Tras batallar contra el cáncer, Jeff Bridges revela lo difícil que fue prepararse para interpretar al personaje más intenso de su carrera
En diálogo con LA NACION, el actor de 72 años dio detalles de su papel en la serie The Old Man, que estrena este miércoles por Star+
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Allá por octubre de 2020 el anuncio de que Jeff Bridges, el actor conocido por sus papeles en Tron, Pescador de ilusiones, Tucker: el hombre y su sueño y tantas otras destacadas películas de las últimas cuatro décadas, tenía cáncer linfático recorrió el mundo. Hasta ese momento, el intérprete californiano de 72 años, nacido en el seno de una familia de artistas encabezada por papá Lloyd -estrella del cine y la TV desde los años cincuenta-, parecía indestructible.
Después de todo, Bridges había sobrevivido a su etapa de galán contracultural de su primera juventud cuando participó de películas como La última película, King Kong y La puerta del cielo, y su carrera había resistido su era de protagonista con relativo éxito de taquilla en Starman, Los fabulosos Baker Boys y El espejo tiene dos caras. Todo ello para transitar luego el camino del actor de carácter al que los personajes algo ajados y curtidos por la vida le iban como anillo al dedo. En esa línea estaban el cantante Bad Blake de Loco corazón -que le consiguió su primer Oscar- y el sheriff de Temple de acero, su reunión con los hermanos Coen más de una década después de ser su Dude en El gran Lebowski.
Y entonces llegó la pandemia y la interrupción obligada de las grabaciones de The Old Man, una miniserie -disponible desde el miércoles 28 en Star+- que le enseñó a Bridges a lidiar con su propia mortalidad en la pantalla antes de tener que hacerlo en la vida real. Es que en la ficción de ocho episodios, basada en la novela de Thomas Perry, compone a Dan Chase, un solitario viudo al que la memoria parece empezar a fallarle y el cuerpo también. Sin embargo, detrás de un andar lento y la mirada algo perdida, Dan esconde un pasado de agente de la CIA tan efectivo como problemático, al que de un día para otro sus pecados de antaño llegan a tocarle la puerta. O más bien a tirársela abajo.
Así, entre los remordimientos y el instinto de supervivencia de Dan y la fijación por resolver viejas disputas de su viejo colega y eventual perseguidor -interpretado por el brillante John Lithgow-, la trama combina el drama familiar con elaboradas escenas de acción que le exigieron a Bridges un estado físico que ni él tenía seguridad de poder recuperar una vez pasado el extenuante tratamiento al que se sometió para combatir al cáncer.
“La verdad es que no sabía si iba a poder volver al trabajo. En un principio me ponía pequeñas metas a alcanzar. La primera era probar por cuánto tiempo podía mantenerme de pie. Mi primera marca fueron 45 segundos. Después se trataba de intentar superar ese tiempo y empezar a caminar de a poco. Mi objetivo en aquel momento era poder caminar hasta el altar del brazo de mi hija Haley, que estaba preparando su casamiento. Gracias a eso me pude mantener concentrado y mirar hacia adelante, pero lo cierto es que no tenía idea si iba a poder retomar las grabaciones de la serie y a este personaje que me exige tanto”, explica Bridges durante una charla por Zoom con LA NACION. Según el actor, una vez cumplidas sus primeras metas llegó el punto de tener que decidir si abandonaba el proyecto definitivamente o intentaba entrenar para las intensas escenas de pelea que protagoniza su personaje en casi todos los episodios.
“Decidí hacer la prueba y resultó que sí podía construir la parte física de Dan, pero también me preocupaban otros aspectos del trabajo. Tenía dudas de si mi memoria iba a estar lista para aprender y recordar todas mis líneas de diálogo. Como le sucede a mi personaje, que está atento a las señales de la pérdida de memoria porque su esposa padeció de Alzheimer, yo también me di cuenta de que, no sé si por consecuencia del Covid o por mi edad, pero ya me cuesta recordar algunos nombres y algunas veces pierdo el hilo del pensamiento. Definitivamente eso es algo que él y yo tenemos en común”, dice el actor con esa cadencia de viejo hippie despreocupado que tanto hacer acordar a su personaje aficionado a los tragos preparados con leche y vodka y las batas de baño de la película de los hermanos Coen.
Lo cierto es que en The Old Man, Bridges aparece como el intérprete ideal para encarnar la violencia además de las emociones turbulentas de su misterioso personaje. Aunque él prefiere que eso lo evalúen los directores de la serie y el público. Es que después de tantos años trabajando frente a la pantalla, dice Bridges que para él, ver sus películas se parece demasiado a mirar videos hechos en casa. “Me cuesta verlas como películas, porque miro una escena y pienso que después de terminar el rodaje ese día nos fuimos a cenar, me acuerdo de que no había estado muy buena la comida y eso hace que me distraiga de la historia. Pero lo que sí disfruto mucho es de ver a mis colegas en pantalla y cómo resultaron sus interpretaciones”, cuenta Bridges.
En la serie, que ya tiene segunda temporada confirmada, el actor juega al gato y al ratón con el encumbrado Harold Harper, el personaje que interpreta Lithgow. “Antes de enfermarme no había grabado ninguna escena con John y, cuando volví, una de las cosas que me dio más satisfacción fue por fin compartir una secuencia con él. Aunque nunca habíamos trabajado juntos, nos dimos cuenta de que encaramos la interpretación de maneras similares. Nos divertimos mucho. Pasamos largas horas de rodaje sentados en un auto, esperando entre toma y toma y hablamos de todo”, asegura. “Es un actor maravilloso con el que además tengo mucho en común, ya que ambos crecimos en familia de actores”, recuerda el intérprete que a los seis meses debutó en cine con el film Libertad condicional. Allí también actuaban su hermano mayor, Beau, y su mamá, Dorothy, que convencida de que su bebé tenía pasta de artista le sugirió a la actriz Jane Greer, protagonista de la película, que lo pellizcara para hacerlo llorar y que saliera mejor la escena que compartían. Así lo contó hace pocos años Bridges, que no siempre estuvo de acuerdo con la insistencia de sus padres que querían que se dedicara a la actuación.
“A diferencia de otras personas que trabajaban como intérpretes en Hollywood, mis padres nos alentaron para que siguiéramos sus pasos porque ellos amaban profundamente la profesión. Pero claro, ¿quién quiere hacer lo que sus padres le dicen que haga? A mí me interesaban la música, la pintura, cualquier otra cosa que no fuera actuar. Y de todos modos mi padre no se rendía: ‘Jeff, no seas ridículo. Una de las cosas más lindas de la actuación es que te van a pedir que utilices todos tus intereses y los incluyas en tus interpretaciones’, me decía. Me alegra haber escuchado a mi viejo. Creo que tenía razón”, concluye Bridges, que después de más de cinco décadas de carrera, un encontronazo cercano con la muerte y una nueva historia para contar, está listo para seguir adelante por el camino que allá lejos y hace tiempo su padre le indicó seguir.
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