La ficción televisiva basada en el prestigioso videojuego de Neil Druckmann llega hoy a la pantalla de HBO adaptado por Craig Mazin de Chernobyl
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De un tiempo a esta parte, los videojuegos evolucionaron a pasos agigantados. De aquellos viejos esquemas de un semicírculo amarillo comiéndolo todo a su paso (y escapando de fantasmitas) a propuestas como The Last of Us hay un abismo comercial y artístico. Ya no importa acumular puntos o machacar botones; los videojuegos ahora apuestan por la solidez de sus historias y sus personajes, buscando fortalecer el ejercicio de la empatía, y a que los jugadores se entusiasmen con relatos inmersivos que cada vez más, se parecen a los del cine y la TV. Los nombres del mundo gamer, como Hideo Kojima o Yu Suzuki, se revelan como autores en el sentido más clásico de la palabra. Los videojuegos son una forma de arte establecida, y The Last of Us es una prueba contundente de eso. La relevancia que adquirió ese título y su secuela durante la última década marca hoy un nuevo hito con el estreno de esta ambiciosa adaptación televisiva en HBO Max. En una charla con LA NACION, el creador del videojuego y guionista de la serie Neil Druckmann, el showrunner Craig Mazin, y los protagonistas de la serie, Pedro Pascal y Bella Ramsey, revelaron los retos y objetivos detrás de este gran proyecto.
Recuerdos del futuro pasado
La historia ya se contó miles de veces. La aparición de un hongo convierte a las personas en zombis y provoca la muerte de millones, dejando a la humanidad al borde de la extinción. Años después, los últimos humanos se agrupan en precarias comunidades haciendo frente a la escasez de recursos. Joel (Pedro Pascal, The Mandalorian) es un contrabandista que carga con el dolor de una muerte muy cercana, y que se muestra escéptico y reacio a establecer cualquier tipo de vínculo. A Joel no le interesa más que subsistir, pero su conocimiento sobre rutas y caminos ocultos lo convierten en la opción ideal para una tarea muy importante: atravesar lo que solía ser los Estados Unidos junto a una niña llamada Ellie (Bella Ramsey). Esa preadolescente esconde un secreto muy valioso: es inmune a la mordida de los infectados, y debido a eso, su sangre podría esconder el secreto para elaborar una vacuna que le ponga un fin a ese apocalipsis. Como es habitual en este tipo de relatos, la relación inicial de Joel y Ellie será fría y distante, pero a medida que los kilómetros avancen y los peligros aumenten, ambos terminarán por conformar un vínculo familiar, y los unirá un afecto que será un salvavidas en la desolación de su mundo.
“Tenemos un gran guion, y una materia prima increíble” reconoció el chileno Pedro Pascal, en referencia a la calidad del videojuego que sirvió de base para la serie, y luego detalló: “Mi primer acercamiento a The Last of Us fueron los libretos de Craig y Neil, y de esa forma este mundo se abrió ante mí. Esos guiones fueron de gran ayuda, y en última instancia el desafío fue respetar la historia original. Yo me sentí muy apoyado por mi coestrella, por nuestros guionistas, nuestros directores y todo el equipo de producción”. Que Pascal destaque el esfuerzo colectivo que significó llevar a la pantalla este relato habla del profundo sentimiento de comunidad que nació en el marco de esta filmación, esa sensación de hermandad que en muchos aspectos define a esta historia, y que si bien comienza con Joel y Ellie, pronto se extiende hacia todos los involucrados con esta propuesta. Ramsey, la actriz británica, conocida por su rol de Lyanna Mormont en Game of Thrones (serie en la que Pascal interpretaba a Oberyn Martell), agrega: “La relación con Pedro progresó a la par de la relación entre Ellie y Joel. Aunque a diferencia de ellos, nosotros al principio nos caímos bien, y con el tiempo nos sentimos más cómodos. Este fue un vínculo que se construyó con el tiempo, y eso lo hizo todo más genuino”.
Con la sombra aún presente del covid, la idea de una pandemia que aniquila a la humanidad resulta al menos inquietante. Y si bien Pascal sonríe mientras subraya que algo como The Last of Us no podría suceder (aunque atención, el hongo que desata el apocalipsis sí existe y se llama Cordyceps fungi, pero solo afecta a insectos), es indudable que el futuro en el que transcurre esta serie remite ligeramente a las cuarentenas de 2020. Y en ese sentido, Bella concluye: “El covid fue una experiencia universal, todos estuvimos en eso, y aunque aquí todo lo que sucede es mucho más extremo, creo que persiste una idea sobre la posibilidad de que ciertos escenarios, ya no se siente tan imposibles. Y por eso creo que este show es tan excitante, porque con el covid tuvimos una muestra gratis de todo esto”.
La mano de Druckmann y Mazin
Craig Mazin no era demasiado conocido hasta que en 2019 escribió y produjo la prestigiosa Chernobyl, una miniserie de HBO que hacía foco en la explosión de esa planta nuclear. Como es sabido, dicha ficción ganó una gran cantidad de premios, e hizo de Mazin uno de los nuevos nombres de peso en la industria televisiva. Pero el prejuicio que hay contra la industria del videojuego (de historias presuntamente “chatas”) hizo que muchos se sorprendieran cuando anunció que su nuevo trabajo sería adaptar un popular título para Playstation. Y Mazin detalla por qué eligió la saga: “Amo los videojuegos y The Last of Us es la historia más bella jamás contada en ese medio. Si bien hay gente que puede interesarse por el programa porque yo formé parte de Chernobyl, en realidad lo importante es que HBO está detrás de esto. En un mundo en el que hay una nueva serie cada cinco minutos, es importante que ellos hayan sabido que valía la pena. Nosotros intentamos hacer un show hermoso y significativo, y espero que otros artistas y narradores nos sigan y hagan lo mismo con otros títulos”. Claro que pensar en este proyecto sin Neil Druckmann, el creador del original, sería un grosero error.
El camino para llevar a la pantalla The Last of Us fue muy largo, según recuerda Druckmann: “Cuando conocí a Craig, le conté que hacía mucho que intentábamos hacer una película pero que no había funcionado porque era demasiada historia para dos horas”. Entre risas, el creador de esta saga recuerda la facilidad con la que fluyó la charla con Mazin, en ese almuerzo en el que se conocieron, y se confesaron lo mucho que admiraban la obra del otro. Y casi como una de esas casualidades escritas por el destino, el diseñador le preguntó al guionista “¿cómo sería hacer del juego una serie de HBO?”, y Druckmann recuerda la respuesta que obtuvo: “Él me respondió que era muy sencillo, solo teníamos que ir al canal. Y dos semanas después, hicimos exactamente eso, tuvimos una reunión con los ejecutivos de HBO, y Craig les habló de la historia. En ese momento, me conmovió cómo hablaba del proyecto, de esos personajes, del amor que se sentían y el dolor que podía venir con ese vínculo. Entonces pensé que Mazin era el socio perfecto. Y luego de eso, los ejecutivos de HBO nos dieron la mano, y nos dijeron que podíamos avanzar”.
Cuando esa reunión llegó a su fin, y ambos artistas tuvieron luz verde para empezar su trabajo, comenzaron los nervios: “Luego de esa charla, me acuerdo que manejaba a mi casa pensando que no podíamos estropear este proyecto. Hay una línea de diálogo en un episodio, en el que un personaje dice que “uno muestra su amor prestándole atención a todas las cosas”. En realidad ese soy yo, Craig Mazin, hablando sobre cómo adaptamos The Last of Us. Todos los detalles, todas las cosas que hicimos, hablan del amor y del tiempo que le pusimos a este intento de proteger la relación que el público tiene con el juego”.
Una serie con ADN argentino
Desde el día uno, Neil Druckmann sabía que su video juego debía ser envolvente, debía contar una historia sólida que atrajera al jugador. Y así como el Jack Horner de Boogie Nights quería que el espectador se interesara por el argumento de sus películas, Druckmann buscaba que con su juego el usuario se involucrara con la historia, más allá de matar a decenas de zombis. A lo largo de un juego que se prolonga por quince horas, la trama navega por climas de gran tensión, otros de excesiva violencia, y varios de inesperada ternura, y todos esos momentos están teñidos por la música de Gustavo Santaolalla.
El reconocido compositor argentino no solo participó de los dos videojuegos de la saga central, sino también de la serie. Y sobre la presencia del músico, Druckmann aseguró: “Gustavo Santaolalla es parte del ADN de The Last of Us. Creo que esta historia sin él sería muy diferente. Sabíamos que iba a darle autenticidad a esta adaptación. Este universo de ficción parte siempre de la colaboración, y en este caso fue muy importante buscar el modo en el que podíamos usar la música de Gustavo, para elevar todo lo que sucedía en pantalla”.
El legado de Joel y Ellie (y de Pedro y Bella)
En el marco de la charla vía Zoom, Bella y Pedro se muestran unidos. Hay un vínculo entre ambos que por la naturaleza de sus personajes no cuesta asociar a una dinámica padre e hija, pero que según confiesa el propio Pascal, va mucho más allá de eso: “En muchas maneras me sentí un protector. Nos tocó trabajar en un lugar en el que nunca habíamos estado, teníamos muchas jornadas de rodaje por delante, en una historia muy oscura y emocional, y si esto era algo enorme de dimensionar para un adulto, me imaginaba cómo podría ser para una niña. Yo no conocía a Bella, pero inmediatamente sentí empatía, y ese fue un sostén para mí, porque estábamos juntos ante este desafío”.
Como sucede en el videojuego, el gran motor del relato es ese vínculo entre dos personajes que vienen con sus mochilas cargadas de pérdidas. Druckmann subraya: “Con Craig sabíamos que Pedro iba a ser muy bueno como Joel, y Bella en sus primeras pruebas como Ellie también se destacó. Pero lo que desconocíamos, era cómo iba a funcionar la química entre ambos. Entonces sucedió el milagro. Pedro tomó a Bella bajo su ala, y verlos conectar no solo en pantalla sino también entre los descansos del rodaje, fue un privilegio”.
The Last of Us es un viaje emocional intenso, es una travesía en la que Joel no solo luchan contra toda clase de monstruos, sino también contra esa sensación de desesperanza que inunda cada lugar. Para ese protagonista, conocer a Ellie fue una forma de redención, y para la actriz que la interpreta, interpretar a esa joven heroína también fue una experiencia que cambió su vida. “Ellie significa mucho para mí”, reconoce Bella Ramsey, y agrega: “Yo pude conectarme con ella de muchas maneras, la amo y para mí es alguien real. Por lo general, estos personajes rudos no son explorados desde un ángulo emocional”. Lejos de la solemnidad, Bella explica la importancia que la niña trajo a la vida de su compañero de ruta, cuando asegura: “Creo que el mayor logro de Ellie fue hacer que Joel vuelva a reír”.
The Last of Us, todos los domingos, a las 22, por HBO. También estará disponible en HBO Max.
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