A comienzos de los ochenta, una ficción se animó a abordar el pasado, de una forma novedosa
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Hay ficciones que si bien no duraron demasiado dejaron un buen sabor en el recuerdo de aquellas personas que tuvieron la posibilidad de verla. Y ese es el caso de Viajeros, una recordada serie a la que le bastaron veinte episodios para calar hondo en el corazón del público.
Una nueva forma de entender el pasado
El origen de Viajeros comienza con un guionista fascinado por la temática de los viajes temporales. En la literatura con H.G. Wells o en el cine, la televisión y las historietas, fueron decenas las sagas que se ocuparon de narrar las aventuras de viajeros capaces de trasladarse a otros períodos. Pero James D. Parriot, creía haberle encontrado una vuelta de tuerca a ese planteo. En 1981, el director Terry Gilliam estrenó Bandidos del tiempo, una ingeniosa comedia sobre un particular grupo de viajeros que visitaban distintos momentos de la historia. Esta película, tan descontracturada en su forma de pensar los viajes en el tiempo, prendió la mecha en la creatividad del guionista televisivo.
Cuando presentó Viajeros, Parriot no era ningún recién llegado. Su paso por la pantalla chica lo llevó a escribir episodios en series como El hombre nuclear, La mujer biónica y El increíble Hulk. Por este motivo cuando llevó a la NBC la idea sobre dos viajeros temporales, la señal le dio luz verde al proyecto. Lo que más entusiasmaba a los responsables de esa cadena de televisión era la didáctica manera en la que Parriot había pensado la historia de dos jóvenes aventureros, llamados Phineas Bogg (Jon-Erik Hexum) y Jeffrey Jones (Meeno Peluce).
Corregir la historia
La idea de procurar que el pasado transcurra con normalidad, con el objetivo de no alterar el curso de la historia ni su futuro, es el motor de muchas sagas de este tipo, desde Volver al futuro hasta Loki. Pero esas dos ficciones y muchas más, fueron muy posteriores a Viajeros, cuya premisa partía de ese mismo lugar. Aquí la trama comienza con Phineas Bogg (en obvia alusión al Phileas Fogg, protagonista de La vuelta al mundo en ochenta días), un aventurero que aparece misteriosamente en la casa de un niño, en el año 1982. El pequeño Jeffrey no entiende demasiado lo que está sucediendo, pero pronto descubre que ese extraño es capaz de viajar por el tiempo, gracias a un dispositivo llamado Omni.
De una apariencia similar a un reloj de bolsillo, el Omni es la herramienta para corregir la historia y cuando su luz roja parpadea, significa que el transcurso natural de las cosas está por alterarse. Phineas no es ningún erudito sobre el pasado, confunde los períodos y a los personajes históricos, pero Jeffrey -cuyo padre era docente en esa materia- conoce la historia a la perfección. De ese modo, ambos empiezan a trabajar juntos, complementando el conocimiento, con la acción.
A lo largo de su periplo, los protagonistas se cruzan con numerosas personalidades históricas, desde Billy the Kid a Abraham Lincoln pasando por Charles Lindbergh o Lawrence de Arabia. Con el tiempo, Jeffrey descubre que su compañero pertenece a una organización integrada por otros viajeros, que llevan misiones muy similares. A través de este planteo, Viajeros podía entretener, pero también enseñar. De un modo muy didáctico, la ficción presentaba lecciones de historia y lograba ese difícil objetivo que tantas veces se planteó en la televisión y que consiste en educar de una manera divertida, sin restarle importancia al poder de un buen relato.
El poder de un dúo dinámico
Cuando el primer episodio de Viajeros se emitió en los Estados Unidos, el 3 de octubre de 1982, el público conectó enseguida con sus protagonistas. Jon-Erik Hexum y Meeno Peluce se complementaban a la perfección en la piel de estos aventureros temporales. Sin lugar a duda, ellos integraban una de las parejas más curiosas de la televisión de esa época.
Con apenas doce años, Peluce era una cara muy conocida en la pantalla chica. Durante su infancia, su talento para la actuación lo había llevado trabajar en muchas publicidades como así también a figurar en títulos como Brigada A, Starsky y Hutch, Blanco y negro, El increíble Hulk, Kojak o Manimal. Por este motivo, cuando Viajeros comenzó a gestarse, se presentó su gran oportunidad. Meeno ya no iba a ser un personaje menor sino la estrella principal.
En la vereda opuesta se encontraba Jon- Erik Hexum, un joven al que preocupaba ver cómo sus sueños de actuar no se terminaban de concretar. Cansado de empleos que no le interesaban, entre ellos taxista, limpiador de alfombras y portero de clubes nocturnos, Hexum decidió dar sus primeros pasos en el mundo del modelaje y ver si así podía encaminar su carrera como actor. Allí lo descubrió Bob LeMond, un conocido representante cuyo principal cliente era John Travolta. LeMond vio potencial en Jon- Erik y aunque le conseguía numerosos castings en distintos proyectos, nunca era elegido. Hasta que se presentó en Viajeros y obtuvo el papel del protagonista. Peluce y Hexum parecían tener grandes futuros en la industria, pero por distintos motivos, jamás encontraron ese destino de grandeza.
Veinte capítulos que quedaron en la historia
Viajeros duró apenas veinte entregas, que se transmitieron entre octubre de 1982 y julio de 1983, y su cancelación fue producto de un conjunto de malas decisiones. Si bien la serie no era un éxito arrollador, sí había cosechado un público fiel, que crecía todas las semanas. Se trataba de un show costoso, pero que era una importante apuesta a futuro. A pesar de eso, la ficción tenía un rival que ningún viaje en el tiempo podía derrotar. La competencia directa de este programa era el ciclo periodístico 60 minutos, uno de los grandes imbatibles de la televisión de los Estados Unidos. Por este motivo, desde NBC decidieron levantar a Viajeros de su día y horario y producir Monitor, otro ciclo periodístico cuyo principal objetivo era hacerle sombra a 60 minutos. Sin contemplar un nuevo día y horario, Viajeros fue intempestivamente cancelada, para tristeza de sus fans.
Sin Viajeros, Peluce y Hexum debían rehacer sus caminos. Contra todos los pronósticos, el niño prefirió alejarse de la televisión. Luego de algunas pocas apariciones en otras series, el joven actor cambió de rumbo, se dedicó al colegio y varios años después, curiosamente, se graduó como profesor de historia. Actualmente se dedica a la fotografía y volvió a la actuación de forma aislada, en proyectos de muy bajo calibre.
El trágico destino de Jon- Erik
Jon- Erik fue víctima de un accidente que le quitó la vida. Con el fin de Viajeros, el actor formó parte de una película para televisión llamada El modelo. Luego, en 1984, fue contratado para un nuevo protagónico en televisión. Creada por el prestigioso guionista Glen A. Larson (responsable de Battlestar Galactica, El auto fantástico y Magnum P.I. entre otras), Modelo masculino era una saga de acción, en la que Jon- Erik interpretaba a un agente especial que se hacía pasar por modelo para cumplir peligrosas misiones en distintas partes del mundo.
Durante un momento de descanso entre escenas, Hexum comenzó a jugar con un revolver de fogueo, modelo Magnum 44. El intérprete decidió simular que jugaba a la ruleta rusa y se disparó el arma en la sien. Pero un arma de fogueo aunque no dispare munición de verdad igualmente puede ocasionar lesiones si no se manipula adecuadamente y la cercanía con la que el actor se gatilló, le provocó que el arma impactara contra su cabeza produciéndole una severa fractura de cráneo. Como consecuencia de esto, un pequeño fragmento de hueso le perforó el cerebro ocasionándole una hemorragia masiva. Luego de seis días internado, Jon- Erik murió a los 26 años.
Luego de la muerte de Hexum, se lanzó en video una película de Viajeros, que no era más que un montaje que combinaba escenas del capítulo piloto y del episodio “Viajeros del Titanic”. Esto sirvió para reavivar mínimamente el interés por esta serie tan atractiva, que con apenas veinte capítulos al aire, se convirtió en otro emblema de ese período tan rico para la pantalla chica, que fueron los años ochenta.
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