Siete locos tras Roberto Arlt
Además de significar la apertura de la temporada del Teatro Nacional Cervantes, el estreno -hoy- de la versión escénica de "Los siete locos" dirigida por Rubens Correa y Javier Margulis parece inaugurar también un año Roberto Arlt, ya que están en proceso de preparación otros espectáculos basados en esta novela impar dentro de la literatura argentina. En uno de ellos están trabajando Julio Bocca y Fito Páez; en otro, el bailarín Yamil Ostrovsky; y, en un tercero, el director teatral Ricardo Bartís.
Lo primero que llama la atención es que distintos creadores apunten a un texto nacido en el campo de la narrativa, cuando la producción de Roberto Arlt creada específicamente para la escena es -como poco- atendible.
"Creo que en esta novela está toda la obra de Arlt en germen: en un párrafo se encuentra la idea de «Saverio, el cruel»; en otro, la de «300 millones»", es el principio de explicación aportado por Correa, que además está convencido de que el mundo de Erdosain y sus secuaces también es muy conocido por el público joven, al que intentarán conquistar con esta puesta cuyo elenco está encabezado por Manuel Callau.
Erdosain revive en el Cervantes
Estreno: Rubens Correa y Javier Margulis, responsables de la puesta que hoy levanta el telón, reflexionan sobre la vigencia de "Los siete locos" y de su autor.
La temporada del Teatro Cervantes arranca hoy con una propuesta nacional: "Los siete locos", de Roberto Arlt, en una versión escénica que incluye también "Los lanzallamas", realizada por Carlos Antón, Rubens Correa, Pedro Espinosa y Javier Margulis.
Como antecedente cabe señalar que Correa y Margulis, también responsable de la dirección, habían estrenado otra, en 1980, en el Teatro del Picadero, antes del incendio.
Con voz propia
Según palabras del propio autor, "estos individuos, canallas y tristes, simultáneamente; viles soñadores simultáneamente, están atados o ligados entre sí, por la desesperación. La desesperación en ellos está originada, más que por la pobreza material, por otro factor: la desorientación que, después de la gran guerra, ha revolucionado la conciencia de los hombres, dejándolos vacíos de ideales y esperanzas".
-¿Por qué esa insistencia con "Los siete locos", de Arlt?
-En realidad, la insistencia es de Dragún -contestan los direcores-. Cuando se hizo cargo del teatro, quería inaugurar la temporada con una obra argentina. El propuso hacer "Los siete locos".
-¿Por qué una pieza narrativa de un autor que tiene obras dramáticas?
-Cuando hice la primera versión -explica Correa-, tuve una charla con Mirtha Arlt y ella me preguntó lo mismo. "Es como hacer guantes para los pies", agregó. Creo que en esta novela está toda la obra de Arlt en germen. En un párrafo se encuentra la idea de Saverio, en otro la de "300 millones". Me parece que, si bien es una novela, es muy dramática. Muy fuerte. De ahí que lo primero que se hizo de Arlt en teatro fue un capítulo de "Los siete locos" ("El humillado", dirigido por Leónidas Barletta).
"Por otra parte -continúa-, me parece que son dos novelas que tienen potencia, fuerza, premonición, visión de futuro y que mantienen una actualidad que no tienen las otras obras de Arlt".
-El universo que pinta Arlt en su narrativa es inmenso. ¿Cómo se traslada a un escenario?
-Tomamos un sólo eje de todos los posibles que tiene la novela - señala Margulis-, que son las peripecias de Erdosian. Lo más difícil fue desechar todas las otras maravillosas puntas. Pero estamos contentos con la versión. Creemos que ese universo arltliano va a estar en escena.
-¿Cómo se resuelve en lo espacial?
-Es un escenario convencional-explica Correa-. En un momento se planteó hacerlo en la platea, pero lo descartamos. La escenográfía es sintética y abstracta. No fija ubicación.
-¿Cambia esta versión con respecto a la anterior?
-Es diferente -continúa Correa-. Tiene un eje diferente. La historia es distinta y este momento histórico es otro. Aquella obra se hizo durante la dictadura, ésta en otra situación. El espíritu de la gente es diferente y hay una lectura de la obra que nos parece más actual. Tiene que ver con el hombre sin ilusiones.
-¿Hay un resurgimiento de Arlt?
-Sabemos que hay cuatro proyectos en danza y por algo será.
-¿Por qué "Los siete locos"?
-Creo que tiene que ver con la actualidad de la novela_dice Correa_, con la proyección de lo que él vio en el año 30, sobre lo que nos iba a acontecer.
-En el público joven -agrega Margulis- está teniendo una gran repercusión la literatura de Arlt.
-Es un autor inmenso -señala Correa- Lo descubrí a los 16 años y cada vez que lo vuelvo a releer me parece más importante.
-Vuelve a tener vigencia como si no hubiera pasado nada.- continúa Margulis-.
-Tiene una mirada psicoanalítica sobre el personaje, en una época en que el psicoanálisis no era popular como hoy- terminar de explicar Correa-.
-¿Cómo definirían a este autor?
-Salvaje, por la potencia, por la fuerza de sus palabras. Creo que esto atrae a la gente joven y a la que quiere decir algo -define Margulis-.
-Creo que era un intuitivo, y no era demasiado consciente de lo que escribía -arriesga Correa.- Como decía él, hay que escribir libros que tengan la violencia de un cross a la mandíbula. Conseguía ese efecto. Esperamos que el espectáculo lo logre.
El espectáculo, que ha concitado un inusual interés, está protagonizado por Manuel Callau, Carlos Weber, Adolfo Yanelli, Riacardo Díaz Mourelle, Susana Ortiz y Luis Luque al frente de un nuemoro elenco.
El largo viaje de una criatura atormentada
En 1927, Erdosain sintió que algo empezaba a formarse en su interior. Como si su geografía física estuviera lista para ser diseñada. No sabía que se estaba gestando en la mente y en la pluma de su padre, Roberto Arlt.
Fue concebido en un época donde la frustración era la moneda corriente, dentro de una sociedad que experimentaba cambios políticos y culturales.
Al mismo tiempo que otros seres , Andrés y Estrada, habitantes de "El movimiento continuo", de Discépolo, o Silvio Astier de "El juguete rabioso", su alma atribulada giraba en una mediocridad que lo ubicaba dentro de la marginalidad social, sin saber que su destino, por intermedio de la locura lo iba a llevar a la muerte.
Pero es prematuro hablar de ello sin mencionar que Remo Erdosain, el protagonista de "Los siete locos", iba a ver la luz en un apacible noviembre de 1929.
Su vida transcurrió entre esas líneas que el autor había desarrollado para retratar solamente tres días en la vida de este antihérore.
Oscurecido por un enfrentamiento literario entre dos grandes grupos contendientes -Boedo y Florida- la vida de Erdosian transitó entre la galería de los inventores frustrados, sin otro calificativo porque, como diría el autor, "estos demonios no son locos ni cuerdos. Se mueven como fantasmas en un mundo de tinieblas y problemas morales y crueles. Si fueran menos cobardes se suicidarían; si tuvieran un poco más de carácter, serían santos. En verdad, buscan la luz. Pero la buscan completamente sumergidos en el barro. Y ensucian lo que tocan...."
Hacia otros espacios
En esa búsqueda, encerrado entre las páginas de un libro, Erdosian pasó más de cuarenta imperturbables años.
Un día, sentado en un bar de Avenida de Mayo en compañía del Astrólogo y el Rufián Melancólico, discutiendo sobre la famosa rosa de cobre, Erdosain sintió que una pareja, ubicada en un mesa cercana, lo observaba con demasiado interés. No los conocía. Por el contrario le parecían personaje extraídos de alguna película. El hombre, alto, corpulento, con una calvicie pronunciada en la frente, llevaba unos lentes de gruesos vidrios. Ella, por el contrario, era más baja, pero en su rostro se dibujaba una cálida sonrisa.
Ni el Astrólogo ni el Rufián se habían dado cuenta. En realidad, nada podía cortarles esa permanenmente mirada interior que lucían en todo momento.
El hombre de la otra mesa se levantó y se acercó. Con mucha calma se sentó en la mesa y empezó a hablarles bajito.
Erdosain lo escuchó con atención. Sintió que este hombre no era un inventor; parecía más bien un mago. Torre Nilsson era su nombre y Beatriz Guido el de su compañera, y su propuesta escapaba de los cánones revolucionarios ortodoxos. Querían sacar a Erdosian y compañía de esa vida de papel y letras y llevarlos a algo mucho más grande: a una pantalla de cine. Querían arrebatarlos de ese mundo vacío para llevarlo a otro, desconocido.
Aceptaron sin saber a qué se enfrentaban. Erdosian disfrutó al sentir corporizada su existencia en un cuerpo de carne y hueso, el de Alfredo Alcón, y sintió que su vida alcanzaba una dimensión mayor. Ya con orgullo podía competir con su hermano Saverio, casi de igual a igual.
Más tarde, otro inquieto que circulaba por el bar le realizó otra propuesta que pareció, por los tiempos que corrían, casi indecente: contar su historia sobre un escenario.
Erdosain, apropiándose del cuerpo de Manuel Callau, y guiado por Rubens Correa, subió tímidamente el escenario del Picadero. Allí vivió su momento de gloria al observar que la gente lo llamaba el hombre de los inventos.
El que le había dado vida se había equivocado, su existencia escapó de la mediocridad y la frustración y se había insertado casi sin quererlo en una galería de personajes reconocibles.
En esa gloria se durmió, acunado por varias generaciones. Cuando lo despertaron se encontró desdoblado en otros proyectos y con otros lenguajes.
Ya no había lugar para el asombro, sólo bajó su cabeza, guardó su sueño de rosa cobre en el armario y se dispuso a asumir su destino, ése que nadie había previsto.
Remo Erdosain salió resignadamente de sus páginas y enfrentado a nuevas inteligencias sintió que su vida, triste y apagada, tenía valores propios que hablaban por sí mismos. Detrás de él se ve la sombra de un escritor, Roberto Arlt, que se engrandece ante cada paso que da uno de "Los siete locos".
También hay una conspiración en danza
Yamil Ostrovsky, un joven coreógrafo que viene pisando fuerte con obras de contenido social, prepara hace un año y ensaya hace medio su versión de la novela "Los siete locos", de Roberto Arlt.
Estas son las precisiones del artista acerca de su proyecto: "Me interesó porque el tema es totalemente actual: salvarse, zafar como sea, el afán de triunfar. Uno lo hace a través del juego, otro, buscando oro y, así, sucesivamente,estos siete hombres desean «pegarla», no importan los medios.
"Se estrenará entre agosto y septiembre en elCentro Cultural Recoleta y mi visión adjunta actores que bailan (los estoy entrenando hace seis meses en la expresión corporal y dicen el texto en una versión libre mía) y bailarines, todos englobados alrededor de catorce personas, en el GrupoSísifo, que dirijo.
"El proyecto, con música de Pedro Gómez, no tiene nada de comercial; es puro amor al arte. Yo digo que soy el octavo loco. En mi caso, busco la salvación, zafar a través de la creación, con proyectos que reflejan nuestra realidad, como ocurrió cuando hice una obra inspirada en el atentado a la AMIA."
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