Streaming: diez películas sobre casas embrujadas para ver en compañía
Casi como un subgénero del terror, los films sobre entes que se manifiestan en hogares, departamentos y habitaciones son todo un clásico de la pantalla
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Mansiones victorianas, castillos medievales, casas bajas de estilo californiano o departamentos vidriados y minimalistas pueden convertirse en el personaje ideal de una historia de terror. Porque la casa siempre ha sido uno de los anhelados protagonistas de la narrativa gótica, del horror moderno y de todas las fórmulas que desde allí se desplegaron. El cine ha sabido explorar esos territorios conflictivos, pensados como refugio ante el mal exterior y revelados como la esencia de lo siniestro, del enrarecimiento de lo cotidiano, de aquello que espera el momento justo para su aparición.
El estreno de Te veo en Netflix reactualiza la presencia de la casa como eje del universo del terror y aquí recorremos algunas películas interesantes que pueden encontrarse en streaming:
Su casa (Reino Unido, 2020)
Una pareja de refugiados de Sudán es alojada en una vivienda social londinense a la espera de su carta de asilo. Ese mundo que han dejado atrás es el de la guerra tribal pero también el de las pesadillas de la travesía, el intento desesperado de encontrar una nueva patria. Ese inicio que funciona como un termómetro de los asuntos contemporáneos –inmigración, racismo, crisis habitacional- se convierte en el pilar perfecto para el ejercicio del imaginario del terror.
Remi Weekes consigue en su opera prima convertir el territorio de la casa en el síntoma de aquellos sucesos elididos en el viaje, los fantasmas que regresan desde el pasado, los miedos trasladados a ese futuro prometido. La película expande el potencial del terror como el género capaz de exponer y exorcizar las ansiedades de una sociedad en el mismo tiempo de su emergencia.
Disponible en Netflix.
Siniestro (Estados Unidos / Canadá / Reino Unido, 2012)
Ellison Oswalt (Ethan Hawke) es el escritor de un único best seller, un hito en su mediocre carrera literaria que intenta repetir con ansias. Para ello ha dejado la ficción de lado y se ha internado en los meandros del true crime siguiendo las pistas de un caso policial que puede darle la materia perfecta para un libro exitoso. Preso de esa determinación, se muda con su esposa e hijos a una casa en cuyo jardín ha sido ahorcada una familia y uno de sus integrantes ha desaparecido.
Ya durante el primer día, entre las visitas hostiles de la policía y la curiosidad de algunos lugareños, Ellison descubre en el altillo una serie de películas en Super 8 que registran escenas familiares de las víctimas y algunos indicios que lo llevan hacia el pasado. La casa se convierte entonces en una caja de Pandora de la que salen una y otra vez nuevas pistas, ecos sangrientos de matanzas que parecen repetirse, y cruzar esa tenue barrera entre la realidad y la ficción parece ser cuestión de vida o muerte.
Disponible en Amazon Prime Video, Flow (alquiler) y en Movistar Play.
La caída de la casa Usher (Estados Unidos, 1960)
“La caída de la casa Usher” no es solo uno de los cuentos más famosos de Edgar Allan Poe sino el inicio del legendario ciclo de películas de terror gótico de Roger Corman bajo el paraguas de la American Internacional Pictures. Un tiempo fructífero para el género, en sintonía con lo que producía la Hammer inglesa e influyente para el cine que vendría desde el Nuevo Hollywood, y una nueva oportunidad para revisitar el frondoso imaginario del escritor estadounidense. Aquí el texto original se transforma en manos de Corman -y del notable Richard Matheson, a cargo del guion-, pero persiste ese halo de tragedia y maldición contenida en las paredes derruidas de ese castillo rodeado de pantanos y desolación.
No hay nada más propio del gótico que la expresión mortuoria de Vincent Price, con su pelo platinado y sus cejas enarcadas, cuando asegura que su familia exuda enfermedad y muerte en el mismo ritmo de su respiración. Y Corman ha sabido glorificar esa esencia en los colores más estridentes y en el mejor Cinemascope.
Disponible en Qubit TV.
La cumbre escarlata (Estados Unidos/México/Canadá, 2015)
Una joven heredera es cortejada por un excéntrico baronet de visita en Nueva York. Edith Cushing (Mia Wasikowska) podría haber sido una émula de Mary Shelley, con sus prometedoras historias de criaturas de la ultratumba, pero finalmente sucumbe a las tentaciones de toda heroína del romanticismo y consigue atravesar el Atlántico y desposar al apuesto Thomas Sharpe (Tom Hiddleston), sin saber exactamente lo que le espera en Inglaterra. Y lo que le espera, además de la inquietante cuñada que interpreta Jessica Chastain, es la destartalada mansión de Allerdalle Hall, con sus paredes supurantes de arcilla sanguinolenta, sus techos desvencijados y sus historias macabras que despiertan todas las noches.
Guillermo Del Toro conjuga su variopinto imaginario cinéfilo con el humor de manera festiva y despreocupada y convierte a esa mansión de los horrores en el mejor escenario de la tragedia y la redención.
Disponible en Netflix y Movistar Play.
Los otros (Estados Unidos / España / Francia / Italia / Reino Unido, 2001)
Una de las grandes historias de mansiones encantadas ha sido Otra vuelta de tuerca de Henry James, con esa institutriz perseguida por fantasmas y represiones en una agónica Inglaterra de fines del siglo XIX. En su desembarco en Estados Unidos, el español Alejandro Amenábar ha decidido reescribir aquella historia –y seguir la inspiración de su mejor versión, Posesión satánica de Jack Clayton-, también con epicentro en una casa señorial donde parecen deambular extrañas apariciones.
Grace (Nicole Kidman) vive retirada con sus hijos en un caserón en Nueva Jersey hacia el final de la Segunda Guerra. En ese mundo de grises crepusculares ella intenta preservar la integridad de su mermada familia hasta el regreso de su marido desde el frente. Pero la espera no podría ser más terrorífica: mientras intenta resguardar a sus hijos de la luz solar que los afecta severamente, los fantasmas parecen recordarle que nada de esa vida monástica que intenta preservar está destinado a quedar en pie.
Disponible en Flow y Movistar Play.
Extraña presencia (Reino Unido / Irlanda / Francia, 2018)
La imponente silueta de Hundreds Hall asoma al final del sendero que recorre el joven doctor Faraday (Domhnall Gleeson) en el condado de Warwickshire. No es ajena a sus recuerdos pese al deterioro que han ocasionado en su fachada e interiores el paso del tiempo y los bombardeos alemanes durante la guerra.
Basada en la excelente novela de Sarah Waters, El ocupante, la película de Lenny Abrahamson (La habitación) conjuga el universo gótico con el duro realismo social de la posguerra inglesa: la familia Ayres, antes opulenta y señorial, ahora intenta sostener los escombros de aquella gloria pasada mientras inesperadas presencias asoman desde el pasado. La matriarca (Charlotte Rampling) y sus hijos, el atormentado Roderick (Will Poulter), todavía signado por las marcas de la guerra, y la diligente Carolyn (Ruth Wilson), adherida a los retazos de esa felicidad perdida, deambulan por ese mundo de tinieblas y desilusiones.
El apego de Faraday a los cimientos de aquella mansión impulsa el clima opresivo que invade a la película, cuyas góticas estelas dejan algo más macabro que ese esplendor imperial perdido para siempre.
Disponible en Netflix.
El orfanato (España / México, 2007)
Como en todo el cine de J. A. Bayona, detrás del velo del terror o la catástrofe se esconde el más rabioso melodrama. Y en la historia infantil de Laura (Belén Rueda) se hallan los indicios de su presente como adulta.
Criada en un gótico orfanato y luego dada en adopción, Laura ha decidido regresar a aquella casona de su pasado para convertirla en un hogar para niños. Una especie de revancha que quiere arrebatarle a la vida. Pero cuando llega con su marido y su hijo, los recuerdos del pasado cobran la forma de amigos imaginarios que aguardan el momento justo para hacer su aparición.
Bayona esquiva los efectismos del horror para teñir el ambiente de una progresiva angustia que invade la vida de Laura y se traslada al espectador. No sólo consigue escenas fascinantes, como aquella en la que interviene la médium que interpreta Geraldine Chaplin, sino que recoge toda la tradición del horror español de caseríos y niños para hacerle un merecido homenaje.
Disponible en Amazon Prime Video.
Mansión siniestra (Estados Unidos, 1959)
William Castle se hizo célebre por las extravagantes campañas de marketing para sus películas clase B. El poco dinero que invertía en cada producción lo hacía con astucia y decisión. Por ello a la salida de los cines esperaban ambulancias para trasladar a los espectadores aterrorizados, o de las butacas salía vibraciones extrañas o de los techos de los cines colgaban esqueletos voladores como en una estación del tren fantasma. Pero Castle también fue pionero en la parodia del horror, siguiendo la enseñanza de los clásicos de los 40 que habían combinado a los monstruos con los dúos cómicos, y sentó las bases de la vertiente camp del género.
En Mansión siniestra usó el carisma inoxidable de Vincent Price para dar vida a un millonario obsesionado con los crímenes cometidos en su inefable mansión. Dispuesto a corroborar el encantamiento de su morada, el chiflado Frederick Loren (Price) decide ofrecer a cinco desconocidos la generosa suma de 10 mil dólares para pasar una noche confinados en ese infierno. Ingeniosa y por momentos hilarante, la película no solo parodia los tópicos del género sino que se afirma en el genuino placer de reírse de nuestros propios miedos.
Disponible en Qubit TV.
El caserón de las sombras (Estados Unidos, 1932)
Dentro de la galería de películas de monstruos de la Universal, que ofrecieron al estudio su tiempo de gloria en los años 30, El caserón de las sombras estuvo desde siempre condenada a un inmerecido olvido. No estaba allí la galantería vampírica del Drácula de Bela Lugosi, o el imponente monstruo creado por el doctor Frankenstein e interpretado por Boris Karloff, sino un caserón tenebroso, perdido en una noche de tormenta, al que llegan los más desprevenidos viajeros.
La historia es clásica para el terror y la película instala toda la iconografía de ese universo: el castillo sombrío, la copiosa tormenta, el auto descompuesto, los turistas ingenuos que tocan la puerta donde no deben, el jorobado mayordomo que atiende a gruñido limpio. Dirigida por James Whale, el genio detrás de este ciclo que encontraría su obra maestra en La novia de Frankenstein, El caserón de las sombras es una película ingeniosa y efectiva, que toma prestadas algunas invenciones la muda The Cat and the Canary de Paul Leni, y consagra su condición de pionera de toda una tradición.
Disponible en Qubit TV.
Soy la cosa bella que vive en esta casa (Canadá, 2016)
En su segunda película, el actor y director Oz Perkins confirma su interés por las atmósferas opresivas, pensadas con rigor y un destello ejemplar de creatividad. Con un pulso evidentemente literario, la historia de Soy la cosa bella que vive en esta casa se construye de manera gradual y pausada, contenida en esa casa donde habitan las pesadillas y los fantasmas.
“Hace tres días cumplí 28 años”, nos revela la enfermera que interpreta Ruth Wilson y concluye: “Nunca llegaré a los 29”. Ese tono fatídico es el que marca su ingreso a la morada de la escritora Iris Bloom (interpretada por la hawksiana Paula Prentiss) donde los misterios se alojan en los rincones más recónditos de la casa como sombras atadas por sus invisibles cadenas. Perkins –inevitable heredero del legado de su padre Anthony desde la mítica Psicosis y aquella casona en la colina que funciona como persistente encantamiento- pergeña un mundo de minuciosos detalles, murmullos tenues y escalofriantes, penumbras opacas y ominosas. Su estilo, que se completa en la posterior Gretel & Hansel, explora los matices de un género en la sutil experiencia de su desvanecimiento.
Disponible en Netflix.
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