Luego de once temporadas en la televisión, la saga zombie se despidió con un episodio redondo en el que no faltaron pistas de lo que se viene dentro del universo creado desde su estreno, en 2010
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Ya resulta muy lejano aquel 31 de octubre de 2010 en el que The Walking Dead estrenó su primer episodio. Los zombies eran una moda vetusta y nada hacía sospechar que la épica de Rick Grimes (Andrew Lincoln) iba a convertirse en una de las ficciones más importantes de la televisión modelo siglo XXI.
Once temporadas más tarde, en su episodio número 177, la ficción llegó a su final. Muchos fans quedaron por el camino, mientras que otros siguieron firmes, demostrando una lealtad incondicional a lo largo de una serie que, si bien tuvo sus altos y bajos, jamás dejó de bucear en las infinitas posibilidades del género zombie. Pero es indudable que este último episodio, titulado “Que descanse en paz”, mostró la cara más inspirada de esta historia y brindó momentos de gran emotividad, en el marco de un cierre que entusiasma porque no lo es tanto.
Los verdaderos enemigos
Uno de los grandes aciertos del último capítulo, es no apostar excesivamente por las escenas de acción, sino realizar un camino inverso, que va de lo macro a lo micro. Durante el episodio hay un enfrentamiento feroz contra una horda de zombies, de esas que tanto enmarcaron a esta aventura, pero el foco de la trama está puesto en el punto concluyente del recorrido hecho por Daryl (Norman Reedus), Carol (Melissa McBride), Ezekiel (Khary Payton) y el resto de los protagonistas. De esa forma, la aventura culmina con la derrota de Pamela (Lailsa Robins), la gobernadora de Commonwealth. Y la escena del clímax no puede ser más simbólica.
Frente a un grupo de personas que pide asilo en ese lugar, Pamela elige ignorarlos y le ordena a su ejército matar a cualquiera que intente entrar por la fuerza. En ese momento llega el grupo principal y exige abrir las puertas de la ciudadela, en un desafío abierto a la autoridad de esa corrupta mujer. Los soldados del Commonwealth apuntan a Carol y a Gabriel (Seth Gilliam), y todo parece indicar que la tensión creciente dará paso a una matanza entre ambos bandos. Pero ante ese escenario, Daryl exclama: “Nosotros no somos los caminantes”, y dicho eso, él recibe a las personas que desesperadamente huían de los zombies.
Se trata de una escena redonda, que se vincula a esa idea atroz que enmarcó el día a día de estos personajes, y es que la verdadera amenaza no son los zombies sino los humanos. Daryl, que con el correr de las temporadas ganó un protagonismo absoluto, le traza un límite a esa lección tan enquistada en este relato sobre cómo “el hombre es el lobo del hombre”. Pero el motociclista destruye ese paradigma a fuerza de confiar en la humanidad, y construye ahí mismo una sociedad sin divisiones, quizá la única forma de tender un puente hacia el futuro y hacia la salvación.
El final de Negan y Maggie
Cuando Negan (Jeffrey Dean Morgan) hizo su debut allá por la sexta temporada, se presentó como el villano definitivo de este universo. Líder de los Salvadores, este brutal enemigo hizo su aparición en una escena que marcó un quiebre: mató a golpes a dos personajes, uno de ellos especialmente querido por los fans. Con el paso del tiempo, Negan se convirtió en símbolo de la gran moraleja que es The Walking Dead, que tiene que ver con qué tan irredimible puede ser un hombre en un marco tan salvaje como el de este apocalipsis zombie (“Todos hemos hecho cosas”, le dice en la misma línea, y no casualmente, Carol a Pamela, en una de las últimas escenas de la serie).
Negan hizo su propio camino, se convirtió en alguien arrepentido por sus pecados, y estableció un vínculo de inesperada lealtad con el grupo central. Pero el asesinato de Glen (Steven Yeun) nunca dejó de ser esa sombra que salpicaba cualquier buena acción que Negan pudiera realizar. Y por ese motivo, es que esa última charla entre él y Maggie (Lauren Cohan), es otro de los momentos de mayor emoción del capítulo final.
Maggie, viuda de Glen, se acerca a Negan y le confiesa que nunca podrá perdonarlo, y que el recuerdo de su pareja gritando su nombre la perseguirá para siempre. En ese diálogo, Maggie indirectamente pide perdón por no saber perdonar y, en algún punto, por reconocer que nunca superará el trauma de ese homicidio. Por su parte, Negan pasó de bestia a humano, de no sentir empatía a angustiarse por recordar quien fue y descubrir que su dolor no solo es por Glen, sino también por saber que nunca podrá enmendar los crímenes cometidos. El de ellos no es un final feliz, pero tampoco es un cierre amargo, sino que marca una de esas conclusiones agridulces que tanto caracterizan a esta historia.
La promesa de un futuro vivo
Rosita (Christian Serratos) se reconcilia con su muerte y observa una sociedad casi feliz, que se encuentra en el umbral de un período de probable esplendor. Ella quiere atesorar ese momento y confía en que llegarán nuevos días similares (aunque no esté para presenciarlos). Carol y Daryl se despiden en un abrazo que simboliza ese amor puro que floreció en un mundo arrasado, y Judith junto a R.J. miran un horizonte de colores vivos. Y por primera vez, los paisajes de The Walking Dead parecen más vivos que muertos.
Sin embargo, el mundo zombie es mucho más amplio, y una última secuencia devuelve a dos personajes clave. Por un lado, Michonne (Danai Gurira) lee una carta escrita por Rick, quien a su vez se encuentra preso en algún tipo de sistema del que poco que sabe (la única pista, es el símbolo de los tres círculos visto en World Beyond). El regreso de quienes fueron grandes protagonistas de la saga, no solo es una caricia a los veteranos fans, sino también la promesa de que aún hay mucho para contar en el marco de este apocalipsis zombie.
¿Y cómo sigue el camino?
Como es sabido, hay varias ficciones en etapa de producción, vinculadas a The Walking Dead. A las ya conocidas Fear of The Walking Dead, Tales of The Walking Dead y World Beyond, se le sumarán nuevos spin off. En abril de 2023 tiene pautada su llegada Dead City, una historia protagonizada por Negan y Maggie, en la que ambos viajarán a una Nueva York devastada en la que se encontrarán no solo con más hordas de zombies, sino también con toda clase de grupos de sobrevivientes.
Por otra parte, y luego de la trilogía de películas cancelada, Rick y Michonne estarán al frente de su propia serie, en la que se explicará qué sucedió con el sheriff luego de la explosión del puente, y cómo será la cruzada de Michonne por reencontrarse con su pareja. Por último, también está en marcha la spin off centrado en Daryl y del que solo se sabe que transcurrirá en Francia (descubrir en qué estado se encuentra la Europa de ese mundo es una premisa de lo más atractiva). De ese modo, si bien la ficción central cerró sus puertas, el futuro inmediato promete muchas dosis más de The Walking Dead.
El final de un recorrido
A lo largo de sus trece años en pantalla, la emisión de The Walking Dead marco un camino que logran muy pocas ficciones televisivas. Cuando llegó a las pantallas del antiguo canal FOX, la moda de los zombies era de todo, menos moda. Los únicos interesados en ese género, eran algunos cinéfilos que miraban con nostalgia las viejas (y no tanto) obras maestras de George Romero, padre fundador del género. Pero esta obra, que empezó con el cómic de Robert Kirkman y su posterior adaptación a la pantalla chica, le dio a los zombies una popularidad impensada, y estas criaturas se convirtieron en las favoritas de los televidentes: no solo volvieron a ser tendencia, sino que se lanzaron ficciones en distintas plataformas (series, películas, cómics y videojuegos) que explotaban el apetito por consumir más y más historias vinculadas a esa temática. Como punta de lanza, The Walking Dead iba al frente demostrando una calidad notable, con héroes, antihéroes y villanos que mostraban el rostro más trágico que puede tener la humanidad, cuando se encuentra al borde de la extinción. Hasta que de golpe, esa oleada pasó.
A medida que la serie se prolongaba a lo largo de nuevas temporadas, el público comenzó a buscar otros senderos. El final del arco de Negan marcó también el que para muchos fue el inicio del ocaso en The Walking Dead, y poco a poco los televidentes abandonaron a Rick a su suerte. A partir de ahí, hubo algunos recursos habituales en las ficciones que buscan recuperar al público perdido, muertes de protagonistas, regresos pedidos y vueltas de tuerca inesperadas. Pero Geg Nicotero (alumno aventajado de Romero y colaborador habitual de esta producción), junto a la showrunner Angela Kang, comprendieron que la serie debía seguir su rumbo, sin prestarle tanta atención al rating. De esa forma, y promediando la décima temporada, The Walking Dead entró en un período de una solidez que no obtuvo la atención que merecía.
Y así llegó el final, con el anuncio de nuevas ficciones que alimentarán el hambre de quienes aún consideran a los zombiescomo los grandes embajadores del terror. The Walking Dead termina un círculo perfecto, un camino en el que promete más aventuras y a las puertas del desafío de reinventarse una vez más. Y aunque el grueso del público quizá ya no les preste tanta atención, los zombies siempre estarán allí, esperando y dispuestos a comernos el cerebro, desde una tele que gracias a ellos demostró una gran inteligencia.
The Walking Dead se encuentra completa en Star+
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