The Staircase, un documental inquietante sobre la muerte de una mujer
The Staircase (Soupçons, Francia, 2004-2018). Creador: Jean-Xavier de Lestrade. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: muy buena.
A fines de 2001, el novelista estadounidense Michael Peterson –héroe de Vietnam y periodista de un diario de Carolina del Norte– clausura una noche de películas y copas al borde de la imponente piscina de su mansión con un trágico descubrimiento: su esposa Katlheen yace muerta al pie de una estrecha escalera en el interior de la casa. O, por lo menos, eso es lo que él cuenta a la cámara del realizador francés Jean-Xavier de Lestrade mientras revisita, paso a paso, aquellas horas. De fondo, la inquietante música de un thriller francés acompaña el llamado de Peterson al 911, su angustiante pedido de auxilio, esos minutos previos a la llegada de la policía y el comienzo de otra historia.
El caso Peterson fue la vedette de los casos policiales a comienzos del siglo XXI y el documental ideado por Lestrade para Sundance Channel en 2005, una fórmula que luego se perfeccionaría en docudramas como Making a Murderer (2015) u OJ: Made in América (2016), encontrando el tono justo entre el misterio y la reflexión. Lo interesante de la mirada de esta versión recientemente estrenada en Netflix , con nuevos episodios (cinco más que los ocho originales que se emitieron en 2005) es el seguimiento que realiza a la figura de Peterson después del juicio, la relación entre la justicia y el poder político en Estados Unidos, el rol de los medios de comunicación y la intromisión en la vida privada de los involucrados, y las incógnitas que persisten respectos a los sucesos de aquella fatídica noche.
Si bien el abordaje de Lestrade aspira a sostener un equilibrio de voces, su cercanía con las posiciones y las estrategias de la defensa hacen que el abogado defensor David Rudolf y su equipo se conviertan en engranajes centrales de la investigación, persiguiendo cada nueva pista y consecuente amenaza. La familia de los Peterson, con hijos adoptivos y biológicos, se convierte en el centro de ataque de la fiscalía, que horada esa postal familiar revelando secretos y exponiendo contradicciones. ¿Qué fue lo ocurrió al pie de la escalera? ¿Un crimen espeluznante o un absurdo accidente? ¿Quién es verdaderamente Mike Peterson? ¿Qué hay de verdad y mentira en su propia vida? Cada episodio tiene preparada una inquietante revelación, que sirve al espectador como una puerta giratoria para acceder a los acontecimientos desde impensados puntos de vista.
Una de las claves de la puesta en escena es usar el formato documental no como sustento de objetividad sino como muestrario de parcialidades. Cada prueba que asoma como irrefutable –las enormes manchas de sangre en la escena del suceso, los brutales cortes en el cuero cabelludo de la víctima, el descubrimiento de la secreta vida sexual de Peterson, la increíble coincidencia con una muerte acontecida quince años atrás– se revela como punto de partida de nuevas disquisiciones: fiscalía y defensa afilan sus estrategias para enfrentar al jurado, definir el carácter del acusado y aspirar a un veredicto favorable.
La decisión de la serie de privilegiar la potencia observadora nunca minimiza la capacidad de análisis del espectador: es desde nuestra posición que intervenimos en los sucesos, le damos nuevos sentidos a testimonios y revelaciones, y formamos parte activa en el puzzle en el que se convierte el caso. Fascinada y al mismo tiempo precisa, la mirada de Lestrade no cae nunca en efectismos ni golpes bajos, trasciende la anécdota criminal para poner en tela de juicio el rol de la justicia y sus interesados participantes, y escapa con profesionalismo a la tentación de erigirse en verdugo moral.
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