Shakira, un fenómeno inexplicable
Recital de Shakira, el sábado, en el Luna Park. Músicos: Shakira, voz y armónica. Tim Mitchell, guitarra. Brendan Buckley, batería. Albert Menéndez y Rita Quintero, teclados. Ricardo Suárez, bajo. Ebonizer Dasilva, percusión. Adam Zimmon y Raúl Midón, guitarras. Debrah Spring, violín. Shakira repite el show esta noche y mañana, en el mismo estadio Luna Park, Bouchard y Corrientes. Nuestra opinión: regular .
El debut en la Argentina de Shakira, como parte de la primera gran gira de su carrera, no fue lo que se dice una buena faena.
La extensa demora, el fastidio generalizado, policías desconcertados que iban y venían, alguna que otra ambulancia con adolescentes desmayadas, una especie de kermés del siglo XXII montada por uno de los sponsors de la artista y las especulaciones de cualquier tipo acerca de si se realizaría o no el concierto, marcaron a fuego las primeras dos horas y media de la jornada. ¿La música? Bien, gracias.
Es que la cantante colombiana recién hizo su ingreso triunfal, ante más de siete mil fanáticos espectadores, pasada ya la medianoche del sábado.
Como para reforzar la idea de que su música se acerca al rock mucho más que al pop latino de Ricky Martin -con el que se matizó el ingreso de los espectadores-, las luces se apagaron y por los parlantes comenzó a sonar "Another Brick In The Wall", emblemático tema para adolescentes rebeldes, de Pink Floyd.
La histeria en estado puro
Gritos, gritos y más gritos. Mientras la banda se involucraba con una introducción instrumental, Shakira irrumpió lentamente dentro de un moderno y gigante caparazón de tela transparente. Otra vez gritos, gritos y más gritos desesperados. Aullidos también. Histeria en estado puro de shakiramanía.
Pero, definitivamente, ésta no era la gran noche de la cantante. No bien comenzó a bajar los escalones del escenario, Shakira tropezó y casi se cae, cuando aún intentaba los primeros versos de "¿Dónde estás corazón?". Un traspié que no fue caída pero que, para cabalísticos y artistas, podría haber sido un mal augurio.
De todas formas, la euforia del público mayoritariamente joven acompañó a Shakira en cada uno de sus movimientos. Incluso cuando paró el espectáculo para hacer mover "la colita" al baterista y bajista de su banda, al mejor estilo Xuxa y sus Paquitas.
Sin ideas
Luego de canciones como "Si te vas", "Inevitable" -con solos rockeros de guitarra que dejaron boquiabiertas, por no decir horrorizadas, a las adolescentes amantes del pop de Shakira- y "¿Dónde están los ladrones?", sólo queda confirmar lo que tanto se ha dicho: Shakira es un fenómeno inexplicable.
Pero inexplicable en serio. Porque quién puede argumentar acerca del descomunal éxito de una artista que imposta la voz hasta llevarla a lo insoportable -de hecho, muy probablemente Patricia Sosa habría tenido el mismo éxito de la colombiana si algún director de marketing hubiera invertido el dinero en ella-, que ni siquiera es demasiado sensual, que sus canciones hacen agua por diestra y siniestra, y que con la gran personalidad que le adjudican apenas puede levantar un show sin ideas.
Los límites de la frivolidad
Esta es la primera gira importante de Shakira, y eso se nota. Como para completar la serie de errores groseros, antes de arrancar con una de las trilladas canciones de amor, en este caso bautizada "Antología", la cantante frenó al público y dijo: "Ahora vamos a ponernos más serios. Esta canción tiene que ver con ese tiempo que... ustedes ya saben, engordé tres kilos y estaba mal. Y aprendí a querer más a los gatos que a los hombres".
¿Qué? ¿Uno de los grandes y, como ella misma señaló, serios problemas que tiene esta joven de 23 años, ídolo indiscutido entre las adolescentes, es que engordó tres kilos? ¿Conoce Shakira palabras como bulimia y anorexia? Quién sabe. Pero, de todas formas, alguien debería comentarle que la frivolidad también tiene sus límites.
El resto del show no pasó más allá de lo anecdótico. El arabesco "Ojos así" -en el que Shakira intenta demostrar sus genes orientales danzando como odalisca y en el que, aquí, incluyó compases de tango-, más intentos fallidos de rockear -"Ciega, sordomuda"-, una desnaturalizada versión de "Alfonsina y el mar" y una minibatería de hits para el cierre -"Estoy aquí", "Sombra de ti" y "No creo"-.
Sin lugar a dudas, el fenómeno Shakira es inexplicable. Y, muy probablemente, más inexplicable aún para los padres que dormitaban en la calle cerca de las dos de la mañana de ayer, esperando regresar a casa con sus hijos.
¿La música? Bien, gracias. Ah, no. Al inicio sonó "Another Brick In The Wall", de Pink Floyd.
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