Series zombis: clásicos que nunca mueren
Gracias a los nuevos modos de consumo televisivo, por presión de los fans, nostalgia o negocios, muchas ficciones regresan a la pantalla chica años después de su finalización para una temporada más
Tal vez sucedió cuando estábamos preocupados por la locura de las remakes, las secuelas y las precuelas cinematográficas. Quizás pasó cuando nos empezábamos a preocupar por los nuevos modos de consumo televisivo y las plataformas streaming. Tan atentos estábamos a esas novedades que se nos escapó que un nuevo género estaba creciendo con fuerza inusitada en la TV: las series zombi. Que se entienda bien: no se trata de las ficciones protagonizadas por los muertos vivos -o los humanos que tratan de sobrevivir a pesar de ellos- ni siquiera aquellas en las que se muestra la mejor cara de los comecerebros. No: el nuevo género está integrado por esas series que se niegan a morir. Aquellas historias que ya parecían concluidas, terminadas y que, sin embargo, por una combinación de nostalgia, modelo de negocios y política vuelven a la vida.
En muchos casos, el catalizador del regreso es la impresión de que el público se quedó con ganas de más. Algo de eso parece haber detrás del retorno de series como Los expedientes secretos X, que después de14 años y dos films volvió a la pantalla chica con una décima temporada que, si bien no convenció del todo a los fanáticos, consiguió la audiencia suficiente como para asegurarse diez nuevos episodios, que se estrenarán en 2018.
En el caso de Gilmore Girls, a la fidelidad de sus seguidores -que en los nueve años que el programa estuvo fuera del aire nunca dejaron de insistir con la posibilidad de su retorno- se sumó la decepción de su creadora, Amy Sherman-Palladino, por no haber estado involucrada en los guiones de su primer final. Por eso, cuando Netflix llegó con su propuesta de resurrección vudú, no demoró demasiado en aceptarla.
Algo más complicada resulta la vuelta de Hannibal, aun cuando desde su cancelación al final de la tercera temporada, no pasa demasiado tiempo sin que alguien mencione su posible retorno. Fenómeno de culto con apasionados fanáticos, el ciclo que reinventó a Hannibal Lecter para la pantalla chica estuvo atrapado en el purgatorio durante dos años debido a un tema de derechos que impedía a su creador, Bryan Fuller, retomar la conversación que él y sus seguidores consideran ha quedado inconclusa. Ahora, pasado el obligado período de espera, se sabe que el guionista ya trabaja en la cuarta temporada, que según él mismo explicó acercaría la trama a la historia del refinado caníbal de El silencio de los inocentes.
Terciopelo rojo
Cuando nadie lo soñaba, 25 años después de haber dejado atrás el boscoso laberinto surrealista que era Twin Peaks, David Lynch y el guionista Mark Frost decidieron que era tiempo de volver. Sin tener en cuenta las expresiones de deseo de los seguidores de la ficción -que fue viral aun antes de la existencia de las redes sociales- ni la tan mentada moda de la nostalgia por la nostalgia misma, los realizadores se propusieron hacer lo que ya habían intentado en 1990.
Es decir, contar una historia en sus propios términos, teniendo como único límite y guía sus búsquedas creativas y el estilo Lynch que inspiró a tantos y de alguna manera -conquistadores adelantados- sentó las bases para lo que ahora conocemos y disfrutamos como "televisión de autor". Si allá lejos y hace tiempo Lynch y Frost no hubieran hecho correr aquello de "¿Quién mató a Laura Palmer?", probablemente el paisaje de la ficción televisiva hoy sería muy distinto, menos variado y no tan susceptible al fascinante experimento narrativo que es el Twin Peaks del siglo XXI.
Claro que, aunque muchos intenten imitarlo, Lynch hay uno solo y las formas que adquieren algunos regresos a veces se parecen mucho, demasiado, a una decisión tomada con la planilla de rating y la calculadora en la mano. Ayer, por ejemplo, se anunció que James Gunn, director de las dos entregas de Guardianes de la galaxia -monumentos cinematográficos a la nostalgia ochentosa- está trabajando en una remake televisiva de la serie Starsky & Hutch.
Los tiempos cambian
Cada operación retorno tiene sus razones, pero ninguna resulta más actual y política que la de la comedia Will & Grace. Mucho tiempo después de que los personajes de aquella sitcom -que se emitió entre 1998 y 2006- se fueran a dormir el sueño de los cómicos, despertaron el año pasado justo a tiempo para protagonizar un spot publicitario para apoyar la candidatura de Hillary Clinton a presidente de los Estados Unidos. Y allí probablemente habría terminado todo si la candidata demócrata hubiese resultado la ganadora. Pero aquel fracaso devino en este regreso: cuando el público volvió a ver a Will, Grace, Karen y Jack juntos, quiso más. Y lo mismo les pasó a los creadores del programa y a sus protagonistas.
Así, cuando parecía que la historia de la amistad entre una mujer heterosexual y un hombre homosexual ya no tendría el interés o impacto que tuvo en los años 90, Donald Trump se convirtió en el presidente de los Estados Unidos y con sus discursos misóginos y homofóbicos, devolvió a la vida a otra serie zombi.
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