La producción de Ashley Lyle y Bart Nickerson es una grata sorpresa y cuenta con las grandes actuaciones de Melanie Lynskey, Tawny Cypress, Juliette Lewis y Christina Ricci, un irresistible cuarteto protagónico; la primera temporada está disponible en Paramount+
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“Yellojackets es una excelente historia de supervivencia, una excelente historia de misterios y tiene los momentos justos de terror”, escribió en su cuenta de Twitter nada menos que Stephen King, quien no solo es una voz autorizada y respetada cuando de esgrimir puntos de vista sobre producciones de género se trata, sino también un escritor que encontró en las redes un espacio para sumarse a debates de la cultura pop y marcar agenda. Así como el año pasado había deslizado una teoría sobre el final de la miniserie Mare of Easttown por la que fue tendencia y se metió en el áspero terreno de los spoilers, en esta ocasión alzó la voz para elogiar al thriller psicológico de Ashley Lyle y Bart Nickerson, cuya primera temporada ya se encuentra disponible en Paramount+, con una segunda entrega en marcha que podría llegar a fin de año.
El tuit, que también habla del humor mordaz de la serie, es mucho menos descriptivo de lo que parece, ya que el autor, compelido a seguir captando el zeitgeist, está aludiendo a un preconcepto que puede surgir al ver el primer episodio, dirigido con la inconfundible impronta de la cineasta Karyn Kusama (varios componentes de Diábolica tentación se fusionan en la gran carta de presentación de la serie), en el que un grupo de jugadoras de fútbol de una escuela de Nueva Jersey (las Yellowjackets del título) sufren un accidente de avión del que solo algunas sobreviven. El preconcepto al que hacíamos referencia se vincula directamente con las comparaciones con otra producción en la que una tragedia aérea no era más que la punta del ovillo: Lost.
YELLOWJACKETS is a hell of a good survival story, a hell of a good mystery story, and has its fair share of horrifying moments. What it's also got--so many current shows don't--is sharp characterization and a mordant sense of humor.
— Stephen King (@StephenKing) January 7, 2022
En este punto, Lyle y Nickerson trastocan las expectativas al establecer una suerte de ejercicio lúdico. ¿El lugar en el que deben sobrevivir esas jóvenes está maldito o la historia se despoja de cualquier ribete sobrenatural? Retomando el tuit de King, Yellowjackets es más fácil de definir de lo que parece porque sus intereses, en esos adictivos 10 episodios, circulan por otro camino. Eso es precisamente lo que la vuelve más aterradora: el poner al espectador de cara a una realidad posible, que es esa historia de supervivencia del grupo y no así la contemplación -al menos por ahora- de un universo paralelo que arremeta contra el verosímil con el que se trabaja.
Los 90, la nostalgia y el impacto en el presente
Natalie (interpretada por Sophie Thatcher en los flashbacks y por Juliette Lewis en la actualidad) se pone delineador para completar un look que la define tanto como la música que va saliendo de los auriculares naranjas de su walkman. Basta con mencionar un solo exponente (Nirvana) para que Yellowjackets nos sitúe, junto a la música de los Smashing Pumpkins, Portishead, PJ Harvey y Alanis Morissette, en tiempo, espacio y mentalidad. Que suene una versión de “Never Tear Us Apart” de Paloma Faith y no la original de INXS también es una declaración de principios. Yellowjackets es una serie sobre el universo femenino en la que conviven mujeres que provienen de diferentes backgrounds, y que deben tomar decisiones escabrosas a una edad en la que se encontraban -al menos la gran mayoría- disfrutando de uno de los mayores beneficios de la adolescencia: el tiempo suspendido, la falta de urgencia. Todo eso les es arrebatado en pocos minutos y para toda la vida.
De repente, la música ya no puede ser escuchada, la ropa (el uniforme del equipo) las ubica inicialmente a todas en un mismo nivel, y los puntos de vista van colisionando mientras los pocos hombres que están allí con ellas funcionan como espectadores pasivos de ese ritual que se está gestando. En una primera secuencia memorable filmada con gran pulso por Kusama, una joven cae a una trampa y es asesinada para luego ser devorada en un acto de canibalismo. Es invierno y el rojo de la sangre tiñe todo el paisaje. Algunas mujeres se cubren el rostro con lo que fueron encontrando en el bosque y, de esta forma, lo que ahora ponen sobre su cuerpo recobra importancia, solo que para representar otra causa.
La escena nos anticipa que en esos arduos 19 meses en los que las jóvenes debieron subsistir sin ayuda alguna hubo un punto de inflexión en el que la palabra ritual también volvía a ser tan relevante como ese flamante uniforme que las define. Los espacios en blanco, sin embargo, se van llenando de manera paulatina, ya que los creadores de la serie siempre la concibieron como una producción de cuatro o más temporadas. En el presente, 25 años después, las protagonistas son tan solo cuatro de todas las que sobrevivieron al accidente (la parte menos traumática) y a los meses subsiguientes: Shauna (Melanie Lynskey/Sophie Nélisse), Taissa (Tawny Cypress/Jasmin Savoy Brown), Misty (Christina Ricci/Sammi Hanratty) y Natalie. Asimismo, a todas ellas las sobrevuela Jackie (Ella Purnell, en una actuación memorable), la capitana del equipo, a quien no hallamos en la actualidad, pero quien tiene una presencia fundamental en la historia. Es Jackie, en gran medida, quien simboliza la pérdida de la inocencia, con esa forma prístina de ver el mundo y pensar el futuro que es invadida por la brutalidad de un aislamiento que se produce, paradójicamente, aun estando en grupo.
En este aspecto, el discurrir de Yellowjackets se va centrando en la metamorfosis de esas adolescentes contrapuestas a las adultas y a un presente que está completamente invadido por esa sucesión de tragedias que experimentaron en comunidad. La imagen de Jackie, en cambio, quien por su rol de capitana debió haber sido quien tome el mando, también nos está diciendo que en ese espacio desértico en el que cayeron en Ontario los roles cambiaron indefectiblemente. Hay un renacer tan profundo que se replica en el presente. Ellas, las de entonces, las que viajaban para un campeonato en Seattle, dejaron de ser las mismas.
Salvajismo, culpa y venganza
En la hipnótica y sensual/sexual “Glory Box”, Beth Gibbons canta: “Estoy tan cansada de jugar con este arco y flecha, voy a regalar mi corazón” y “dejar que las otras chicas jueguen con él”. La composición se escucha en Yellowjackets y se resignifica cuando la serie hace esos magistrales saltos del pasado al presente. En 2021, Shauna (Lynskey, extraordinaria en un rol por el que fue nominada al Critics’ Choice, galardón al que también aspira la serie, junto a dos prestigiosos premios del Sindicato de Guionistas, los WGA) es una ama de casa que convive con su esposo y su hija, demostrando una clara insatisfacción con su cotidianidad mientras lidia con la culpa por ese pasado del que no puede -ni quiere- huir.
Lo mismo le sucede a Natalie (Lewis), quien, presa de los traumas, intentó suicidarse en más de una ocasión y está sumida en la depresión y las adicciones, y al mismo tiempo buscando venganza. Por otro lado, Taissa es quien se muestra más en eje con una familia perfecta con la que posa para la foto en busca de garantizarse un rol como senadora, con su esposa y su hijo al lado. En un plano mucho más desbocado habita Misty (Christina Ricci en un personaje inquietante inspirado en la Annie Wilkes de Misery), quien trabaja como enfermera, y cuyo accionar es el más impredecible de todos.
Según Ricci, su intención no era la de interpretar a esa mujer como una villana modelo, o como una villana a secas. Por lo tanto, la vemos siempre con una sonrisa amigable, espetando sus verdades con una naturalidad que alarma. La reunión de las cuatro mujeres resulta inevitable cuando las consecuencias de esos meses las obligan a compartir los traumas, pero también a atar los cabos sueltos de su regreso a una civilización en la que son carne de cañón del sensacionalismo que indaga en cómo lograron mantenerse vivas en condiciones adversas. Y si bien tarda en llegar, Yellowjackets da un giro de timón para empezar a responder interrogantes ligados a una secta (y al canibalismo al que está atada, o por el cual se formó, no lo sabemos), a la fe (cristalizada en el personaje de Laura Lee) y a un mundo que parece exceder a esas jóvenes que pasaron de incorporar los valores del deporte a aprender las reglas de un juego en un ecosistema que las va diezmando de a poco a través de una sádica construcción jerárquica.
Supervivencia, misterio, terror, humor mordaz. Todo lo que dijo el Sr. King está en Yellowjackets, pero también están esas adolescentes que se reconstruyeron solas y no precisamente de una manera sencilla de digerir. Brutales, vehementes, quebradas, complejas. Las protagonistas indiscutidas de la que se perfila como una de las mejores ficciones del año.
Dónde verla. La primera temporada de Yellowjackets se encuentra disponible en Paramount+.
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