Top Five retro: del éxito impensado de Bonanza a los egos desatados de los protagonistas de Dos tipos audaces
Cinco ficciones que se convirtieron en un objeto de culto en la historia de la televisión, quedaron en la memoria y el corazón de miles de fanáticos hasta el día de hoy
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Cinco series que quedarán por siempre en el recuerdo de todos los televidentes. Cinco éxitos que llegaron a los televisores de todo el mundo y marcaron un antes y un después en la industria de la época. Cinco historias que, a pesar del éxito y la popularidad, guardaron secretos, sufrieron polémicas y hasta renuncias inesperadas. Desde Bonanza a Hechizada, las ficciones retro más predilectas por los lectores de LA NACION durante este 2022.
Bonanza
Esta serie estadounidense -que debutó en 1959 y se mantuvo al aire durante catorce temporadas- se convirtió en un verdadero hito de la cultura popular no solo por sus personajes sino por su tema de apertura que rápidamente se convirtió en un referente del género western. La historia seguía a la familia compuesta por Ben Cartwright, un cowboy veterano que tenía tres hijos (de distintas madres) muy diferentes entre sí pero de valores inquebrantables. Todo transcurría en La Ponderosa, una hacienda enorme que, a lo largo de los 430 episodios, terminó siendo un personaje en sí mismo.
Lorne Greene (el patriarca de la familia), Pernell Roberts (Adam), Dan Blocker (Hoss) y Michael Landon (Joe) era el cuarteto protagonista de esta historia que tuvo que soportar varias amenazas de cancelación hasta que finalmente el público conectó con ella y la convirtió en un verdadero boom. Y a pesar de algunas bajas a lo largo de su tiempo al aire (el actor Pernell Roberts abandonó el proyecto en la séptima temporada mientras que la muerte de Dan Blocker sorprendió al elenco antes de comenzar la última), Bonanza supo ser un éxito hasta el final de sus días.
Sin embargo, su propósito inicial estaba muy lejos de quedar en la historia, ya que dicen que surgió para propulsar la venta de televisores. Es que a mediados de los ‘50, la televisión color buscaba afirmarse en los EE.UU., pero la oferta de contenido todavía no estaba a la altura de la nueva tecnología. Por eso, la cadena NBC (que en ese momento pertenecía a la empresa de electrónicos RCA) le pidió al productor y guionista David Dortort que buscara ideas para un programa de una hora donde el color fuera un elemento fundamental. Y como en ese momento el western mandaba en el gusto del público, la decisión fue sencilla.
Combate
Con la Segunda Guerra Mundial como telón de fondo, esta serie en blanco y negro llegó a una enorme cantidad de hogares alrededor del mundo debutando en la televisión argentina en 1963 por la pantalla de canal 11. Creada por Robert Pirosh, Combate nació como consecuencia de las heridas emocionales y psicológicas que había transitado el cineasta en sus épocas como sargento de Infantería de los Estados Unidos. Se dice que Pirosh necesitaba exorcizar lo vivido y por eso su experiencia en el campo de batalla se convirtió en esta ficción que, en un principio se iba a llamar Men in combat (Hombres en combate), pero los ejecutivos de la cadena ABC decidieron acortar el título para generar mayor impacto. Y lo lograron.
Con Vic Morrow (el sargento Saunders), Rick Jason (el teniente Gil Hanley), Jack Hogan (William Kirby), Pierre Jalbert (Caje), Dick Peabody (Little John), Tom Lowell (Billy Nelson) y Conlan Carter (Doc) al frente de cada misión, esta historia fue un éxito desde su nacimiento, aún cuando su apuesta era arriesgada. Es que, si bien tenía todos los condimentos para encajar en el género, sus tramas no glorificaban la violencia; al contrario, mostraban el lado más humano de los soldados, sus inseguridades, sus miedos, y sus deseos de que todo termine de una vez. La protagonista no era la guerra en sí (como sí sucedía en el cine bélico) sino la patrulla, que estaba siempre a merced del enemigo.
Cinco temporadas y 152 episodios, entre 1962 y 1967, marcaron el camino de gloria de esta serie donde las patrullas se comunicaban en código, utilizando terminología de ajedrez como denominación, y por la cual pasaron estrellas invitadas como Robert Duvall, James Caan, Leonard Nimoy, Dennis Hopper, Charles Bronson, Lee Marvin, Telly Savalas, Mickey Rooney, John Cassavetes, Bill Bixby y Ricardo Montalban.
Las calles de San Francisco
Protagonizada por Karl Malden y Michael Douglas, Las calles de San Francisco marcó la televisión mundial de los ‘70. A lo largo de sus cinco temporadas -y de la mano de Quinn Martin, uno de los reyes del prime time estadounidense- este policial surgió para reflejar la brecha generacional que se evidenciaba en una sociedad turbulenta y dividida, entre otras cosas, por la guerra de Vietnam. Sin demonizar el conflicto, sino abrazando las diferencias en el uso del lenguaje, los puntos de vista políticos, los consumos culturales y, sobre todo, las experiencias de vida, el productor creó una pareja de detectives que representara esos dos mundos innecesariamente enfrentados: el del policía veterano (interpretado por Malden) ya de vuelta de todo, hecho en la calle y acostumbrado a mensurar las sutilezas del comportamiento humano; y el del novato (Douglas) formado en la academia, abrazado a la pureza inmaculada de las teorías y con ansias de cambiar el mundo.
Inspirado en la novela Poor Poor Ophelia de Carolyn Weston, Martin vendió la propuesta a la cadena ABC y el 16 de septiembre de 1972 Las calles de San Francisco desembarcó en el prime time de los sábados. Sin embargo, la audiencia no acompañó y la serie tuvo que mudarse a la noche de los jueves, un enroque que terminó convirtiéndola en las más vistas de la TV. Sin importar el caso a resolver, la ficción -que abordó temas como la distinción de clases y la discriminación hacia la población afroamericana, los inmigrantes ilegales y las disidencias sexuales- encontró la clave del éxito en la química de sus personajes, sus coincidencias y divergencias a la hora de llevar adelante las investigaciones. Demás está decir que esta serie convirtió a un Douglas desconocido en uno de los nombres rutilantes del entretenimiento internacional.
Dos tipos audaces
Sin dudas, Dos tipos audaces fue la serie más cara y ambiciosa de la TV internacional. Con un presupuesto por episodio de 100 mil libras de la época (algo así como 1.300.000 de las actuales), todo era de alta gama: autos únicos (con modelos diseñados exclusivamente por Aston Martin y Ferrari), yates de lujo, champagne y moda de alta costura en las locaciones más exclusivas de Francia, Inglaterra, España, Suecia, Italia, Escocia y Estocolmo. A lo largo de 24 capítulos, Lord Sinclair (interpretado por Roger Moore) y Danny Wilde (encarnado por Tony Curtis) -dos playboys elegantes y millonarios- les presentaron batalla a espías y agentes encubiertos del MI5 inglés, la mafia romana, monarcas africanos, aristócratas ladrones, científicos locos y conspiraciones demenciales. Eso sí, siempre rodeados de las mujeres más bellas, sofisticadas e infartantes de una sociedad que hablaba de la liberación femenina en términos y valores que hoy serían considerados como mera cosificación.
Y si bien la serie estaba destinada a liderar los ratings globales, no pudo sobrevivir al ego de sus estrellas protagonistas. Mientras que la química en pantalla era arrolladora cuando las luces se apagaban Moore y Curtis convertían el set en un infierno. Algo que inevitablemente precipitó la caída de un programa que, 50 años después y con una única temporada, sigue siendo un reverenciado clásico de culto.
Hechizada
Un movimiento de nariz, un sonido muy particular y la necesidad imperiosa de usar su magia para solucionar todo a pesar de haber prometido no hacerlo era la esencia de Hechizada, una serie protagonizada por Elizabeth Montgomery que fue éxito absoluto en los ‘60 y cosechó fanáticos a lo largo del mundo gracias a sus constantes repeticiones.
Creada por Sol Saks e inspirada en el film Me casé con una bruja, esta ficción fue un retrato de la vida doméstica de un matrimonio estadounidense de la época. Samantha es una bruja buena que se casa con Darrin Stephens (Dick York), un ejecutivo publicitario que se entera de sus poderes durante la luna de miel. Enamorada y sumisa, renuncia a utilizar su gracia y a revelar su identidad, pero es incapaz de cumplir su promesa y a falta de varita mágica mueve la nariz con frecuencia para resolver los distintos problemas en los que se mete su marido. A lo largo de los 254 capítulos, la serie pasó del blanco y negro al color, la familia Stephens tuvo dos hijos -Adam y Thabitha- y la controlada bruja del primer capítulo dio paso a una mujer mucho más segura y decidida.
Cuando la serie llegó a su quinta temporada, Montgomery manifestó su cansancio y decidió renunciar. Sin embargo, un jugoso contrato y el 20 por ciento de los derechos del show la retuvieron haciéndola ganar una fortuna. Quien sí renunció fue su esposo en la ficción que sufrió un aneurisma y terminó en el hospital. Dick Sargent fue el elegido para dar vida a Darrin entre 1969 y 1972. Sin explicar el motivo del reemplazo, el personaje continuó con su vida como si nada hubiera pasado, algo que capítulos después se repitió con otros papeles.
A raíz de la escasez de ideas y de la baja audiencia, el show fue cancelado al terminar la octava temporada. La actriz que le dio vida a la bruja más famosa de la TV murió el 18 de mayo de 1995 a los 62 años ocho semanas después de descubrir que padecía un cáncer de colon terminal.
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