Yellowstone: Kevin Costner vuelve a ponerse en la piel de un poderoso patriarca
LA NACION dialogó con los actores Kelly Reilly y Luke Grimes para saber más sobre la tercera temporada de esta serie, que se puede ver en Paramount+
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En Yellowstone, cuya tercera temporada llega a la Argentina con el nuevo servicio de streaming Paramount+, John Dutton (Kevin Costner) controla el mayor rancho de los Estados Unidos, una tierra rica y codiciada por todos: sus fronteras están en constante conflicto, ya sea por el embate de corporaciones, nativos americanos que reclaman su territorio o los intereses del gobierno. No es difícil imaginar que este relato está tomando la parte por el todo y que el rancho refleja algunos de los problemas puestos de manifiesto en los Estados Unidos en la era de Donald Trump, en particular en su presentación de un territorio idílico amenazado por fuerzas exteriores que pretenden transformarlo. Pero más allá de las metáforas políticas, la serie es principalmente la historia de un conjunto de personajes cuya tonalidad moral suele ser el claroscuro. En una inversión del reclamo tradicional de los aborígenes, ahora es el terrateniente blanco quien puede perder su territorio a manos de corporaciones petroleras que controlan funcionarios como marionetas. Dutton, ganadero de sexta generación, se ve inmerso en el bajo mundo de la corrupción política y corporativa para preservar su imperio. Al lado del patriarca están sus hijos Jamie (Wes Bentley), un aspirante a político que no se siente a la altura de las expectativas de su padre, Beth (Kelly Reilly), una financista manipuladora que ocupa el lugar que dejó la muerte de su madre -y que protagonizará algunos de los eventos más intensos de la tercera temporada- y Kayce (Luke Grimes), un exmarine que tras pasar un tiempo alejado del clan y viviendo en un reserva de nativos americanos, regresa al rancho familiar. LA NACION conversó con Kelly Reilly y Luke Grimes quienes acaban de terminar de rodar la cuarta temporada de la serie en Montana.
-La serie se siente como un western moderno, ¿encaran la interpretación como si trabajaran dentro de este género?
Luke Grimes: -Cuando leí el guion por primera vez eso era lo que me imaginaba, pero cuando estoy interpretando al personaje espero no estar actuando en ningún género en particular, sino su experiencia particular. Afortunadamente el director Taylor Sheridan es un fanático de la autenticidad y nos tuvo mucho tiempo aprendiendo a andar a caballo y a hacer las cosas que hacen los cowboys todos los días. Quiso involucrarnos lo más posible en ese mundo, de modo que para el momento en que interpretamos los personajes ya se sentía como nuestra propia vida, el mundo en el que vivíamos.
-¿Entonces podés hacer realmente las cosas que hace tu personaje, como domar un caballo, por ejemplo?
-Grimes: -No, tanto no. No hay límite en lo competente que uno se puede volver en la disciplina de montar a caballo. Desgraciadamente aprendí a montar para hacer esta serie. Me hubiera gustado haber aprendido de chico y crecer haciendo todas estas cosas, pero puedo hacer buena parte de lo que hace mi personaje, tuve unos entrenadores excelentes que siempre estaban disponibles para nosotros. Taylor me dijo: “Mientras más puedas hacer sin dobles, mientras más real parezca todo más gente se va a identificar con la historia”. Puedo decir que soy lo suficientemente competente para montar un caballo y no salir lastimado de ese proceso.
-El mundo que muestra Taylor Sheridan en sus historias es predominante masculino, ¿cómo es para escribir personajes femeninos?
Kelly Reilly: -Creo que no es enteramente posible para un hombre entender cómo se siente ser una mujer, pero al mismo tiempo Taylor está escribiendo acerca de un personaje que tiene en su imaginación, no las vivencias de una mujer que realmente existió. Es un personaje que cumple una función en la historia. Entonces lo que Taylor escribe es lo que el personaje debe hacer. La única pregunta que me hago sobre lo que hace mi personaje es si me lo creo, y la respuesta es que sí.
-En la sección de comentarios de una entrevista que te hicieron la gente ponía cosas como “me encanta Beth, pero me gustaría que deje de fumar o que tome menos whisky”. ¿Te pasa encontrarte con personas que te tratan como si fueras tu personaje?
Reilly: -Sí, muchas veces la gente cree que yo soy como mi personaje, pero la verdad es que yo no fumo, no bebo, soy totalmente introvertida y el opuesto absoluto de Beth. Pero trato de mantenerlo en secreto, incluso durante el rodaje porque no quiero que los demás lo sepan. A mí también me gustaría que ella no fumara, pero esa es su personalidad. Beth es un personaje con un grado de autodesprecio. Algunas personas querrían que fuera mejor y que el personaje encajara en lo que ellos piensan que está bien. Creo que en ese punto Taylor hizo un gran trabajo porque el personaje es polarizante. Su complejidad es lo que la hace real.
-Sheridan, que creó, escribe y dirige la serie, empezó trabajando como actor, ¿es una ventaja trabajar con un showrunner que además actúa?
Grimes: -Absolutamente. Hay una diferencia en el modo en que él escribe y dirige. Trabajar con él es el sueño de un actor porque sabe cómo utilizar tu propio dolor o tus experiencias y eso hace que las palabras en la página se sientan más fáciles. El modo en que dirige es similar: crea un ambiente que realmente nutre a los intérpretes. Creo que esta serie fue la mejor experiencia que tuve como actor.
-¿En tu opinión es razonable describir a la serie como el enfrentamiento entre la preservación de valores tradicionales de la vida norteamericana y las transformaciones despiadadas que impone el capitalismo?
Grimes: -Sí, creo que es exactamente sobre eso, pero también es acerca de la ambición y del caos de nuestras vidas. Se siente como una obra de época en un punto porque tiene el aspecto cinemático de un western, pero en la actualidad.
-Si se toma la serie como una metáfora, ¿se puede pensar un vínculo entre las fuerzas que intentan tomar el rancho familiar y la política de Donald Trump con respecto a los extranjeros?
Grimes: -Para mí, la serie es acerca de la historia de los Estados Unidos, que fue un territorio en donde diferentes grupos lucharon muchísimo tiempo por conquistar o retener, desde que los blancos llegaron al continente. Ese es un punto importante del programa, pero también se refiere a un tema más general: la gente siempre va a enfrentarse por las cosas que vale la pena tener. Me parece que hace preguntas acerca de todos estas cosas, más que ofrecer alguna respuesta.
Reilly: -Yo no creo que Dutton tenga nada que ver con Donald Trump. La maestría del relato está en parte en haber creado esa situación en la que se revierte el reclamo de los nativos americanos. Ahora es la tierra de John Dutton la que resulta invadida, la que es amenazada por el dinero y las corporaciones. Como espectadora, a mí me gusta que me generen un conflicto. Es cierto que esta tierra fue tomada de los nativos, pero también si alguien amenazara a mi familia yo haría todo lo posible por protegerla, de modo que hay un montón de temas puestos en juego y Taylor muchas veces los aborda de un modo inesperado. El show muestra la complejidad de la experiencia humana. Taylor es un cowboy hecho y derecho y está claro que él siente una gran compasión por John Dutton y su familia. A la vez, él sabe que este es un reino en el que hay una gran responsabilidad por lo que han hecho. Creo que en ese punto hay un lugar de reflexión al que los espectadores pueden ir si así lo desean.
-¿Cómo continua el rodaje de la serie con todas las restricciones impuestas por la pandemia?
Grimes: -El negocio del espectáculo está recién empezando a ponerse en movimiento nuevamente. Estamos tratando de hacer todo del modo más seguro posible. Hay un montón de protocolos que van a hacer que todo sea bastante más complicado y mucho más caro, pero no hay otra alternativa. Todos amamos este trabajo y queremos seguir haciéndolo. Hay mucha gente que debe quedarse encerrada en su casa de modo que hay más necesidad de historias que nunca.
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