Siete curiosidades de la fabulosa vida de Miguel Abuelo y Los Abuelos de la Nada
Una infancia solitaria, las canciones, el viaje a Ibiza y su enfermedad, las otras caras de la leyenda del rock nacional
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Si Miguel Ángel Peralta viviera estaría a tan solo días de haber soplado las velitas de su cumpleaños número 75. Quien en la jerga popular era conocido por todos como Miguel Abuelo formó parte de la primera generación más destacada de rockeros argentinos junto con Luis Alberto Spinetta, Charly García, Pappo y otras figuras que llegarían más tarde para seguir alimentando su música, como Cachorro López y Andrés Calamaro.
Tal vez el más de millón y medio de oyentes mensuales que Los Abuelos de la Nada tiene en Spotify demuestre, de alguna forma, el furor que significó para el público uno de los grupos más importantes del rock latinoamericano y que dejó, sin dudas, uno de los legados musicales más destacados de la historia.
“Mil horas”, “Costumbres argentinas”, “Lunes por la madrugada”, “Sin gamulán” e “Himno de mi corazón” son tan solo algunos de los títulos que definen a este fenómeno argentino que sonó con impronta entre los ‘60 y los ‘80 y que, más de medio siglo después, todavía sigue despertando el fervor de los oyentes.
Miguel Abuelo, líder indiscutido de Los Abuelos de la Nada, marcó dos veces el principio y el final de la banda, con una vida intensa, propia de un rockero, que tuvo un precipitado final. A 33 años de su muerte, algunos datos curiosos de uno de los músicos, poetas y autores más reconocidos de la escena del rock.
1. Una infancia gris
Miguel nació en Munro, Buenos Aires, de su madre soltera Virginia Peralta. El pequeño nunca llegó a conocer a su padre y, como su mamá se enfermó de tuberculosis, tuvo que pasar sus primeros años de vida en un orfanato de Villa Devoto. En el hogar vivía rodeado de monjas.
Como tenía problemas de conducta y era enviado a diario a la dirección, terminó generando un profundo vínculo con el director del instituto, quien lo terminó adoptando. Más tarde, su madre tuvo un mejor panorama de salud y el niño pudo volver a vivir con ella en Morón.
Pasaba las horas en la calle, jugando con amigos que eran más grandes que él. Tenía nueve años cuando empezó a trabajar como repartidor de bidones mientras ayudaba a un lechero. También ofició como vendedor de sandías. Sin embargo, su mamá lo obligó a volver al colegio, aunque no duró mucho tiempo allí: a los 13 años finalmente dejó sus estudios.
Fue entonces cuando consiguió un trabajo en el correo, aunque terminaron despidiéndolo porque el adolescente abría los telegramas para seleccionar, según su criterio, cuáles eran verdaderamente importantes y cuáles no.
Pero el interés de Miguel por la lectura empezó a crecer cada vez más. Sus autores predilectos eran Hegel y a Nietzsche, a quienes aprendió a recitar de memoria. Quizás fue la influencia de tales autores la que lo llevó a conseguir tal nivel de poesía en sus canciones.
2. Pappo y de dónde surgió Los Abuelos de la Nada
Miguel tenía unos jóvenes 20 años cuando se formó la primera etapa de la banda, en 1967. Había conseguido la oportunidad de grabar un disco pese a que todavía no había un conjunto armado. Fue por eso que tuvo que definir un nombre con rapidez y recurrió a su amor por la lectura. Pensó en la frase “Algún día tendré que llamarlo a usted Padre de los Piojos y Abuelo de la Nada”, de “El banquete de Severo Arcángelo”, escrito por Leopoldo Marechal.
No obstante, la primera etapa del conjunto de rock no tuvo tanta trascendencia como sí su segunda versión, poco más de una década después. En un principio, además de Miguel Abuelo, quienes completaban la formación eran Eduardo “Mayoneso” Fanacoa, Claudio Gabis -después entró Pappo en su lugar-, Miguel “Miky” Lara, Alberto “Abuelo” Lara y Héctor Pomo Lorenzo.
En 1969, Miguel decidió dejar la banda y el timón lo tomó Pappo. Dos años después, el fundador del conjunto viajó a Europa para radicarse allí, como una forma de escapar también de la dictadura de Juan Carlos Onganía.
3. Preso en Ibiza
En su estadía en Europa, el líder de Los Abuelos de la Nada vivió impensadas aventuras. Además de participar del musical Hair en Barcelona, conoció la cárcel de Ibiza. El argentino estuvo preso después de que lo acusaran de un robo del que aparentemente no fue culpable, aunque terminó, en 1979, tras las rejas por indocumentado.
Allí se hizo amigo del líder de una banda de delincuentes, tras halagarle las sandalias que llevaba puestas. Cuando el grupo consiguió irse de la prisión, la cabeza del grupo le había dejado su par de calzado en la celda, lo que emocionó a Miguel y lo inspiró para escribir el poema “La fuga”.
El rock lo acompañó en todo momento, incluso en la cárcel. Tuvo la suerte de poder ver y escuchar, desde el techo del penitenciario, un recital de los Rolling Stones que tocaban por el aniversario de la isla.
En Europa, vivió en España, Inglaterra, Holanda, Bélgica y Francia. Allí se enamoró de la bailarina galesa Krisha Bogdan. Con ella tuvieron en Londres a su hijo, llamado Gato Azul, quien hoy mantiene vivo el legado de su padre.
4. Dalí y Picasso
Uno de los datos más llamativos del paso de Miguel Abuelo por Europa es el de su punto de contacto con los emblemáticos artistas Salvador Dalí y Pablo Picasso. Es que en el Viejo Continente conoció a Moshe Naim, un francés millonario que apoyaba las carreras de los artistas a los que les veía algún futuro.
Lo hizo con los pintores españoles y le pasó lo mismo cuando conoció al músico argentino. Con su impulso, el rockero grabó su primer disco de larga duración (LP) en 1975, en Francia, con el grupo Et Nada.
5. El rol clave de Charly García
En su regreso a la Argentina, Miguel Abuelo decidió volver a formar la banda Los Abuelos de la Nada. Esta vez, con otros integrantes: Andrés Calamaro, en teclados y voz; Cachorro López, en bajo y coros;Gustavo Bazterriza, en guitarra y voz; Daniel Melingo, en saxo y voz; y Polo Corbella, en batería.
Pero hubo una figura clave en esta segunda edición del grupo. Fue en 1982, bajo la producción de Charly García, que los músicos grabaron su primer LP y lo presentaron en dos fechas de octubre en el teatro Coliseo.
Casi dos meses después, Charly dio un show en Ferro y eligió a “Los Abuelos” como una de las bandas soporte. Tales eventos les permitieron a los músicos ganar popularidad y se consagraron en lo más alto del rock con temas como “No te enamores nunca de aquel marinero bengalí”, “Sin gamulán”, “Mil horas”, “Sintonía americana”, “Lunes por la madrugada”, “Himno de mi corazón”, entre otros.
6. La enfermedad que le ocultaron y lo mató
La salud de Miguel Abuelo empezaba a deteriorarse pero era demasiado temprano, él era demasiado joven. Tenía apenas 41 años cuando fue internado en la clínica Bazterrica con un cuadro de fiebre alta, el 25 de febrero de 1988.
Había pasado una semana y el músico seguía teniendo más de 40 grados de temperatura. Se había sometido a estudios de sangre bajo la supervisión de los médicos de SADAIC, pero el “Abuelo” fue dado rápidamente de alta. Nunca le dijeron qué le estaba pasando.
Miguel Abuelo tenía sida y la justificación de los especialistas era que, como no sabían cómo lidiar con un paciente de este tipo, prefirieron ocultárselo. Tuvo que hacer reposo, mientras sus amigos y familiares hicieron otras consultas para enterarse finalmente de la enfermedad que lo acechaba.
Menos de un mes después de ser hospitalizado, el líder de la banda murió. Una operación de vesícula fallida le dejó una infección que se le extendió por todo el cuerpo y terminó con su vida. Tenía 42 años. Fue cremado y sus cenizas fueron arrojadas al mar, cumpliéndose así su voluntad.
7. La vuelta de Los Abuelos
Ahora, a 33 años de su fallecimiento, su hijo Gato Azul Peralta no quiere más que hacerle honor a su papá. Por eso, este 27 de marzo, Los Abuelos de la Nada, con él a la cabeza, se presentarán en el teatro Ópera porteño, en un espectáculo que pretende transmitir la verdadera esencia rockera de la banda.
“No será fácil pararme en el mismo lugar en el que se paró mi papá durante años y que llevó a esta banda a lo más alto”, admitió en los últimos días Gato Peralta a LA NACION. Es tan grande el legado que Miguel Abuelo dejó, que todavía sigue vivo y son infinitas las ganas de los fanáticos de volver a escuchar sonar a los icónicos himnos musicales de Abuelos de la Nada.
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