Es hijo del actor más buscado de los 80 pero hizo su propio camino: trabaja como delivery y en una inmobiliaria
Lleva el mismo nombre que su padre: Alberto Olmedo; pero lejos de presumir el apellido para que se le abran puertas, decidió abrirse de los medios; su relación con Jorge Porcel Jr. y el vínculo con sus hermanos
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La mañana del 5 de marzo de 1988, Alberto Olmedo dejaba este mundo sin saber aún de la llegada de Albertito: es que su novia de ese entonces, Nancy Herrera, ya estaba embarazada, aunque el primer análisis que se había hecho había dado un falso negativo.
Albertito Olmedo, el último hijo de uno de los comediantes más importantes de la Argentina, nunca quiso tener nada que ver con los medios, pero unas vacaciones en La Rioja lo terminaron convirtiendo en una potencial estrella de las redes. Como bien dice el dicho, lo que se hereda no se roba, el carisma sin dudas está en los genes. Así, divide su tiempo en tres. Por un lado, sus dos trabajos “aburridos”, como cadete en una firma de venta de celulares y empleado de una inmobiliaria; y, por el otro, como un generador de contenidos, y de risas, en su cuenta de TikTok y YouTube.
Dos trabajos y una pregunta: ¿trabajaría con Jorge Porcel hijo?
“Si viene Tinelli y me dice: ‘Che Albert existe esta posibilidad, hay esta plata, ¿te interesa?’. Ahí lo pienso… Estoy abierto a todo, pero no me sale de adentro eso de: ‘Quiero estar en televisión, quiero estar en Polémica en el Bar’. Igual si me llama el productor de Polémica en el Bar le digo que sí, que probemos”, admite Albertito Olmedo, en diálogo con LA NACIÓN, sobre esa ambivalencia entre estar y no.
“Antes no quería laburar en los medios, pero de a poquito lo pensé y me di cuenta que me gustaría”, amaga antes de ampliar con picardía su último paso por la TV: “Me tenían que pagar un bolo de un programa que hice con Tomás Dente, pensé que eran 2 mil pesos, pero él me contó que eran entre 7 mil y 10 mil, ahí me empezó a gustar más”.
En total, Alberto Olmedo padre tuvo seis hijos: Albertito fue el último de ellos. Sin embargo, su relación con sus hermanos por momentos fue nula. Cinco años atrás esto cambió y hoy por hoy, ya es uno más del clan. “Un día empezamos hablando y terminé conociéndolos a todos, nos juntamos todos a comer y fuimos para adelante”, explica antes de sentenciar: “Fui conociendo a mis sobrinos, re bien con todos”.
-Hablando de hijos de... ¿Pensaste en hacer algo con Jorge Porcel Jr. hijo del histórico capocómico que acompañó por años a tu papá?
-Lo conozco. Un amigo que tenemos en común me insiste que hagamos algo juntos, yo le dije que soy de pocas pulgas, le pongo la mejor para laburar, pero no quiero que me rompan las pelot...s, yo sé que él es culto, actúa, la mejor con él, pero se le llega a disparar la chaveta como se le disparó en la televisión conmigo y lo mando por donde vino en dos minutos.
-¿Cómo se llevan?
Es complicado de laburar, lo sé por amigos en común que hacen cosas con él. Cuando me lo cruzo estamos lo más bien, nos abrazamos, nos besamos, la mejor, pero hasta ahí. No coincidimos mucho, salvo cuando nos cruzamos en alguna casa o en El Corralón, pero de levantar el teléfono y decirle de ir a comer algo no.
Alberto tiene dos trabajos. Por la mañana se desempeña como vendedor en una inmobiliaria. Por la tarde, en tanto, trabaja como cadete en MercaFlex, una empresa que hace los envíos de celulares para MercadoLibre.
“De 9 a 13 trabajo en una inmobiliaria, un poco vendedor, un poco de administrativo, ahí es donde laburo con un amigo de Moria Casán”, revela y sigue: “Estoy bien y cómodo, el año pasado salió lo de MercadoLibre y estoy con esas dos cosas, trabajo de 9 a 21″.
En el pasado, según dice, trabajó en el Ministerio de Desarrollo Socios. “Fue hace siete años, pero no me renovaron y me tuve que ir antes de que llegara Macri, y el dueño de la inmobiliaria, que antes de jefe es amigo, me invitó hasta que consiguiera otro laburo, conclusión: me terminé quedando con él”, cierra Albertito.
Furor en TikTok
Así, en épocas donde los superhéroes son moda, él parece imitarlos. De día es una persona común y corriente, trabaja y busca ganarse la vida como cualquier vecino de a pie. Sin embargo, como el Hombre Araña, cuando llega la noche, deja atrás su alter ego y se convierte en el host de su propio programa.
Es que Albertito entretiene en TikTok a sus seguidores con sus trágicas e insólitas aventuras como cadete; lo que para muchos puede ser un monótono trabajo entregando fundas de celulares, él lo convirtió en una divertida serie de travesía por toda la ciudad de Buenos Aires. Aunque, en un principio, no quería saber nada sobre el tema.
“Me fui de viaje con una amiga y me empezó a insistir que use TikTok, yo no tenía ganas, no me veía haciéndolo”, admite el hijo del capocómico en diálogo con LA NACION. Y agrega: “Hice algunos videos del viaje con mi voz de fondo y alguno donde aparecía yo en cámara; entonces lo empecé a usar, me acostumbré y ahora no te digo que estoy todo el día, pero más o menos”.
Las ganas de hacer videos siempre estuvieron, pero aparecía un problema: qué contenido debía subir. Albertito no lo dudó demasiado, ya sabía que su trabajo era una fuente inagotable de anécdotas para exprimir y por ese lado fue.
La idea es entretener, no divertir
“La idea era contar las historias raras que te pasan, no la típica entrega que está todo bien. Si te ponen la dirección y no el timbre, o que te ponen el timbre de la derecha y es el de la izquierda, boludeces así”, cuenta y admite que su objetivo no es divertir sino entretener.
Sin embargo, no es el único contenido que hace en TikTok y lentamente se anima a meterse en el mundo del humor. “Uno de los videos que más se hizo viral es uno que no figuraba yo; estaban en el Congreso Alberto y Cristina y había un audio de Pablo Escobar y decía algo así como ‘¿Qué les parece? Se juntó el hambre y las ganas de comer’. Ese se me disparó arriba de 110 mil reproducciones, creo que nunca tuve un vídeo con tantas reproducciones”, explica.
TikTok no es el único lugar donde Albertito muestra su don de gente, YouTube y Facebook son sus otras dos plataformas, donde crea contenido más vinculado al trabajo de su padre. “En Facebook agarraba un No toca botón lo dividía y lo cortaba, lo resumía y lo subía por capítulo. El problema es que me sancionaron por copyright y no puedo llegar a hablar con alguien de carne y hueso para explicarle que soy el hijo y tengo los derechos”, relata.
“Me vuelvo loco con eso porque lo tenía monetizado y me daba buena plata; bah, por lo menos para mí 600 dólares es buena plata”, agrega enojado. El mismo contenido aparece en su cuenta de YouTube titulado Olmedades, aunque aún por ahí no llega al éxito de Facebook: “Es más complicado, son 2 dólares al mes con suerte”.
“Hace poco me habían hackeado la página de Facebook, lo pude recuperar, pero haciendo denuncia policial en delitos cibernéticos. Fue alguien de Estados Unidos que quería llevarse el tráfico de gente para páginas pornográficas y de casinos online”, remata.
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