Entrevista con Richard Blair, líder de Sidestepper y fundador del electro-cumbé
El debut de Sidestepper en Buenos Aires es todo un acontecimiento. No sólo porque 3 AM: In Beat We Trust (2003) es uno de esos discos indispensables, imprescindibles e ineludibles a la hora de un listado de los álbumes más importantes en la música latinoamericana del nuevo milenio, sino también porque se trata del grupo que sentó las bases del electro-cumbé. Se trata de un movimiento que fusiona las músicas de raíz de distintas regiones de Colombia con elementos electrónicos, y que si bien dialoga con proyectos similares de Ushuaia a Tijuana (Novalima, de Perú; Nortec Collective, de México; Bajofondo, del Río de la Plata; Marcelo D2, de Brasil y un extenso etcétera…), en el último verano boreal puso a girar por el mundo a unas quince bandas colombianas. Y que, sin dudas, pone a Colombia en el centro de la escena, como un reactor de las músicas más interesantes a nivel continental y global.
Todo por culpa de un inglés. Richard Blair fue, en 1993, el ingeniero de grabación de La candela viva, editado por Real World, el sello de Peter Gabriel. "El primer recuerdo que tengo de la música colombiana fue un año antes en verdad, Totó estaba grabando con su banda y con el legendario tamborero Patata. Yo estaba en otra sección, pero cuando pasé por la sala de grabación, me impactó esa música: caribeña, pero mucho más salvaje. Al año siguiente, me tocó grabar La candela viva. Estaba de turno, pero le podría haber tocado a cualquiera. Cuestión que la pasamos muy chévere juntos, nos reimos mucho y me invitaron a pasear por Colombia. Me pasó lo mismo con músicos de Camboya y de Rusia", recuerda Blair.
Y cuando terminó su contrato con Peter Gabriel, a fines de ese mismo año, aceptó la invitación y viajó a Colombia. "Nada me retenía en Inglaterra, y decidí ir por un mes. Pero me quedé a vivir. Los primeros seis meses, viví en la casa de Totó. Allí empecé a dimensionar la riqueza y la variedad musical de Colombia." El contacto con los distintos ritmos (más de cien) que conforman el folclore colombiano, no fue en conciertos, sino de un modo mucho más directo y genuino: en parrandas. "Músicos en un patio lleno de gente y de botellas", sintetiza. En esos primeros meses, Blair recorrió el país junto a Totó La Momposina y comenzó a aprender los secretos de las distintas músicas regionales. "También, al poco tiempo, conocí a Héctor [Buitrago] y Andrea [Echeverri], de Aterciopelados, y mezclé un disco para ellos".
Blair colaboró también con Carlos Vives en La tierra del olvido (1995), el disco que le añadió intención y energía rockera a la cumbia, el vallenato y la champeta. Allí conoció a los guitarristas Teto Ocampo e Iván Benavides, que paralelamente a su trabajo con Vives, habían fundado el grupo Bloque de Búsqueda.
Todas estas experiencias fueron necesarias y marcaron un trazo casi natural hasta llegar a Sidestepper y el electro-cumbé. "Sidestepper, más que una banda, ha sido una idea.
Yo fui el curador de esa idea. Y nunca hemos tenido miembros fijos. Creo que es un modelo similar al de Massive Attack, que invitan cantantes y demás. Creo, sí, que tuvimos cierta influencia. Sobre todo, para mostrarles a los músicos que venían detrás, que era posible."
Sidestepper, entonces, también ha sido una escuela: "por allí pasaron Pernett, Goyo de Choc Quib Town, Quique de Bomba Estereo y Sergio de Malalma. Y cuando salen, salen a hacer su propia música. Yo me siento orgulloso de ser parte de los movimientos. De haber conocido a la gente más dura de la escena como Iván Benavides y el Teto Ocampo –sostiene Blair-. Pero también siento que lo que pasó con Sidestepper, y luego con Choc Quib Town y Bomba Estéreo, ha estado pasado en todas partes del mundo. Es una cuestión hasta económica, y tiene que ver con Internet… El mundo se vuelve más chico y no es difícil oír el mismo tema en Nueva York, Perú o París. Hay una línea directa".
Blair inscribe a Sidestepper dentro de un movimiento global. "P-18, en Francia, venía trabajando en una idea similar desde los 90. En el 2000, nosotros no éramos ni los únicos, ni los primeros. La movida de unir tecnología y música regional era global, indudablemente. Es que la música popular de los últimos 40 años siempre ha tenido que ver con la tecnología, que influye mucho al sonido que uno produce. En el estudio, acaso por ser ingeniero y productor, siempre estuve conciente de eso: hasta que uno no empieza a dominar los beats, la parte tecnológica, no lo van a incluir en un circuito mundial. Ese ha sido el gran triunfo de Bomba Estereo y Choc Quib Town. De todos modos, creo que aunque en Colombia hay mucha musicalidad, a mi oído, a veces falta desarrollar la parte tecnológica: el sonido es lo que le permite a la gente identificarse en la banda y sentir que es actual".
Sidestepper, sin embargo, une la vanguardia y tradición: "lo que mas me interesa es lo más arcaico y lo más moderno. Y los cantos de pregunta y respuesta [call & response], es lo más arcaico que hay. Con los beats y la electrónica, estamos atrás del mismo trance, de la misma ceremonia. Reunirnos, cantar bailar, sudar, unirnos… Aplicamos los sonidos y las técnicas modernas, para hacer la música arcaica".
Sidestepper comienza esta noche una serie de shows en Niceto (Niceto Vega 5510) con otros dos de los grupos más interesantes de la escena colombiana: Bomba Estéreo (tocan el jueves 31 de marzo) y Systema Solar (se presentan el sábado 23 de abril). El combo para los tres shows se consigue a través de Ticketek.
Por Humphrey Inzillo
Mirá el video de "Deja", de Sidestepper:
"Fuego", de Bomba Estereo:
Y escuchá la versión de "Crees que soy sexy?", de Rod Stewart, por Systema Solar:
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