Shakira en Vélez: la loba celebró su regreso bajo la luna llena
Fuegos artificiales, papel picado, globos amarillos, movimientos de cadera, hits inoxidables que cumplen 20 años, reggaetones pegadizos que encabezan los charts mundiales. Shakira volvió a la Argentina después de "mucho tiempo" y trajo un arsenal de efectos para mostrar su vigencia. La colombiana no solo tuvo la inteligencia para encontrar partners -desde sus primeros pasos con Alejandro Sanz con "La Tortura" hasta su sociedad efectista con Maluma- sino que sigue siendo la dueña de un estilo que parece único en donde sus pasos de baile son tan o más importantes que su voz. Ante una multitud, la chica de Barranquilla le dio una clase a sus sucesoras pop: ella sola ante un estadio repleto. Y a pesar de que por momentos su voz no se escuchó tan potente y el sonido no fue lo más destacable de la noche, salió airosa.
Pasadas las 21:30, Shakira sale al escenario ante una multitud enardecida. Arranca con "Estoy aquí", como viene haciendo en el resto de la giraEl Dorado Tour.Mientras, se ven en las pantallas circulares imágenes de ella en diferentes etapas de su vida. Una explosión de luces ilumina el cielo y un mensaje concreto después de sus problemas en las cuerdas vocales: está aquí, recuperada y celebrando su primer show en la Argentina tras siete años . "No saben lo que significa estar acá. Gracias, Buenos Aires. Ha pasado demasiado tiempo. Si estoy aquí es por ustedes, por estar en las buenas y en las malas", dice emocionada. Con una lluvia de papelitos, hace una fusión con otro de sus temas del pasado "¿Dónde estás corazón?".
La colombiana, que tiene los pelos endiablados y un look rockero -calzas con transparencias y remera con la estampa de un tigre-, hace la danza del vientre, se mueve, y enloquece a las 40 mil personas presentes en el estadio. La luna llena y los aullidos dan la entrada a "Loba" ("She Wolf") en una noche donde los hits añejos son tan celebrados como su nuevo repertorio.
Shakira camina por la pasarela, y se lleva toda la atención: no sólo por su característica voz sino por sus movimientos sensuales mientras canta "sigilosa al pasar". Sigue con otro clásico de los 90, "Si te vas", para darle lugar al primer tema de El Dorado, "Nada".
El cielo se prende de rosa y verde y empiezan a sonar los acordes de una de esas canciones pegadizas con las que la ídola del pop latino, que acaba de ganar otro Grammy por el álbum que le da nombre a la gira , supo reinventarse. Esta vez se trata de su colaboración con Nicky Jam, "Perro fiel". Al ritmo de "Tú me confundes, no sé qué hacer", Shakira se mueve cómoda en el escenario, menea, quiebra la cintura, hace magia con sus pectorales. Pocos pueden resistir sentados en sus butacas. Esa fiesta se vuelve a armar con "Me enamoré", el tema que le escribió a su pareja, Gerard Piqué, en donde juega con su voz. Con esas canciones contenta a sus seguidores más jóvenes pero tiene otras para los millennials que crecieron con ella y sus gritos desesperados de desamor. Para ellos, llega "Inevitable", en donde Shakira se saca el mote de bailarina, agarra la guitarra y recuerda algo de aquella chica que podría haber sido una cantautora más pero que encontró la fórmula for export. Al pedido de que le completen la frase, le da paso a "Chantaje", producto de su colaboración con Maluma, quien aparece cantando sus partes en las dos pantallas circulares que están al costado del escenario -donde más tarde van a aparecer Alejandro Sanz y Carlos Vives-. Más fuegos artificiales.
Y se viene el primero de los cinco cambios de vestuario: ahora es una odalisca y bajo la luna llena hace la danza del vientre mientas habla de sus orígenes y muestra cómo domina su herencia árabe en "Suerte". Cae un efecto estilo pirotecnia en el escenario. Llega "Tú", momento en que mejor se escucha su voz y vuelve a tener la capacidad de decir cientos de palabras por segundo en una versión que encanta gracias a los aportes de la violinista. Sigue "Amarillo", canción de El Dorado, donde los globos de ese color emergen desde el público y las pantallas se tiñen de los diferentes tonos de la paleta cromática. Al finalizar, Shakira da vuelta su guitarra y muestra que tiene pegada la imagen de su socio artístico y amigo, Gustavo Cerati.
La fiesta sigue y con ella los temas más bailables regresan: se destaca el dueto de la colombiana con el acordeonista en "La tortura" y también el momento intimista en el que, acompañada de sus cinco músicos, camina los 5 metros de pasarela para hacer "Antología", un tema que escribió cuando tenía 17 años y que es tan tarareado como los himnos del mundial que siguen a continuación -el de Brasil, "La La La" y el de Sudáfrica, "Waka Waka", donde se posee y encabeza una danza tribal hipnótica.
Después de convertirse en gatubela y menear con sus calzas negras, Shakira se pone más dance con "Loca" y "Rabiosa", ambos temas de Sale el sol. Y ahí llega el primer amague de "La Bicicleta", pero no. Vuelve a cambiar de vestuario: esta vez sale vestida de dorado para hacer "Toneladas", el sexto tema de su disco nuevo. Pero la fiesta no termina: quedan más hits bailables.
Primero, "Hips don´t lie" ("las caderas no mienten"), esa canción que reversionó y que gustó tanto que fue elegida para cerrar la Copa del mundo en 2006. Después, "La Bicicleta", el tema que hizo con su colega colombiano Carlos Vives, en donde Shakira no solo se reencontró con su tierra natal sino que le dio voz a esos estilos caribeños. "Acá en Barranquilla se baila así", dice antes de que termine la hora y media de celebración, con más papel picado y fuegos artificiales.
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