Silvia D´Auro a Jorge Rial: "No voy a renunciar a mis hijas"
La ex mujer del conductor de Intrusos habló con Personajes.tv y nos contó cómo está viviendo este difícil momento que le toca atravesar lejos de Rocío y Morena
Es sábado, arreglo la entrevista a último momento, en un bar de Martínez. A Silvia D´Auro , la ex mujer de Jorge Rial, se la nota triste y angustiada. Después de un tiempo de mantenerse alejada de los medios, hace unos días volvió a ser noticia cuando presentó un escrito en Tribunales mostrando gran preocupación por sus hijas, Rocío y Morena, a las que no ve desde desde octubre de 2012.
-¿Por qué presentaste ese escrito?
-Hace mucho tiempo que vengo viendo que esto pasa porque yo no dejo de ir al colegio para ver el estado de mis hijas, que yo no me pueda acercar a ellas no quiere decir que no haya un control. De la manera que puedo, de la manera que me dejaron: a la distancia. Yo sé las faltas que tienen, sé las materias que deben. Sé que Morena el año pasado quedó libre por faltar y sé que también estuvo enferma. A mí, mis hijas no se me enfermaban, no se me quedaban libres... Yo lo que estoy pidiendo es que el tribunal arme una carpeta con el antes y el después. Antes, las chicas no tenían faltas, no tenían amonestaciones...
-¿Por qué tienen amonestaciones?
-Por no ir con el uniforme, por ejemplo. La directora del colegio me dijo: "Yo con vos nunca tuve problemas, en las últimas que me fijaba si estaban con el uniforme como corresponde era en las tuyas. Yo sabía que vos eras sumamente exigente". Para mí, las reglas están hechas para cumplirlas, no para romperlas. Y si vos vas a un colegio, tenés que ir con el uniforme que te pide ese colegio.
-¿Eso no se cumple?
-No. Al colegio no se puede ir con las uñas pintadas ni con el pelo suelto.
-¿Pensás que ellas interpretaron esa educación estricta como violencia o falta de amor?
-A ver, durante el tiempo que las chicas vivieron con nosotros, tuvieron límites. Yo las llevaba al pediatra, las llevaba al dentista, las llevaba a la psicóloga… Y los fines de semana las hacía estudiar. Y claro, a nadie le gusta estudiar el fin de semana. Pero si no lo hiciste antes, lo tenés que hacer en algún momento. Yo pagaba una maestra particular, que además era psicopedagoga, para poder entender la problemática de cada una de ellas.
-¿Y toda esa organización se desbandó?
-Bueno, no van más a la psicóloga… salvo Morena que va porque el colegio se lo exigió. ¿Y sabés qué? Volvió a ir a la misma psicóloga que yo le saqué porque no le estaba haciendo efecto.
-¿Cómo?
-Y, fue lo más fácil. ¿Quieren que vaya a la psicóloga? ¿A quién conozco? A ésta.
-¿Cuándo se separaron exactamente?
-En noviembre del 2011. Después yo me fui todo el verano a Punta del Este con las chicas…
-Y él renunció a Gran Hermano para recuperar a su familia.
-Bué.
-¿No era verdad?
-¿Vos qué creés?
-Yo lo creí en ese momento. ¿Por qué renunció entonces?
-No sé, preguntáselo a él. Nos separamos y nunca más nos reconciliamos. El se fue de casa diciendo que yo era la mejor madre del mundo, que yo era la mejor empresaria, que yo era fantástica, divina y de repente pasé a ser la peor de todas. Hay una frase que él me dijo que no me la voy a olvidar nunca: "Lo único que te pido es que no me pongas en contra a las chicas". Y yo le dije: "Jamás podría hacer eso porque soy hija de padres separados y yo sé lo que duele y lo que se siente". De verdad te digo: yo sé lo que sufren los hijos cuando los padres se separan y yo sé cuando son tironeados. No sirve.
-Antes de que se vayan a vivir con su papá, ¿estaban bien con vos tus hijas?
-No.
-¿Por qué?
-Cuando ellas volvían de pasar con él los fines de semana llegaban dadas vuelta como una media y yo tenía que empezar otra vez a calmarlas, a tranquilizarlas. Los miércoles se iban a comer con su papá y volvían medias, medias...
-¿Rial tiene la tenencia de las chicas? ¿Vos perdiste la patria potestad?
-No. Yo no perdí ningún derecho. Ellas decidieron irse y a la edad de ellas no las podés tironear. Es lo peor que podés hacer. Tenían doce y trece años, si las obligás a hacer lo que no quieren, te las ponés más en contra. Cuando él me pide el poder para llevárselas a Aruba, yo dije: "Vos sabés que yo no estoy de acuerdo con que viajen, pero no porque te las lleves vos y porque te las llevás con tu novia, no estoy de acuerdo porque no están bien en el colegio. No las podés premiar con un viaje." Pero igual se fueron.
-¿Entonces la relación tuya con ellas era buena hasta que te separaste y a partir de ahí comenzó a deteriorarse?
-Mirá, yo te voy a mostrar una carta que me escribió una de mis hijas. "Mami, te queremos mucho, aunque nos peleemos, igual te queremos mucho. Sos la mejor, ojalá que vuelvas a estar junto con papá". Esta es la letra de Morena, la misma que ahora pone en Facebook y en Twitter "Yo nunca tuve mamá".
-¿Cómo fue que ellas se fueron a vivir con su papá?
-El padre se había ido con su novia y unos amigos a Nueva York y a Miami, creo que se fueron diez días. Se fue sin avisarme, sin consultarme si yo podía quedarme con las chicas todo ese tiempo, si tenía otros planes… Nada. Pero bueno. Se fue y cuando volvió, ellas quisieron ir a verlo. Yo les dije: "Vayan, acuérdense que mañana tienen que ir al colegio, vuelvan temprano". A las nueve y media de la noche no habían vuelto y yo ya estaba nerviosa. Me llama mi abogado y me dice: "Las chicas no van a volver a tu casa a dormir hoy". "¡No pueden!", le digo. Entonces me dice: "No me cortes, andá sin cortarme a ver los closets de tus hijas". Cuando abro el placard de las chicas estaban vacíos. Se habían llevado todo y no volvieron nunca más.
-¿No las viste nunca más?
-No. En febrero de 2013 la llamé a Morena para el cumpleaños, le dije de vernos, de ir a tomar algo y me dijo: "¿Para qué? ¿Para que te saquen fotos en las revistas como a vos te gusta salir?". Le dije que no, que tenía un regalo para darle... "Ah bueno, vení a buscarme", me dice. Y veinte minutos antes de que yo llegue, me llama y me dice: "No voy a salir con vos, dejá el regalo en la portería del edificio".
-¿Esa es una actitud de ella?
-No, esa no es una actitud de ella.
-¿Morena era cariñosa con vos?
-Yo me mataba de risa con mis hijas. Mirá estas fotos, decime dónde ves a estas chicas con cara de "mi mamá me mata". ¿Dónde están las chicas maltratadas? ¿Esta sonrisa es la de una chica maltratada o es una chica que tiene otra cabeza hecha? ¡Por favor!
-Estás enojada.
-Sí, ¡estoy enojada! Obvio.
-¿No estarías dispuesta a ceder un poco en tus límites con tal de que vuelvan?
-De la única manera que hoy se podría es teniendo un psicólogo o un psiquiatra del juzgado, un asistente social que intervenga en la relación que empecemos a transitar. Porque yo tampoco voy a permitir que me siga insultando.
-Para esa revinculación necesitás la colaboración del padre.
-A ver, él hace cinco días dijo:"No nos rompas más las pelotas". ¡Me quiere borrar! Pero ni él va a dejar de ser el padre, ni yo voy a dejar de ser la madre.
-El hablaba muy bien de vos como madre cuando recién se habían separado.
-¿Y qué pasó?
-¿Apareció la Niña Loly?
-Esa chica no me importa nada porque además para poder adoptar tenés que tener una diferencia de 20 años con el adoptante, claramente esta chica podría ser la hermana, no la madre. Y poco le importa ser la madre de alguien cuando ella quiere tener sus propias ventajas, calculo. Yo lo que pido es que no desarmen lo que yo eduqué y construí con esas chicas, ¡por el amor de Dios!
-¿Cómo viviste el episodio que Rial mismo denunció de tu hija Morena en un boliche?
-Yo me enteré antes que nadie de lo que había pasado. El hizo esta declaración de que Morena había estado en un bar tres horas esperando que esta chiquita baje de no sé dónde teniendo un affaire con no sé quién, un domingo en el programa de Polino. El sábado anterior yo lo había llamado para decirle "te pedí hace un año que habláramos, te lo estoy pidiendo de nuevo". Y él niega todo. Le pediría a la compañía telefónica que haga un excalibur para comprobar las veces que lo llamé para que habláramos de las chicas.
-¿Por qué él dice que no hay voluntad de tu parte para verlas?
-¿Vos leés las cosas que Morena pone en Twitter y en Facebook? ¿Vos te pensás que yo voy a permitir que mi hija me insulte de la manera que me insulta?
-Y bueno, andá y decile: "Hay voluntad, estoy yendo para allá". Y tocale el timbre.
-Mi terapeuta me dijo, por un problema de salud que tuve el año pasado: "Estás dejando la vida en esto, si vos no te preservás, el día que vuelvan no vas a poder estar para ayudarlas y contenerlas". Yo no me quiero separar de ellas por eso pongo este escrito en Tribunales. Si no me dejan ellos actuar como mamá, ¡que actúe la Justicia! Hay un abandono de persona, está clarísimo.
-¿Cómo sigue la cosa en la Justicia?
-Ahora tengo que presentar todas las notas de las revistas para mostrar todas las actitudes de misoginia que tiene este hombre para que se entienda. La defenestró a su novia por lo que había hecho y vuelve a estar y le vuelve a permitir a mis hijas que tengan relación con ella. ¡El que necesita un psiquiatra es este hombre!
-¿Tus hijas no tienen celular?
-El padre ya se los cambió y también cambió el teléfono de la casa. Las veces que llamé me dijeron: "Acá no hay ninguna Morena ni ninguna Rocío".
-¿Y a Mariana no la llamarías?
-¿Para qué?
-Para agotar todas las posibilidades.
-Esta chica ya estaba con él cuando yo estaba casada. ¿Qué le puede importar a ella hablar conmigo? A esta chica no podés llevarla a un razonamiento. No es una persona adulta, podrá ser adúltera, pero no adulta. Yo hablo con mi mamá, con mi hermano, con mi papá... Porque las chicas hablan con ellos.
-¿Pensás que a Morena le hace mal que vos hables?
-Yo no conté nada, lo contó él en su programa. Si él cuando llegó a la casa y es verdad que la encontró a Morena llorando encerrada en su cuarto, ella lo escuchó al padre hablar así de mí. Yo no hablé en ningún lado.
-¿Las extrañás?
-Un montón. Pero extraño a aquellas chicas, no a éstas. Mis hijas eran cariñosas, se me metían adentro de la cama, yo me estaba bañando y se me metían en el baño... Te puedo decir diez millones de circunstancias que yo compartía con ellas. Me da mucha pena porque... ¿Sabés qué? Las que eligió tener estas hijas fui yo. Yo y el padre, pero la que corrió todo el tiempo como una loca fui yo.
-Rial alguna vez contó que al principio no fue fácil...
-Es verdad. Hicimos un trabajo enorme con estas nenas, entonces ahora tirar todo por la borda no tiene sentido. Nos divorciamos él y yo por un tema de grandes, que yo a mis hijas ni siquiera les conté. Como yo entendí de grande la separación de mis padres, yo esperé por las nenas para separarme, dije "capaz que son más grandes y van a entender". Y no fue así lamentablemente. Me salió el tiro por la culata al tratar de esperar para que ellas entendieran. Yo me habría separado mucho antes de él. Pero bueno, uno estalla en el momento que estalla y hace lo que puede. Pero yo no renuncié y no voy a renunciar a mis hijas. Cuando yo empecé a formar esta familia y con Jorge supimos que no íbamos a poder tener hijos naturales y decidimos adoptar a Morena y a Rocío, les prometí a ellas darles una familia y luché hasta donde más pude porque tampoco podía con mi dolor. Entonces, no podía sostener algo con tanto dolor. Tampoco era bueno para ellas ver peleas entre nosotros. A veces, él discutía delante de las chicas y yo me callaba la boca para no discutir delante de ellas. Yo le decía: "¿No podés discutir conmigo en el cuarto, esperar que las chicas se vayan a la colonia o que salgan a andar en bicicleta para discutir?"
-¿Todos los días pensás en esto?
-Todos los días me levanto pidiéndole a Dios que me dé fuerzas y que me diga el camino para poder llegar a ellas mejor. Pero mientras tanto tengo que hacer otras cosas. Si no es al lado de ellas es por intermedio de la Justicia. De alguna manera yo tengo que poder hacer algo aunque ellas no me dejen y aunque el padre no me deje. No podés tener dos discursos. Yo quiero que la gente sepa que yo no me rendí, que no dejé abandonadas a mis hijas, que no perdí la patria potestad. No hay un régimen de visitas porque no hay tampoco un juez que diga "bueno acá señor Jorge Rial, usted, tiene a sus hijas".
-¿No hay nada firmado?
-Nada. Ellas un día se fueron y nunca más quisieron volver.
-¿Por qué no reclamaste en ese momento?
-Porque no las iba a tironear. Y era insostenible vivir con ellas por el estado de agresividad que tenían conmigo.
-¿Influenciadas por el papá?
-No sé. Pero hoy cuando veo que el tipo dice "no nos rompas más las pelotas", evidentemente tiene que haber pasado algo así. A mí me extrañó mucho una cosa que una vez dijo Rocío en mi casa.
-¿Qué dijo?
-"Morena, ¿qué dijo papá? Lo que se habla en la casa de papá queda en la casa de papá". ¿Perdón? Si yo no tengo nada que ocultar, se supone que ellas tampoco.
-¿Les hablaste mal del padre alguna vez?
-No. Lo que sí cuando me enteré quién era la novia dije: "Ah, bueno... después de todo lo que dijo él en contra de ella, ¿está con ella?" Siguiendo el razonamiento del padre en ese momento, evidentemente, no es una buena compañía para mis hijas. El le pidió a la Justicia que actuara de oficio. Bueno, yo también lo pido.
-¿Te ayuda la Justicia?
-No.
-¿Por qué?
-No sé. Me duele mucho esto. Se me parte el alma. ¿Sabés lo que es no escuchar que suene el teléfono el día de la madre?
-¿Y Rocío tampoco quiere verte?
-Rocío es la que tiene el Edipo más grande, no es Morena como salió publicado. Y es verdad, yo construí en la cabeza de ellas un papá porque yo quería tener una familia.
-Si vos las vieras bien con él, ¿dejarías que se queden allá?
-Obvio. Yo estoy muy segura de lo que hice como mamá durante doce y trece años. Y ellas en algún lugar de su cabeza tienen que tener eso guardado. No se pueden borrar esas imágenes. Yo las amo, pero amarlas también es ponerles límites. Nosotras la pasábamos bomba, pero cuando había que poner el traste en la silla para estudiar, lo ponían.
-Rial dijo: "Ahora en mi casa sólo se levanta la mano para acariciar" dando a entender que vos les pegabas.
-No digo que esté bien, pero no conozco una madre que no haya dicho alguna vez algo o le haya dado un tirón de pelo o un chirlo a su hijo. Si él dice que yo hacía eso, él estaba al lado mío y avaló todo eso.
-¿Era un padre presente o se iba a la mañana y volvía a la noche?
-Yo te acabo de decir que le construí la imagen de padre a mis hijas. Yo soy muy creyente y le pido a Dios que me dé fuerzas y que a ellas las ilumine. Bajo ningún concepto yo quiero que ellas no estén con el papá. Lo que no quiero es que estén de esta manera. Así, no. Así, no me parece justo para ellas. Yo tengo pánico que un día me llamen de un hospital para decirme que mi hija tuvo un coma diabético o un coma alcohólico. Un día me llamaron para decirme que habían visto a Morena fumando en la calle. Fui al colegio y le habían puesto amonestaciones por llevar cigarrillos al colegio.
-Si vas a buscarlas al colegio, tendrían que dártelas, ¿no?
-Sí, no tengo ninguna restricción para acercarme a ellas. Pero no quiero provocar ninguna situación violenta. Un día yo salía del country y ellas salían del colegio a almorzar. Bajé la ventanilla y le digo "hola, More". Se metió adentro del colegio corriendo como si hubiera visto a un ogro o a un fantasma. A mí se me partió el corazón.
-¿Cómo se soluciona esto?
-Yo creo que la Justicia a él le va a tener que poner un parate en algún momento. Porque si la revinculación no empieza por él, esto no sirve de nada.
-¿A Rial lo llamás?
-Sí, lo llamé dos veces.
-Pero llamalo todos los días, picale el cerebro.
-Ya lo tiene picado. Nadie con dos dedos de frente puede poner en contra de su madre a sus hijas.
-¿Qué le molesta que vos quieras verlas? ¿Por qué está tan enojado?
-La que decidió separarse fui yo. El estaba muy cómodo con que yo corriera todo el día, laburara, le pusiera límites a las chicas. Y él me decía: "Ay, tengo una reunión". Y desaparecía dos horas, inencontrable esas dos horas... ¿Se entiende? Después llegaba a casa y encontraba las camisas planchadas, limpias, la cama caliente... Y un día me cansé y le dije que se vaya. El no se hubiera separado nunca. Los hombres no toman ese tipo de decisiones. Salvo que tengan otra cama caliente, que ya saben que los va a esperar. Pero no fue el caso este. Porque la que decidió separarse fui yo y no había otro hombre en mi vida. Y nunca lo hubo. Mi marido fue siempre mi marido, lo respeté, lo quise y eso que te dicen que el amor es ciego, es verdad. Yo lo amé mucho y no me arrepiento.
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