The Newsreader: competencia, desigualdad y apariencias en un fascinante retrato del mundo del periodismo televisivo en la Australia de los 80
Protagonizada por Anna Torv y Sam Reid, la serie recorre algunos de los hechos informativos más relevantes de la década desde la trastienda de un importante noticiero
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The Newsreader (Australia, 2021). Creador: Michael Lucas. Elenco: Anna Torv, Sam Reid, Robert Taylor, William McInnes, Michelle Lim Davidson, Chum Ehelepola, Chai Hansen. Disponible en: Universal+. Nuestra opinión: muy buena.
En el año 1986, el programa de noticias News At Six es uno de los más importantes de Australia. En el escritorio del prime time se sientan Geoff Walters (Robert Taylor), un veterano reportero que cubrió Vietnam como corresponsal de guerra, y Helen Norville (Anna Torv), la estrena femenina de la cadena. Pese a su carisma en pantalla y a su destreza en la lectura de las noticias, Helen debe ceder ante sus colegas por el peso del sexismo que domina en aquellos tiempos. Mientras ella insiste en informes sobre mujeres astronautas o problemáticas indigenistas, los dictámenes vociferados por Lindsay (William McInnes), CEO de la emisora, le exigen buena presencia, subordinación y noticias ligeras.
Harta de los maltratos y los llantos a escondidas, Helen decide dar un portazo en el primer episodio, dejando al programa de noticias en un naufragio imprevisto. En esa misma marea de competencias y ambiciones, navega el joven Dale Jennings (Sam Reid), un talentoso reportero que espera con ansias la oportunidad para obtener minutos al aire y así cumplir sus sueños periodísticos y los anhelos de vanidad y orgullo de su madre.
El gran hallazgo de la serie australiana The Newsreader, creada por Michael Lucas (guionista de series como Sisters y Wentwortha), radica en el intenso retrato del microcosmos de un noticiero televisivo en los años 80 sin descuidar las complejas personalidades de sus integrantes, las ambiciones cruzadas y la competitividad por el negocio de la primicia. Lucas pone el acento en la lógica que enlaza a todos sus personajes, al mismo tiempo que sigue de cerca el vínculo que se construye entre Helen y Dale, dos polos aparentemente opuestos del sistema con más de un punto en común. Ambientada en la ciudad de Melbourne y regida por los hechos claves del período –Paul Hogan ganando el premio al ustraliano del año, el avistaje del cometa Halley, la liberación de Lindy Chamberlain, acusada de asesinar a su bebé, la explosión del trasbordador Challenger de la NASA- la serie esboza un panorama complejo e incisivo del detrás de la construcción de las noticias, que involucra no solo a los directivos de la cadena y su interés por el rating, sino a los aspirantes a ser parte de esos elegidos que forman cada día los complejos meandros de la opinión pública.
La figura de Dale es la puerta de entrada para el espectador. Nervioso y autoexigente, aparece en el primer episodio corriendo para reemplazar el material destruido por la rotura de una cinta de VHS sobre el premio a Paul Hogan, el popular intérprete de Cocodrilo Dundee. Sin embargo, su insistente buena predisposición lo convierte en el perfecto productor de Helen para sus informes, hecho que culmina en la explosión de la conductora y su temporal despido. Atemorizado por el suceso, Dale visita a Helen en su casa para descubrirla tirada en el suelo, dormida por un exceso de pastillas. A partir de allí se forma entre ellos un lazo que asume múltiples derivaciones: una mutua alianza en el trabajo, que permite a Helen recuperar su lugar y a Dale mejorar su dicción en la lectura de los boletines, pero también un incipiente romance que esconde los secretos de Dale sobre su sexualidad y las presiones de un entorno que busca explotar cualquier ventaja.
Siguiendo los célebres modelos de The Newsroom y The Hour, la serie dirigida por Emma Freeman (Desplazados, Secret City, Glitch) nunca pierde su mirada cercana a la realidad australiana, al mismo tiempo que expone las aristas más conflictivas del mundo de las noticias, desde la desigualdad de género, la competencia desleal, el dinero como artilugio para conseguir primicias, las feroces presiones por mantener las apariencias. Si bien cada episodio se concentra en un hecho histórico y su construcción como noticia en la lógica televisiva, lo que resulta fascinante es el entramado de relaciones de los personajes, sin caer en trazos gruesos ni en lugares comunes. Tanto Anna Torv como Sam Reid brindan a sus personajes una carnadura que elude estereotipos, con diálogos inteligentes y una interacción nunca previsible. Detrás de la fachada que cada uno ha edificado para sobrevivir en un mundo donde los egos están a la orden del día, asoma una humanidad desoladora, que bajo su riguroso profesionalismo sostiene su profunda vulnerabilidad.
Renovada ya para su segunda temporada, The Newsreader recorre el mundo del periodismo televisivo de aquella era analógica sin perder contemporaneidad, observando de cerca a sus criaturas, leyendo los cambios que desde aquella época repercuten en el presente, y gestando una mirada inteligente y sin concesiones.
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