Sin regreso para Pavlova

LONDRES (AP).- Al igual que muchos otros grandes artistas de su país, la bailarina rusa más celebrada del siglo XX, Anna Pavlova, murió en el exilio. Los planes de devolver sus cenizas a su patria han sido suspendidos en circunstancias que semejan una novela bizantina, llena de complicaciones familiares e intrigas.

Ayer, cinco días antes de que las cenizas fuesen transportadas a Moscú, el crematorio donde habían reposado durante 70 años dijo que las autoridades rusas habían negado la autorización necesaria para llevar allí las urnas selladas de Pavlova y su esposo Víctor Dandre.

Un vocero de la compañía de incineraciones London Cremation dijo que una llamada de la embajada rusa mencionó anoche objeciones familiares al traslado, pero no entró en detalles.

La embajada emitió hoy una declaración en la que dijo que "persisten fuertes dudas en todos los estratos de la sociedad rusa acerca de los aspectos legales y morales de este proyecto".

Agregó que una sobrina de la Pavlova había exigido que los restos "sean dejados en paz".

El crematorio respondió a esa afirmación mostrando una carta de 1999 de la sobrina, llamada Valentina Trifonova, en que pedía que las cenizas "hallasen su lugar de descanso en la patria de la bailarina, que ella tanto amó".

Versiones de prensa habían vaticinado en Gran Bretaña que el regreso de los restos de la bailarina podría estar empañado por una rivalidad entre Moscú, donde iban a ser enterrados, y la ciudad natal de la Pavlova, San Petersburgo.

"No estoy seguro de que sus restos deban tocarse en lo absoluto", dijo Altynai Asylmoratova, de la escuela donde Pavlova estudió ballet, en San Petersburgo, que ahora se llama Academia de Ballet Vaganova. "Estamos hablando de arte, y el arte no conoce fronteras."

No obstante, añadió, "si van a traer (los restos)... tendría más sentido traerlos a San Petersburgo, porque fue aquí donde ella comenzó su carrera".

En el exilio

La bailarina, que vivió en Londres durante los últimos 20 años de su vida, murió de pulmonía en Holanda, en 1931, a los 50 años.

Si bien no dejó testamento, la compañía dijo que Dandre, que murió en 1944, había dejado instrucciones para que sus cenizas y las de Pavlova fuesen conservadas a perpetuidad en el crematorio Golders Green, cerca de su residencia londinense.

Dandre autorizó, empero, el regreso de las cenizas a Rusia si se recibía una solicitud formal de alguna ciudad o provincia importante, dijeron funcionarios del crematorio.

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