The Night Manager: lo que dejó su primera temporada
La excelente serie de espías culminó ayer su primera (¿y única?) tanda de episodios
Casi volando por debajo del radar, la ficción protagonizada por Hugh Laurie y Tom Hiddleston, The Night Manager, demostró un altísimo nivel y un destino de culto. Por ese motivo, repasamos lo mejor de su temporada y cruzamos los dedos por más capítulos, aunque parece que su despedida será definitiva.
Compañero Hiddleston, postúlese para Bond
En esto no hay debate posible: Tom Hiddleston es un actor excelente. Hay quienes lo aman por su costado más indie (como en el gran film de Jim Jarmusch, Only Lovers Left Alive) y quienes lo siguen con fanatismo por sus trabajos más populares (como Loki en varios films de Marvel, por ejemplo). Pero no hay disenso: tiene un carisma que desborda y su encanto va mucho más lejos que cualquier historia que protagonice. Su personaje de Jonathan Pine, un ex militar devenido a encargado nocturno de hotel, devenido a espía de un peligroso contrabandista de armamento, es uno de los héroes trágicos más atractivos de la tele actual. Es interesante la evolución de su rol porque si bien es evidente desde el primer episodio que Pine está totalmente a la altura de las circunstancias, con el correr de los capítulos su compromiso afectivo con algunos personajes como le sucede con Jed (Elizabeth Debicki) empieza a agrietar su profesionalismo haciendo de él alguien más vulnerable.
A lo largo de la temporada, Pine transita por un arco en el que si bien lo profesional prima, lo emocional no deja de agregar su cuota de dramatismo. Pero, ante todo, hay que destacar que el trabajo de Hiddleston y su delicada y compleja composición. De este modo, se ubica como un gran candidato a obtener el puesto de nuevo James Bond. ¡Atentos productores de la saga del 007, que en este actor hay un espía ideal para la pantalla grande!
Hugh Laurie, el villano perfecto
Luego de un gran paseo por la comedia (Laurie participó de varios episodios de Veep), el antiguo Dr. House retoma los caminos del drama con esta serie. Su personaje, Richard Roper, se muestra como uno de los filántropos más grandes del mundo mientras que en realidad esa es la fachada que esconde a uno de los traficantes de armamento más peligroso del planeta. Roper es la quinta esencia del villano en una serie de espionaje: se muestra afable y comprador, mientras que en realidad puede clavarle a cualquiera (¡y en cualquier momento!) un puñal por la espalda. La prueba más evidente del excelente trabajo de Laurie en la piel de Roper es que compone a uno de esos villanos carismáticos, que fascina al espectador lo suficiente como para convertirse en el gran motor de la historia. Y uno de los elementos que más engancha en The Night Manager es justamente la dinámica entre espía y espiado, entre el agente y el delincuente. Roper es un hombre que sin vivir en la paranoia constante entiende que no puede confiar plenamente en su círculo íntimo, porque en sus propias palabras: "Cualquier puede traicionar a cualquiera". De esta forma y siguiendo esa filosofía, Roper pareciera tantear una y otra vez las verdaderas intenciones de Pine, a quien dejó entrar demasiado rápido a su mundo.
Los duelos de miradas entre ambos, en el que parecieran escanearse mutuamente procurando descubrir lo que no deben decir, son el alma de esta excelente serie de espías. Y el enorme villano compuesto por Laurie es en buena medida uno de los tantos (e innegables) atractivos en The Night Manager.
Al maestro con cariño: el mundo de Le Carré
Esta serie está basada en la novela homónima de John le Carré, escritor inglés que logró dominar a la perfección el universo de los espías y las novelas de suspenso. El propio John (y un poco como le sucedió a Ian Fleming que fue comandante en la segunda guerra mundial) formó parte del servicio secreto británico, y de esa manera comenzó a trabajar historias a las que contextualizaba en un mundo al que conocía de primera mano logrando explotar como nadie los universos de espías y siendo así un referente obligado del género. En buena medida, el éxito y la calidad de The Night Manager tiene que ver justamente con la materia prima brindada por Le Carré y su excepcional manejo de esos relatos.
Una de las decisiones más interesantes de la serie fue, justamente, plantearla como una ficción de temporada corta, procurando no estirar hasta lo absurdo el nudo de la tensión y limitándose al verdadero eje del conflicto: la relación entre Pine y Roper. La idea de construir y adaptar esa novela, que ya tiene más de 20 años, a una especie de film de seis horas, era la única manera de abordar correctamente ese universo. Así, The Night Manager es otra prueba sobre lo rico que es el mundo de la televisión y cómo pueden habitar allí historias ambiciosas. Y Le Carré, que hasta se dio el gusto de hacer un cameo, es el gran padre de la criatura.
El episodio final: ¿es necesaria una segunda temporada? (Atención, ¡¡SPOILERS!!)
Apostando a una fórmula clásica y desentendiéndose de las actuales corrientes de cerrar una temporada con una situación de peligro, The Night Manager termina con lo que podría ser un punto final. Luego de que Roper descubre las verdaderas intenciones de Pine, los rivales se enfrentan por última vez y el espía logra una doble victoria, derrota al villano y salva a Jed. De esta forma se despide The Night Manager dejando la posibilidad de una segunda temporada, que bien puede no ser obligatoria. Como miniserie de seis episodios es totalmente redonda y no deja cabo suelto de ningún tipo (más allá de mantener a Roper con vida). Así que la pregunta es: ¿habrá o no una segunda temporada? Por el momento, para bien o para mal, la respuesta es "no". Si bien se manifestó un interés por continuar la historia, la producción de una segunda tanda de episodios presenta un doble problema. Por un lado, el libro no tuvo una secuela, por lo que sería muy difícil escribir un guión que esté a la altura de la historia planteada por Le Carré. Por otra parte, -y éste puede ser el obstáculo más difícil de esquivar-, las agendas de Laurie y Hiddleston están totalmente comprometidas y no sería sencillo volver a convocarlos en un futuro cercano (algo que también sucede con Sherlock y los mil compromisos laborales de sus protagonistas Benedict Cumberbatch y Martin Freeman). Por ahora, The Night Manager nos deja el sabor dulce de una gran miniserie y el amargo de que no haya una segunda temporada.
Pero sea como fuere, lo cierto es que los seis episodios producidos alcanzan y sobran para hacer de esta serie una de las mejores ficciones de 2016.
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