplina física y mental es muy importante para permanecer en este trabajo.
El comienzo de un éxito
El 1° de abril de 1987, a la una de la tarde, por la pantalla de ATC, sonó por primera vez aquel "Ya estoy aquí/ para estar con ustedes/esperando que llamen", arenga que fue respetada a rajatabla por los televidentes. Los atrajo el formato, pero, sobre todo, el aura único de su conductora. Era Susana más un trípode infalible: juegos con premios millonarios, grandes entrevistas y sketches. Una fórmula perfecta.

Hola Susana nació emulando el Pronto, Raffaella, que lideraba el rating italiano gracias al carisma de Raffaella Carrá, su presentadora. Tal fue el impacto inicial que, en ese 1987, los vecinos del canal se quejaban porque las arcaicas centrales telefónicas de Entel colapsaban durante la transmisión del programa, debido a los miles de llamados que recibía la diva de televidentes dispuestos a descubrir cuántas nueces había en un tonel o descifrar la clave de una caja fuerte; pero sobre todo, desesperados por hablar con ella.
Con los años -debido a que se desvinculó de Ovidio García, el productor inicial del formato- debió modificar el título, reemplazándolo por su nombre y apellido. Fue suficiente. En 1988, el ciclo pasó a emitirse los lunes por el Canal 9 de Alejandro Romay. Y desde 1991, se lo ve por Telefé .
-Cuando debutaste en ATC, ¿soñabas con este suceso?
-Nunca imaginé todo lo que sucedió con el programa. Me pregunto, ¿cuándo pasó? ¡Dios mío, cómo puede ser que ya hace treinta años que estoy ahí sentada! Me parece mentira. El tiempo se va tan rápido.
-¿Por qué aceptaste hacerlo?
-Me gustaba el show de Raffaella y la manera de ser de ella, parecida a la mía: amorosa, educada, alegre. Cuando lo vi, dije: ¡quiero hacer eso! Ya me habían ofrecido otras cosas, pero no me interesaban. El de Raffaella era entretenido, ecléctico, tenía de todo. ¡Es para mí!, pensé.
-¿Por qué creés que la audiencia te sigue eligiendo?
-Estoy instalada desde hace treinta años en la casa de la gente. ¡Ya soy parte de la familia! El público sabe que nunca le mentí ni lo engañé; que si digo algo, es así. La credibilidad es muy importante en la televisión.
-Se habla mucho de la grieta ideológica que atraviesa nuestra sociedad. Pero tu figura parece ir en contra de eso. Sos seguida por millones de argentinos de las más diversas extracciones políticas y estratos sociales.
-Es la ilusión de mi vida que se cierre la grieta. El odio está generalizado en el mundo, no solo en nuestro país. El universo está como loco. Lo que sucede en Europa es tremendo. Hay gente que amenaza con apretar un botón y volar todo. El planeta está en manos de locos. Donald Trump, por ejemplo, es indomable, hace lo que quiere.
Living presidencial
-Si bien el programa evita los temas ríspidos, casi todos los presidentes pasaron por tu living.
-Casi todos. Alfonsín era amoroso, pero no fue al programa porque en esa época era diario y no invitábamos a políticos. Me comuniqué cuando murió su nieta y me devolvió la llamada. Divino.

-¿Carlos Menem fue el más histriónico?
-¡Sí! Contaba chistes, era muy agradable. De la Rúa, en cambio, fue más serio, pero muy correcto.
-¿La familia Kirchner visitó tu programa?
-Los invité, pero no quisieron venir.
-A Mauricio Macri lo llamaste "Presidente Mau" y fuiste criticada por eso.
-¡Pero es amigo de toda la vida! Estoy muy feliz con este presidente.
-¿Cómo ves el país hoy?
-Se están realizando muchas obras, pero hay que comunicárselas a la gente. Lo que se está haciendo con el tema cloacas es muy importante. Hay lugares que ya no se inundan, las terminales de trenes están más limpias, las potencias del mundo nos reciben y hablan bien. Estamos más integrados. Y hay transparencia total. No sé que pasa en América latina con el tema de la corrupción. Es un karma.
-De todos modos, la pobreza en Argentina se ubica en rangos escandalosos.
-Es cierto. En los diarios, en los noticieros, veo miserias, pobreza extrema. ¡Dios mío! ¿Cómo puede ser, si éramos un país rico?
Susana colabora con varias instituciones y hasta se dice que sostiene ella sola un hospital en el norte argentino. "Si ayudás y lo difundís, no tiene sentido. No hay que hacerlo para la cámara. Me preocupan mucho los chicos. La educación era un orgullo y hoy no sé en qué puesto estamos. ¡Es triste y vergonzoso! La educación es obligatoria y se tiene que cumplir. ¡Está todo dado vuelta! Ahora, le pegan a la maestra cuando reprende al hijo y resulta que el pibe es una bestia que merece un cero. Y a la maestra hay que llamarla "señorita", como antes, y no por el nombre ¡Es todo un aquelarre! Vivimos en Buenos Aires hacinados y el país esta vacío. Yo le daría una hectárea a cada familia necesitada. Educación para los chicos y trabajo para los adultos. No hay otra".
"Solo una mujer"
-Durante estos 30 años, tuviste tu cuota de tristeza. En este sentido, una de las pocas ocasiones en las que te ausentaste del programa fue cuando falleció tu madre.
-No podía hablar. Falté una semana completa. Era muy apegada a ella. Ni bien terminaba el programa la llamaba, le preguntaba si me había visto bien, le pedía que me marcara los errores. Mi madre, si me tenía que corregir algo, era tan educada, tan dulce, que me lo decía muy cuidadosamente. A pesar de que ya ha pasado tiempo de su partida, la extraño muchísimo. Es la ley de la vida perder a los padres, pero es muy duro.
-También compartiste con la gente momentos gratos. Te casaste. Te separaste. Presentaste nuevas parejas.
-Es la vida y hay que aceptarla con lo bueno y con lo malo. En estos treinta años me pasó de todo, como a cualquier persona.

-Pero vos tenés que enfrentar la cámara y hablar. Hay una suerte de necesidad de la gente, y del medio, por escuchar en primera persona el relato del dolor.
-Un poco es así. Pero no soy de ahondar en la tristeza. Hay gente que me mira que está enferma o sola, entonces no me gusta remarcar el dolor. La vida no es fácil, es tremenda para muchos, entonces mi felicidad es levantarlos. Y es lo que más me agradecen. Me lo dicen siempre: "Mi mamá te miraba y se reía tanto". O me cuentan que se encierran en el cuarto con la bandeja de comida para que no los molesten mientras sale el programa. Las generaciones más jóvenes me ven porque antes me miraban sus abuelos o sus padres. Ir al aire los domingos por la noche es brutal porque hay demasiada gente angustiada o sin ganas de volver a la rutina del lunes, y el programa, que es una fiesta, los saca de ese estado. Quiero llevarle alegría a la gente, siento que es mi misión.
Si de desnudar la vida se trata, a fines de marzo de 1998, Susana grabó su musical más recordado. Ese que rezaba que no era ni una diva total ni una mujer fatal. Lo hizo en el estadio de Quilmes ante 20.000 fanáticos. Con letra de China Zorrilla , la canción resumía el sentir de la diva luego de una rimbombante separación de su marido Huberto Roviralta y del resonado episodio en el que le arrojó una caja de madera (popularizada como "el cenicero"), y a poco de formalizar su nueva conquista: Jorge "Corcho" Rodríguez . Una vez más, el programa fue el vehículo para contarle su vida a la gente.
-¿Cómo es tu cotidianidad? ¿Siempre estás tan encendida?
-Casi nunca me entristezco. Ante algún problema trato de salir adelante y ver la parte positiva. La onda que uno le pone a la vida cambia las cosas. Si mirás en negativo, es peor. Hay que buscarle el lado bueno a todo. Yo intento. Tampoco me han pasado cosas muy graves. Hay gente que sí la pasa mal. Me acuerdo de lo del auto, eso me atormentó mucho, me torturó. Luego, me sobreseyeron. Mi auto era de tercera mano y nadie lo decía.
Susana se refiere a un conflicto legal por la adquisición de un auto importado con ciertos beneficios impositivos, que habría sido comprado, de manera impostada, por un discapacitado, cuando, en realidad, el vehículo era para ella.
-El escándalo con el sacerdote Julio César Grassi también fue un episodio doloroso.
-¡Qué horror! Yo anticipé lo que era este hombre y casi me matan. Me atacaron sin piedad. Hasta dentro de la cárcel se portó como un corrupto. Y es un degenerado, eso es lo peor.
Susana le reprochó al cura al aire si con el dinero que reclamaba (supuestamente adeudado por la empresa Hard Communication) por la colecta telefónica, a través del juego "Su llamado", pensaba construir un Sheraton. La finalidad declarada era mejorar las instalaciones de la Fundación Felices Los Niños, creada por él. Con los años, el religioso terminó preso, condenado por delito sexual agravado contra un menor que residía en su propia institución.
-¿Creés en Dios?
-Rezo todas las noches. Ahora lo hago por mi hija, para que esté bien y tranquila. Antes recé por el hijo de Luisana Lopilato y Michael Bublé. No paré de rezar hasta que se curó. De casualidad, en el último viaje, coincidimos en la cabina del avión. Es un muñeco de vidriera ese nene. ¡Está divino! Soy católica y me encomiendo a Dios. Si sos una buena persona y no haces daño a nadie, tenés el Ángel de la Guarda dentro de vos. Yo le rezo al mío. Todos lo tenemos.
Cara a cara con la diva
Su vínculo con la calle es esporádico, pero fuerte. "Cuando me paran trato de ser agradable. Aunque pasan cosas insólitas: de repente bajo del auto y me paran periodistas para que les haga un balance de mi vida. Yo me río y les digo: ¡Por favor, cómo te voy a hacer un balance de mi vida cruzando la calle Corrientes, los colectivos nos van a aplastar, apurate, cruzá! Y nos reímos todos. Me gusta el humor. Te salva de todo."

-¿Sos consciente del lugar que ocupás?
-Cuando me paran extranjeros me sorprendo, pero trato de no pensar en eso. La gente es muy amorosa conmigo. Y yo lo soy con la gente. No se puede rechazar ese amor. Acepto todo con cariño. Me saco miles de fotos. Tengo paciencia. Me ven y se emocionan. Me tratan como a una conocida más: "Esperá que salió movida, te saco otra", me dicen. "Susana bancame un minuto que ahí viene mi marido". Esas cosas me matan. Ya no se usa tanto el autógrafo, pero me ha pasado que me pidan la lapicera a mí porque no les anda la que tienen ¡Me encanta todo eso!
En paz
"Todos los hombres que he conocido se van a la cama con Gilda y despiertan conmigo", dijo alguna vez Margarita Cansino, la admirada Rita Hayworth que siempre está en el portarretrato de Susana. Tormento de diva codiciada. El amor suele ser una trampa y, a veces, la fascinación por el personaje atraviesa el vínculo auténtico.
-En la calle, el amor es manifiesto, ¿qué pasa puertas adentro?
-¿Con qué?
-Con el amor.
-Estoy muy bien.
-¿Sola?
-Sí, sola. Estoy en paz. Disfruto de mi vida, de mis amigos, de mi campo, de mis animales. Amo la naturaleza. Todo lo que hago me hace feliz.
-¿Ningún amor?
-¡Ninguno!
-¿Se puede decidir no enamorarse más?
-No, eso no se puede decretar. Pero, si me enamorase, no quisiera convivir. Eso ya nunca más con nadie.
-¿Qué relación te une a Facundo Moyano?
-También somos amigos. Lo admiro mucho. Es brillante.
Susana se ilumina. Se nota la fascinación por el joven político. Indisimulable, a pesar de los lentes oscuros.
-¿No hay posibilidad de formar pareja con él?
-¡Nooo! ¡Hay mucha diferencia de edad! No me gusta hacer el ridículo. Es culto. Y le interesa, por sobre todas las cosas, la política. Tiene, y tendrá, una carrera maravillosa. Es espléndido. ¡Si yo tuviera veinte años menos, sería mío!
Otra vez las carcajadas. Otra vez Susana en estado puro.
Un nuevo debut
"Siempre hay un poco de nervios antes de arrancar. Las audiencias de la televisión abierta bajaron con la aparición de Netflix. Pero un programa en vivo, con buena producción, tiene rating", explica.
-¿Estás en todos los detalles?
-Trato que todo sea perfecto. Ponerme buena ropa, que la escenografía brille y sea lujosa, convocar a invitados atractivos. Quiero que a todos les guste el programa. Que sea muy espontáneo.
-Antes de salir, ¿pensás que te estará observando todo un continente?
-¡Noooo! ¡Ni loca! Arriba y chau. Alegría.
-¿Y si estás mal?
-Casi nunca estoy mal. Y si estoy mal, enseguida se pasa. Es catártico el programa. Se abre el telón y estoy bárbara.
-¿Pensás en el retiro?
-La paso muy bien seis meses descansando y medio año trabajando. Cuando no hago nada, me aburro. Así que llega esta época y ya tengo ganas de arrancar de nuevo.
La charla termina. Susana se aparta nuevamente del "deber ser" de una diva. Acompaña hasta la puerta que ella misma abre. Saluda en voz alta. "¡Abrigate!", aconseja..
Lluvia de estrellas para el debut
Una vez más, Antonio Gasalla será parte del ciclo con su personaje de la abuela y la empleada pública: "Antonio es un grande, es un monstruo. Tenemos una química bárbara. Me hace reír con su cara, con sus disfraces", explica la diva.
En el primer sketch de apertura de hoy, emulando a El sultán, la diva se volverá a convertir en Susana Spadafucile. La acompañarán Emilio Disi, Marley, Carlitos Balá, Griselda Siciliani, Pico Mónaco, Jimena Barón, Lucía Galán, Sebastián Estevanez, Agustina Cherri y Nicole Neumann, entre otras figuras. Jorge Lanata será interrogado por la empleada pública, mientras que Claudia Villafañe estará como atracción central en el living y habrá un musical con Tini Stoessel. Además, se anticipa un juego con bebes.
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