Streaming: cinco películas de mujeres directoras
Amor y anarquía (Film d'amore e d'anarchia, ovvero 'stamattina alle 10 in via dei Fiori nella nota casa di tolleranza..., Lina Wertmüller, 1973)
De origen suizo y proveniente de una familia aristocrática, Lina Wertmüller se inició en el cine como actriz. Fue asistente de dirección de Fellini en los inicios de su carrera y se reveló como una de las grandes renovadoras de la comedia italiana de los 70. A partir de Mimí metalúrgico, junto a Giancarlo Giannini y Mariangela Melato como protagonistas, realizó una serie de películas que le valieron reconocimiento internacional y sellaron su estilo. Su mirada corrosiva sobre la Italia del presente y el pasado se cristalizó en imágenes de fuerza iconoclasta, llenas de pasiones desatadas y escenas musicales extravagantes. Marcadas por un sentido libre y placentero del espectáculo, sus películas condensan el escenario convulso de la época en una estética creativa e impactante, que transita de manera fluida de la farsa más disparatada al drama más espeluznante.
Amor y anarquía cuenta la historia de un complot entre un campesino anarquista y una prostituta vestida como Jean Harlow para asesinar a Mussolini y terminar con el fascismo. El desparpajo visual de Wertmüller se combina con un lirismo sensual y casi onírico que encuentra en el recorrido solitario de Giannini por una Roma teñida de negro uno de sus momentos más melancólicos. Dos años después se convertiría en la primera mujer en ser nominada al Oscar como Mejor Directora por Pasqualino Siete Bellezas (1975).
Disponible en Qubit.tv
Buscando desesperadamente a Susan (Desperately Seeking Susan, Susan Seidelman, 1985)
Consagrada como una de las más importantes directoras de la comedia estadounidense de los 80, Susan Seidelman logró en su segunda película pasar de la independencia al mainstream sin perder identidad ni audacia. Ambientada en una Nueva York de exquisita pesadilla, su historia sobre una obsesiva ama de casa que sale a buscar a Susan y termina amnésica y enredada en una trama de mafiosos e intrigas condensó el mejor humor de la época. Con una Madonna de ligas y minifaldas en el apogeo de su fama musical, esta farsa sobre el esnobismo neoyorkino y la sed de aventura norteamericana sigue con vértigo las dispares formas de vida que habitan en una ciudad de locura y desinhibición.
En sintonía con Después de hora (1985) de Scorsese, Rosanna Arquette es aquí la que se interna en la pista de un misterioso Jim para terminar confundida con la enigmática Susan. El espiral de enredos que construye Seidelman –con su guionista, Leora Barish– involucra desde gánsteres hasta vendedores de jacuzzis, desde sicarios hasta un proyectorista de seriales clase B en un cine de barrio. Todo puede pasar si en el medio está Susan, la de ficción y la que mira detrás de la cámara.
Disponible en Qubit.tv
Vivir al límite (The Hurt Locker, Kathryn Bigelow, 2008)
Kathryn Bigelowdio el salto definitivo de su carrera con Vivir al límite. No solo le valió el Oscar como mejor directora –la primera y única vez otorgado a una mujer– sino que consiguió un retrato complejo y desgarrador sobre la guerra, que trasciende todas las coordenadas del cine bélico, y que se introduce en el mundo del personaje con un vértigo potente y embriagador. Para el héroe de esta particular odisea (interpretado por un ascendente Jeremy Renner ), la guerra de Irak se ha convertido en la única adrenalina de su vida, esa droga nociva y seductora que lo lleva a desafiar los límites de su propia cordura. Como contracara de la abúlica vida hogareña, el combate es el único escenario con sentido, el que emerge de las contradicciones de una sociedad marcada por profundas y ambiguas tensiones.
Bigelow filma con un nervio asombroso la lucha contra reloj para desactivar una bomba y consigue que ese desafío constante se filtre por sus encuadres, eludiendo toda armonía y condescendencia. Luego llegaría La noche más oscura (2012) sobre la búsqueda y asesinato de Osama Ben Laden, corolario de ese mismo retrato sobre hombres y mujeres cuya esencia es encontrar el límite de su propia destrucción.
Disponible en Amazon Prime Video y Qubit.tv
El padre de mis hijos (Le père de mes enfants, Mia Hansen-Løve, 2009)
La luminosa presencia de Mia Hansen-Løve en Finales de agosto, principios de septiembre (1998) fue el apogeo de su carrera como actriz y el atisbo de esa sutil y aguda mirada que luego marcaría su temprano debut como directora. Desde su ópera prima, sus películas contaron los dilemas que se forman alrededor de un hecho repentino, una pérdida, una catástrofe cotidiana, un cambio imprevisible. Todos sus personajes lidian con lacerantes transformaciones, resisten los embates del tiempo, de los reveses del destino. Su puesta en escena siempre se esconde en los límites de la naturalidad, de una cercanía imperiosa, casi familiar. Pero es allí donde emerge la subterránea inquietud de esas imperceptibles tragedias.
En El padre de mis hijostodo comienza con el torbellino de deudas y los espectros del fracaso que asedian a un productor de cine hasta su imprevista ausencia. Es allí, en ese escenario que conjuga malas decisiones y amores egoístas, donde la directora sostiene su universo, siempre tensado por incertidumbres e incógnitas. Luego vendrían Un amor de juventud (2011) y la última estrenada, El porvenir (2016) –ya con una estrella del cine francés como Isabelle Huppert –, para confirmar que el brillante futuro de esta notable directora de solo 37 años.
Disponible en Qubit.tv
Raw (Grave, Julia Ducournau, 2016)
Luego de un cortometraje (Junior) y una película para TV en colaboración con el actor Virgile Bramly (Mange), Raw es la primera película dirigida en solitario por Julia Ducournau, una de las jóvenes directoras europeas que incursiona en el género desde una mirada atípica y desprejuiciada. Un poco sobre la estela de Carrie (1976), Rawelige las claves del terror para poner en escena el despertar de la sexualidad femenina como un agente perturbador del orden y la represión imperante. Aquí no es una madre fanática sino un entorno de sádicos rituales iniciáticos el que impulsa a Justine a esa carnalidad que asoma tras su apariencia tímida y contenida.
La película de Ducournau explora la potente subversión de un cine teñido de sangre en su conexión con la sexualidad y el cuerpo. Con una estética audaz que nunca desemboca en el desenfado del gore y un uso incómodo de la luz y los entornos cerrados, sus personajes se mueven de acuerdo a sus pasiones y su cine destila esa avidez por explorar más allá de lo que la sociedad ha dicho que está permitido.
Disponible en Netflix.
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