Silvina Bosco: "Hay que dar acceso a la cultura a todos"
Una versión femenina de Abraham, una madre sufriente y un clásico de Molière multiplican a la actriz en la escena porteña
El silencio es absoluto. Todo el público pero más, sin dudas, las mujeres de la sala quedamos en estado de shock cuando Silvina Bosco pega ese grito que se hunde en el corazón y estalla en el estómago. Es físico, material, tangible, una sensación poco común en el teatro que permanece aunque los minutos pasen y se queda ahí como un animal lastimado. Estrenada hace cuatro años en el Teatro Nacional Cervantes, Miembro del jurado, de Roberto Perinelli y dirección de Corina Fiorillo, volvió a escena, esta vez sólo los lunes, en el Teatro del Pueblo y con el mismo elenco: Ernesto Claudio, Roberto Vallejos y la Bosco.
"Antes era bravo hacerla tantos días. Los actores tenemos técnicas para no llevarnos el personaje a casa. Pero en este caso es una piña al alma si de verdad estás conectada. Una vez por semana me resulta más llevadero. Me pasó que al despedirme, en un ensayo, apenas lo saludé al Negro Vallejos, a quien adoro. «Silvina, soy yo», me dijo. Y le pedí perdón. El material me tenía tomada", dice la ganadora del premio ACE 2013 como actriz de reparto por esa madre que pierde una hija de manera atroz. "Los que vieron ambas versiones opinan que Corina profundizó más la tragedia", dice sobre la versión anterior, de 1979, que dirigió Julio Baccaro e interpretaron Pepe Novoa, Alfonso De Grazia y Silvia Lobo.
Pero, además de la mirada de la directora, la obra está connotada por los femicidios cada vez más frecuentes. "Cuando salimos de gira a las provincias, las mujeres me esperaban a la salida y me abrazaban como si yo fuera la Difunta Correa. Un hombre también, un periodista, me contó sobre la pérdida de su hijo en un accidente. «Termino de purgar el duelo, liberé el dolor con ese grito que diste y yo no pude dar cuando lo vi muerto», me dijo con lágrimas. La obra está más actual que nunca. Soy mamá de una nena, no tuve que hacer un esfuerzo para ponerme en esa piel, pero con lo que está pasando me duele más, por todas las chicas asesinadas, por todas esas familias rotas", dice la actriz.
A Fiorillo la conoció, justamente, por esta obra y a partir de ese momento la conexión fue total: "Adoro trabajar con ella. Es mutuo, nos buscamos. Hicimos la comedia Tres, en calle Corrientes (con Patricia Echegoyen y Viviana Saccone), y ahora ensayamos El avaro, de Molière, que estrenamos en el Regio a mediados de julio. Con Antonio Grimau, que va a estar genial. Es un elenco buenísimo, de músicos y actores", recomienda.
Cara conocida para quienes recuerdan telenovelas y unitarios (su última participación en televisión fue en Signos, con Julio Chávez, en 2015), Bosco también trabaja en el circuito teatral independiente. Los sábados a la medianoche protagoniza UZ el pueblo, de Gabriel Calderón, un uruguayo que escribe con mucho humor negro, dirigida por otro uruguayo y actor, Mateo Chiarino. En un pueblo ideal, Dios le pide a Grace, ama de casa perfecta, que mate a uno de sus hijos para demostrarle su devoción, como el relato bíblico de Abraham. "Siempre trato de hacer una obra en el off al año, porque te renueva. En el teatro comercial o en la tele te llaman para lo que ya te vieron a riesgo de repetirte. En cambio, en el off podés investigar, probar, es aire fresco, conocés otros actores y todo eso hace bien", dice sobre la obra tragicómica que hace en el Espacio Callejón, la sala de Javier Daulte en el Abasto, junto con Mariano Cáceres, Cecilia Cósero, Zuleika Esnal, Pablo Finamore, Ágatha Fresco, Mucio Manchini, Matías Odorico y Lucía Villanueva. Y que sin publicidad, llena: "Es a medianoche y hace frío. Pero la gente viene. Creo que, a pesar de la crisis, hay una avidez por el encuentro, el estar juntos frente a algo vivo, aquí y ahora".
Egresada de la Escuela Nacional de Arte Dramático, Bosco hizo talleres de clown, máscara neutra, bufón, canto y baile. Aunque nunca la convocaron para un musical, cantó en algunas obras. "En Arlequino, con La banda de la risa, de Claudio Gallardou, donde hacía de todo, por ejemplo. Y ahora, en El avaro, Corina me hace cantar. En algún momento, haré un musical, tengo ganas. Planeamos algo con Emiliano Dionisi, escrito por Fernando Albinarrate (Ni con perros ni con chicos), ya se dará el tiempo", dice, ocupada como está con tres obras más la filmación de Todavía, la película de Tomás Sánchez (con quien ya había trabajado en Otro corazón, en 2012) protagonizada por Betiana Blum, Pablo Rago, Hugo Arana y Víctor Laplace, entre otros, y donde interpreta a una representante de músicos.
"El cine y, en especial, el teatro te dan chances a cualquier edad. Si estás preparada, trabajo vas a conseguir. Si te tocan baches, muy común en nuestra profesión, podés generar algo, y aunque no ganes un mango, sirve para mostrar tus capacidades. Creo que la presión por la juventud y belleza de las actrices es una crueldad de la tele", dice.
-Estás por estrenar en el Complejo Teatral de Buenos Aires. ¿Cómo estás trabajando con esta gestión?
-Comenzamos a ensayar en Hebraica (el teatro SHA) y luego pasamos al Regio. Pero en cuanto a lo organizativo, está funcionando bien. Tenemos mucha esperanza; por suerte, el San Martín arrancó. Ahora espero que el Alvear se abra, un teatro precioso donde trabajé, que está parado totalmente y es un espacio muy importante, tanto para dar trabajo a artistas como para abrir las puertas a gente que no puede pagar entradas caras. Hay que dar acceso a la cultura a todos.
Miembro del jurado
- De Roberto Perinelli
- Lunes, a las 20
- Teatro del Pueblo, Av. Roque Sáenz Peña 943.
- Entradas, desde $ 170
UZ el pueblo
- De Mateo Chiarino
- Sábado, a las 23.59
- Espacio Callejón, Humahuaca 3759.
- Entradas, desde $ 160.